El cierre del gobierno estadounidense ya se convirtió en el más largo de la historia de ese país y, sin indicios de una pronta solución, su impacto económico se agrava.
Ahora, en su día 36, el cierre ha superado el récord anterior establecido a principios de 2019, durante el primer mandato del presidente Donald Trump. Cada semana que transcurre le cuesta a la economía entre US$ 10 mil millones y US$ 30 mil millones, según estimaciones de analistas, y varias estimaciones alcanzan los US$ 15 mil millones.
En el pasado, el impacto en el crecimiento económico ha sido temporal, ya que los empleados suspendidos recibían el pago retroactivo y el gobierno federal compensaba el gasto suspendido una vez que se reanudaba la actividad.
Este cierre, sin embargo, promete causar más daño, y no solo por su duración, según los economistas. La economía es más frágil que hace siete años, y muchos estadounidenses están preocupados por la inflación y las perspectivas laborales.
A diferencia del cierre del gobierno de 2018-2019, las consecuencias van más allá de los empleados federales que no reciben su salario, afectando a millones de estadounidenses que pierden el acceso completo a la asistencia alimentaria de cara a las fiestas navideñas.
"Históricamente, la experiencia demuestra que los cierres del gobierno no provocan catástrofes", afirmó Jonathan Millar, economista sénior para Estados Unidos de Barclays. "Esta vez podría ser diferente".
Incertidumbre y menor crecimiento
Durante el cierre del gobierno, la administración Trump intentó despedir a miles de empleados federales y sugirió que no se debería pagar retroactivamente a la totalidad de los aproximadamente 650.000 trabajadores suspendidos. Si bien estos esfuerzos podrían fracasar, han generado mayor incertidumbre sobre la recuperación económica.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), dependiendo de su duración, el cierre podría reducir el crecimiento económico del cuarto trimestre hasta en dos puntos porcentuales. Si el estancamiento se extiende hasta la semana de Acción de Gracias -a fines de noviembre-, se perderán alrededor de US$ 14.000 millones, indicó la CBO.
Las repercusiones en el sector privado ya se están haciendo sentir: desde contratistas gubernamentales inactivos hasta empresas que dependen del turismo, afectadas por el cierre de ciertos parques y museos.
Algunos de los aeropuertos más concurridos del país están experimentando retrasos debido a la escasez de controladores aéreos, quienes se encuentran entre los empleados que deben trabajar pero no reciben salario.