Aunque en público, los funcionarios de la Casa Blanca siguen asegurando que se evitará un default antes del plazo fatal del 2 de agosto, lo cierto es que el gobierno ya se está preparando para lo peor. Las autoridades esperarán hasta el cierre de los mercados a las 16:30 hoy viernes para anunciar un “plan B”.
De este modo, el impacto sobre las acciones será menor y los funcionarios en Washington podrán marcharse a sus hogares a pasar el fin de semana esperando que el lunes haya buenas noticias que celebrar.
En ese plan quedarán establecidas las prioridades de pago del gobierno en caso de que el Congreso no logre un acuerdo para subir el techo de la deuda pública antes del martes. Según fuentes oficiales que pidieron reserva de su identidad, la Casa Blanca privilegiará el pago de intereses a los tenedores de bonos. El Tesoro ha informado que hay títulos por cerca de US$ 90 mil millones que se vencen el jueves 4 de agosto y otros US$ 30 mil millones el 15 de agosto. En total, más de US$ 500 mil millones en bonos tienen fecha de maduración el próximo mes.
Con esto se evitará un default en la práctica, aunque inevitablemente se dejarán de cubrir otros pagos, como los gastos del servicio público y los programas del gobierno menos vitales.
Desacuerdos internos
Mientras tanto, Republicanos y Demócratas siguen sin llegar a acuerdo sobre un plan para recortar la deuda y cada partido está impulsando su propio proyecto.
La propuesta del republicano John Boehner, que originalmente debía ser votada en la Cámara el miércoles, fue aplazada un día debido a problemas con su diseño que restaban alcance al ajuste. Y ayer, nuevos contratiempos obligaron a postergar nuevamente su revisión.
Después del segundo quiebre Boehner salió a defender su estrategia como “un sincero y honesto esfuerzo para resolver la crisis de una manera bipartidista”. Sin embargo, tras la postergación, varios representantes republicanos que previamente habían expresado críticas al plan abandonaron su oficina.
Por su parte, los Demócratas trataron de capitalizar los problemas de sus rivales para reunir apoyo para su propuesta. Los parlamentarios oficialistas se oponen férreamente a una cláusula del plan de Boehner, que eleva el techo de la deuda en dos tramos, el segundo en 2012, en medio de la campaña electoral, lo que augura que la volatilidad se mantendrá. Pero los Demócratas estudiaban anoche incorporar a su plan otra cláusula republicana que podría ayudar a reunir apoyo en torno a su iniciativa. Se trata de un mecanismo de gatillos automáticos. De este modo, si no se cumplen ciertas metas de ahorro , se activan medidas pre definidas, como recortes en el gasto o alzas de impuestos.
El patrocinador del plan oficialista, Harry Reid, estaba listo ayer para reaccionar. El líder de la mayoría demócrata en el Senado dijo que si la Cámara finalmente aprobaba el esquema rival, se movería de inmediato para rechazarlo en el Senado, e ingresar en la cámara alta su propio proyecto de manera que pueda ser votado durante el mismo fin de semana.
“Varita mágica”
En medio de las discusiones, las autoridades reiteraron sus augurios de que un default de la deuda de EEUU tendrá serios efectos para la economía local y mundial.
El presidente del Banco de la Reserva Federal de San Francisco, John Williams, admitió ayer que el banco central “no cuenta con una varita mágica que le permita a la economía atravesar una crisis de esta magnitud sin verse afectada”.
Los observadores, de todos modos, han cuestionado el silencio en que se ha mantenido la Fed. La entidad, que además es el regulador del sistema financiero, no ha entregado señales sobre las medidas que tendrían que adoptar los actores de la industria en caso de un impago.