¿Por qué Janet Yellen es la mujer perfecta para este momento?
La ex presidenta de la Reserva Federal es la opción ideal como secretaria del Tesoro de Biden. Estable y modesta, toma decisiones basándose en los datos y disfruta de la confianza de los progresistas y también de muchos conservadores.
Es casi imposible en este momento de polarización política encontrar un secretario del Tesoro que satisfaga a todos. Pero Joe Biden lo hizo muy bien, porque el presidente electo de Estados Unidos ha hecho precisamente eso al elegir a Janet Yellen, la ex presidenta de la Reserva Federal, para el cargo.
Una líder estable y modesta, toma decisiones basándose en los datos y disfruta de la confianza de los progresistas y también de muchos conservadores. Ha recibido elogios de economistas de todo tipo, desde Joseph Stiglitz hasta Kenneth Rogoff. Esto le será muy útil en Washington.
"Lo que pasa con Janet, y una de las razones por las que a los mercados y el sector laboral siempre les ha gustado, es que no es una ideóloga", dice Michael Greenberger, profesor de derecho de la Universidad de Maryland que trabajó en la regulación de los mercados de derivados durante la administración Clinton, cuando Yellen era presidenta del Consejo de Asesores Económicos.
"Se toma su tiempo, estudia toda la información y cuando habla, lo que dice casi siempre es incontestable porque es muy factual". Dicho esto, Yellen tiene sus propias creencias profundamente arraigadas que influirán en la forma en que dirige el departamento del Tesoro.
La primera y más importante es su creencia en el impacto humano de la economía. Como me dijo en enero de 2014 después de ser nombrada presidenta de la Reserva Federal, los banqueros centrales tienen "un papel importante en la política pública y la responsabilidad moral de participar en ella".
Su tarea, en su opinión, no se trataba sólo de "combatir la inflación o monitorear el sistema financiero. Sino de tratar de ayudar a las familias comunes a recuperarse y de crear un mercado laboral donde las personas puedan sentirse seguras, trabajar y prosperar".
Como hija de un médico de familia en el barrio de clase trabajadora de Bay Ridge, Brooklyn, quien creció viendo a su padre tratar a los estibadores y los obreros de las fábricas desde la consulta de su casa (pagaban US$ 2 por ser atendidos, o no, dependiendo de si tenían empleo), tiene un conocimiento profundo de los efectos sociales más amplios del desempleo.
Según ella, "la economía debería consistir en cuidar a las personas reales". ¿Qué podría ser más apropiado en la era de la pandemia de Covid-19 ? De hecho, es la persona perfecta para ayudar a definir e implementar las ideas de Biden sobre la "economía solidaria", cuyo propósito es priorizar el trabajo en campos como la atención sanitaria, la enseñanza y el cuidado infantil.
Aunque estos empleos requieren las mismas habilidades que es poco probable que resulten sustituidas por la tecnología —como la empatía, el contacto y el cuidado humanos— suelen ser infravalorados y mal pagados. Pero no siempre, como sabe cualquier persona adinerada que contrate a una niñera.
Después de pasar por la experiencia de contratar a una cuidadora para su propio hijo, Yellen y su esposo, el economista George Akerlof, escribieron un artículo, del cual se habló mucho, en el que explicaban por qué las empresas no siempre reducen los salarios, incluso aunque haya un exceso de mano de obra. "Cuando contratas a una niñera, la pregunta que te haces es: '¿Qué es lo mejor para mi precioso hijo?' ¿Y realmente quieres a alguien que sienta que tu propósito en la vida es minimizarla cantidad que gastas en tu hijo?". La respuesta es no.
Su artículo mostró que los salarios pueden ser mucho mayores de lo esperado cuando se valoran las emociones humanas. Resulta que los Padres Racionales pueden comportarse de forma muy distinta al Hombre Racional. Este conocimiento se volverá cada vez más relevante, dado el cambio a lo digital y la forma en que desplazará a los trabajadores del conocimiento más arriba en la jerarquía laboral y posiblemente creará más demanda de trabajadores "esenciales" del corazón y la mano.
La otra creencia profundamente arraigada de Yellen es que la política económica debe enfocarse más en la gente común que en Wall Street. Steven Mnuchin, el secretario del Tesoro saliente, ha hecho su trabajo más difícil al decidir asignar US$ 455 mil millones en fondos no gastados de la Ley CARES (Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica por Coronavirus) en una cuenta de la que Yellen necesitará autorización del Congreso para usar.
Pero su nuevo puesto también la convertirá en jefa del Consejo de Supervisión de Estabilidad Financiera (FSOC, por sus siglas en inglés). Eso le dará muchísimo poder para revertir los esfuerzos de desregulación de la administración Trump sin tener que pedirle nada al Congreso.
El FSOC reúne a nueve de los principales reguladores bancarios y del mercado, desde la Comisión de Valores y Bolsa (SEC, por sus siglas en inglés) y la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos (CFTC, por sus siglas en inglés) hasta la Agencia Federal de Financiamiento de Vivienda (FHFA, por sus siglas en inglés) y la Oficina de Investigaciones Financieras (OFR, porsus siglas en inglés), una importante agencia de análisis de riesgos sistémicos que fue eviscerada por el presidente Donald Trump.
Como presidenta del FSOC, Yellen estará en una posición sólida para definir la naturaleza de las futuras regulaciones. Puede convocar reuniones cuando desee y comenzar a poner en práctica algunos de los estándares regulatorios Dodd-Frank que se han socavado. De hecho, apuesto a que trabajará muy estrechamente con Gary Gensler, un asesor de mercados financieros de Biden y estricto ex guardián de la CFTC, y con el actual presidente de la Reserva Federal, Jay Powell, con quien tiene una buena relación, para lograr exactamente eso.
Será una buena medida en un momento en que la deuda y el riesgo sistémico en el sistema financiero, particularmente de entidades no bancarias como el capital privado, son preocupantemente altos. Volver a regularlos mercados financieros puede ser incluso más importante que el impulso político en pos de un mayor estímulo fiscal, porque invertir dinero en un sistema que lo canalizará a sitios improductivos no ayudará a la gente común.
Necesitamos pasar a una economía basada más en el crecimiento del empleo y los ingresos que en las burbujas de precios de los activos. No puedo imaginarme a nadie mejor que Yellen para que convierta esto en realidad.
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