Las economías emergentes han experimentado una “década dorada” de crecimiento en los últimos años, reduciendo la brecha que las separaba de las potencias desarrolladas. La tendencia se profundizó tras la crisis financiera, gracias a que una sólida expansión de China blindó a los principales productores de materias primas.
Pero, las señales de que EEUU se apronta a frenar su política de estímulo está volviendo a poner el foco de los inversionistas en los desarrollados, y restando dinamismo a economías emergentes que muestran crecientes señales de desaceleración.
Un cambio similar de tendencia fue lo que reflejó esta semana el reporte de competitividad global del Foro Económico Mundial.
Según el informe, Estados Unidos repuntó del séptimo al quinto lugar en el índice, su primera mejoría en los últimos cuatro años.
En cambio, el Foro advirtió que las principales economías de Latinoamérica están perdiendo el impulso que mostraron en los últimos años. Según la última versión del informe, “la mayoría de los países (de la región) se están estancando en su desempeño de competitividad”.
Se agotó el combustible
El estudio explicó que esto se debería a un cierto agotamiento de las fuentes tradicionales utilizadas por las naciones latinoamericanas para lograr avances en este tema. El reporte detalló que estas ganancias se basaron en un buen manejo macroeconómico, mejoras en las condiciones del crédito y, en algunos casos, mejor funcionamiento de los mercados financiero, laboral y de bienes.
Si se consideran América del Sur y México, las principales economías de la región registraron un nivel de competitividad menor frente al año pasado. Sólo dos naciones mejoraron su ubicación (Bolivia y Ecuador), mientras que Colombia y Perú mantuvieron sus puestos.
Brasil fue uno de los países con mayor descenso, al pasar desde el lugar 48 al 56. Entre los factores que contribuyeron a la caída están un ligero deterioro en algunos indicadores macroeconómicos, una estrechez en el acceso al crédito y una falta de avances significativos en algunos de los desafíos más urgentes que enfrenta la mayor potencia regional, entre los que se cuenta el funcionamiento de las instituciones y la calidad de la infraestructura y la educación. Argentina fue otra de las economías que anotó una fuerte disminución al bajar diez ubicaciones hasta el puesto 104.
El organismo sugiere reformas para mejorar el funcionamiento de las instituciones, la infraestructura, la distribución de factores de producción a través de una mayor competencia y la base de habilidades, tecnología e innovación.