Para los gobiernos europeos, que desestimaron las advertencias sobre su excesiva dependencia del gas ruso, los años posteriores a la invasión a Ucrania (a inicio de 2022), y su impacto en el suministro, han dejado una dolorosa lección, a medida que el lento y difícil ajuste a un nuevo esquema ha tenido un alto costo para su economía y población.
Aunque también ha planteado desafíos, la transición ha sido menos compleja para Rusia, que no ha tenido dificultades para encontrar interesados en su energía barata, especialmente China e India, que parecen nunca tener suficiente combustible para alimentar su acelerado ritmo de expansión.
Aun así, Moscú no quiere más frentes abiertos, y está apurando ahora los planes para diversificar sus envíos de gas y petróleo. Así, la semana pasada Moscú y Beijing finalmente firmaron un esperado memorando para avanzar en la construcción de Power of Siberia 2 (PS2), un megagasoducto que busca reemplazar la demanda de energía de Europa por la de China.
Durante la visita de Vladimir Putin a Beijing, el director de Gazprom, Alexey Miller, confirmó la firma de un memorando legalmente vinculante para desarrollar el proyecto.
Su trayecto de alrededor de 2.600 kilómetros, atravesando Rusia y Mongolia para llegar a China, no es el más largo a nivel mundial, por debajo de los más de 3 mil kilómetros de su predecesor, Power of Siberia 1 (PS1), pero los hasta US$ 450 mil millones necesarios para su construcción son 10 veces mayores, y lo convertirán -según Miller-, en la mayor inversión en infraestructura energética de la historia.
Por otra parte, su capacidad para transportar 50 mil millones de metros cúbicos anuales de gas, sumados a los 38 mil millones de metros cúbicos anuales que China ya recibe a través de PS1 y otros ductos como la red Sakhalin-Khabarovsk-Vladivostok (8 mil millones de metros cúbicos anuales) inyectarían a China cerca de 96 mil millones de metros cúbicos anuales de hidrocarburos rusos, más de la mitad que los 150 mil millones de metros cúbicos anuales que el Kremlin vendía a la Unión Europea antes de la guerra a través de Nord Stream y otros gasoductos. De este modo, nunca antes un único cliente había absorbido tal proporción del gas ruso.
De Europa a China
Hasta 2021, Rusia suministraba 45% del gas importado por la Unión Europea. Alemania dependía en más de la mitad de Moscú e Italia en 40%. Sin embargo, la invasión a Ucrania alteró ese panorama: en 2023 la cuota rusa cayó a 15%, reemplazada por gas noruego, estadounidense y argelino.
En ese contexto, Moscú busca consolidar a China como su nuevo destino estratégico. Según estimaciones, el precio del gas enviado a Beijing sería inferior al que se cobraba en Europa, en un esfuerzo de Moscú por asegurar clientes estables.
China depende en gran medida de importaciones de gas. De acuerdo a un estudio del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (Ieefa, sigla en inglés) de Estados Unidos, el mercado chino de Gas Natural Licuado (GNL) está en auge. A 2024 las importaciones aumentaron 4%, alcanzando los 106 mil millones de metro cúbicos. El suministro del país provino de Australia (34%), Qatar (24%), Malasia (10%), Rusia (9%) y Estados Unidos (6%).
Pero el nuevo gasoducto ofrecería a Beijing una alternativa más barata y segura frente al GNL transportado por mar, expuesto a rutas marítimas como el Estrecho de Ormuz, por donde transita 20% del comercio global de este recurso.
El proyecto puede cambiar la economía de las empresas que actualmente están considerando invertir más en la construcción de terminales de exportación de GNL, particularmente en Estados Unidos, dijo Anne-Sophie Corbeau, investigadora global del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia a Financial Times. "Esta es una señal muy clara... de repente, estamos eliminando 50 mil millones de metros cubicos anuales (de demanda) de la ecuación. Para quienes quieran tomar decisiones de inversión definitivas ahora, me preocuparía un poco", dijo.
Un acuerdo en suspenso
Pese al anuncio de Miller sobre el memorándum vinculante entre Rusia y China, no es un acuerdo definitivo.
Los medios estatales chinos no mencionaron específicamente el pacto, limitándose a indicar que ambas partes habían firmado más de 20 documentos de cooperación, incluyendo al sector energético. Y citaron al presidente Xi Jinping destacanbdo que una "sólida conectividad debe ser una dirección clave, mediante la promoción activa de proyectos transfronterizos de infraestructura y energía que conecten a los tres países".
Para China, la abundancia de GNL proveniente de otros países disminuye su urgencia de incrementar las compras a Rusia, lo que le da margen para negociar con más calma.
De acuerdo con fuentes citadas por The Wall Street Journal, las autoridades chinas aplican un límite informal de 20% al volumen que se importa de un solo proveedor. Esa regla, diseñada para evitar una dependencia excesiva, ha sido un freno constante en las conversaciones con Moscú, pese a los anuncios de que el acuerdo por el PS2 estaba próximo a concretarse.
Debido a la imposibilidad de que se reactiven las exportaciones de gas a los países de Europa, que aspira a eliminar por completo la energía proveniente de Rusia para 2027, cualquier acuerdo será más beneficioso para China, explicó Alexander Gabuev, director del Centro Carnegie Rusia Eurasia a WSJ.