DOLAR
$956,15
UF
$39.275,37
S&P 500
6.259,75
FTSE 100
8.941,12
SP IPSA
8.231,92
Bovespa
136.187,00
Dólar US
$956,15
Euro
$1.118,26
Real Bras.
$171,95
Peso Arg.
$0,76
Yuan
$133,30
Petr. Brent
70,36 US$/b
Petr. WTI
68,45 US$/b
Cobre
5,60 US$/lb
Oro
3.364,00 US$/oz
UF Hoy
$39.275,37
UTM
$68.923,00
¿Eres cliente nuevo?
REGÍSTRATE AQUÍEl país está disfrutando de un crecimiento sólido y los datos del PIB que se publican el jueves apuntarían a una expansión mayor de la esperada.
Por: María Akbulyakova
Publicado: Lunes 16 de octubre de 2017 a las 04:00 hrs.
El presidente chino, Xi Jinping, abre el miércoles el 19º Congreso del Partido Comunista, el mayor evento político del país asiático, y que será la muestra más clara hasta ahora del poder que acumuló en su primer período el líder chino, considerado el más influyente desde los tiempos de Deng Xiaoping.
Como lo hacen cada cinco años, más de 2.300 miembros de la élite política se reunirán durante una semana en el Gran Salón del Pueblo, la sede del parlamento situada en la emblemática plaza de Tiananmen, para aprobar –formalmente- las direcciones de política nacional para el próximo lustro.
El foco de atención estará puesto en el Comité Permanente del Politburó y en el Politburó en sí, los centros del poder que serán reelegidos al final del evento y por primera vez reflejarán completamente la mirada del actual presidente.
Cinco de los siete miembros del comité y diez de los 25 del Politburó alcanzaron el umbral informal de 68 años para jubilarse. Entre ellos, Wang Qishan, el “zar” anticorrupción, pero también el funcionario más experimentado en economía que guió al país hacia la recuperación de la crisis de 2008.
Según expertos, Xí podría violar la regla no escrita y promocionar a Wang para seguir en el Comité Permanente. “Wang es importante para Xi”, dijo a Reuters Zhang Lifan, historiador chino.
Pero con la movida el presidente, de 64 años, también buscará preparar el terreno para permanecer en el poder después de 2022, cuando termina su segundo mandato. El año pasado, un funcionario del think tank del partido dijo que la regla es “folklor” y puede ser “ajustada”.
En tanto, otro puesto en juego será el del primer ministro Li Kequiang. Las diferencias entre Xi y su “número dos” se han suavizado una vez que el presidente logró quitarle poderes económicos, pero su sustitución podría significar que Xi no tolera a nadie que no sean sus seguidores más leales.
Los predecesores de Xi tradicionalmente incorporaban al comité a los líderes jóvenes considerados sus sucesores en cinco años más.
Pero el actual mandatario –que también preside el Comité Central comunista, es jefe del Ejército y fue nombrado el “núcleo” del partido- puede aspirar a acabar con la tradición.
Además de la ausencia de caras jóvenes en el nuevo máximo órgano chino, una clara señal de consolidación del poder de Xi sería la aparición de su nombre en la Constitución del partido: ahora, el documento hace referencias a Mao Zedong y Deng Xiaoping, reconocidas autoridades comunistas, pero no a su predecesores inmediatos, Jiang Zemin y Hu Jintao.
Aparte de las señales de fortalecimiento personal de Xi, los mercados también estarán mirando qué significan los nuevos nombramientos para la agenda económica: expertos pronostican que el mandatario promocionará las personas con experiencia en regiones y bajará el número de representantes de las empresas estatales, el punto débil de la economía china.
El congreso tiene lugar cuando el país disfruta de un crecimiento económico sólido que hizo desvanecer las preocupaciones sobre una abrupta desaceleración del gigante asiático.
El Producto Interno Bruto creció 6,9% en la primera mitad del año, gracias a las exportaciones y el consumo interno. Y los pronósticos para el dato del tercer trimestre –que se publica el jueves-, de 6,8%, apuntan a que la expansión anual sobrepasará las expectativas oficiales, de 6,5%. Si la cifra final supera al 6,7%, significará la primera aceleración del crecimiento en siete años.
“China vio un crecimiento mediano a rápido y un mejoramiento en la estructura económica en los últimos años”, aseguró la semana pasada el jefe de la Oficina Nacional de Estadísticas, Ning Jizhe.
Sin embargo, hay un riesgo para la solidez actual: a pesar de que varias organizaciones, incluyendo al FMI y el Banco Mundial, elevaron sus pronósticos para la segunda economía mundial, también advirtieron sobre un endeudamiento excesivo del país, el principal motor del crecimiento del último tiempo.
A pesar de que el gobierno parece estar decidido a enfrentar los problemas estructurales, reduciendo la sobrecapacidad de las empresas estatales y atacando la burbuja inmobiliaria, el ritmo de cambios ha sido menor de lo esperado.
En septiembre, la agencia S&P rebajó la calificación crediticia del país, de AA- a A+.
La semana pasada, en una rara muestra de descontento, el presidente del banco central, Zhou Xiaochuan, destacó la necesidad de acelerar las reformas para abrir el país a la inversión extranjera. “Si perdemos la ventana de oportunidades, el costo de las reformas será más alto en el futuro”, afirmó a la revista financiera china Caijing.
Pero las recientes declaraciones de Xi dan lugar a dudas: a fines de septiembre, advirtió que el marxismo debe permanecer como la ideología central sin la cual “nuestro partido perderá su alma y su dirección”.
Corte Suprema respaldó el actuar de la alcaldía, pero el privado busca una millonaria indemnización, lo que ya fue rechazado por la justicia en primera instancia.
El anuncio, que la secretaria de Estado realizó durante la cuenta pública desde la Universidad de O´Higgins en Rancagua, refleja una leve alza respecto de la última medición de 2022 que lo situó en 0,38%.