El primer ministro japonés, Shinzo Abe, anunció ayer un paquete de estímulo fiscal de más de 28 billones (millones de millones) de yenes (US$ 265.000 millones) para reactivar la economía del país.
“Debemos impulsar la demanda doméstica y poner la recuperación de la economía en una posición aún más firme”, señaló la autoridad, en un discurso transmitido por el canal público NHK. El anuncio aumenta la presión para que el Banco de Japón (BoJ) añada estímulos monetarios en su reunión programada para mañana.
El oficialismo tiene a favor la reciente victoria en las elecciones legislativas, pero se enfrenta a un escenario de fondos fiscales limitados, por lo que se espera que el gobierno emita nuevos bonos para solventar el programa. Con ello, aumentaría el nivel de deuda que, antes del anuncio, el FMI estimaba en casi 130% del PIB para el final de este año.
“El problema más grande para el mercado es cómo se financiará este programa”, señaló el estratega monetario de Commerzbank, Thu Lan Nguyen. Agregó que “hasta ahora, parece que el BoJ no está listo para hacer algo nuevo y eso aumenta el potencial de mayor caída del dólar antes de la reunión del viernes”.
Por su parte, el economista jefe de Mizuho Securities en Tokio, Yasunari Ueno, advirtió que “los ingresos por impuestos no están aumentando y los fondos son limitados”.
El tamaño del estímulo ha dado espacio a especulación. Según el periódico Nikkei, el plan incluye 6 billones de yenes en gasto nuevo, pero sólo un tercio de eso sería adicional al presupuesto de este año.
El martes, el gobierno había anunciado un aumento del salario mínimo de 3% para el presente año fiscal, una medida que se presentará con urgencia ante el Poder Legislativo en un esfuerzo para aumentar el gasto de los consumidores.