“En último término, la única manera en que se crea valor es a través de las empresas”

por Renato García Jiménez



La globalización ha llevado a una creciente integración en el mundo de los negocios, con las empresas recurriendo cada vez más a alianzas para extender su alcance y ganancias. Bajo esta política de acuerdos, sin embargo, persiste en muchos casos una relación de competencia, donde cada una de las partes trata de aumentar su beneficio en desmedro de la otra. 
Pero en los últimos años, entre los expertos en estrategias de negocios, ha comenzado a surgir un nuevo foco que busca aumentar la creación de valor a través de la colaboración en vez de la competencia. Robert Kaplan, profesor de la escuela de negocios de la Universidad de Harvard y co-creador del revolucionario modelo de Balance Scorecard, es uno de los principales referentes de esta escuela. “Las compañías no sólo están buscando cada vez más formas de colaborar entre ellas para crear un valor compartido, sino que están colaborando con el sector público, representantes locales y ONG para crear un valor común con las comunidades donde operan”, explica el experto que en los próximos días llegará a Chile para encabezar el seminario “Estrategia & Colaboración, Para un Desarrollo Sostenible”. El encuentro, organizado por la consultora especializada Symnetics, se realizará el 30 de noviembre en el centro de eventos Casapiedra.

- ¿En qué se basa este esquema de creación de valor?
- Es un sistema basado el Balance Scorecard. En los últimos años hemos visto a las organizaciones usar este enfoque no sólo para implementar las estrategias de sus unidades de negocios, sino también para vincularse con otras organizaciones y crear valor a través de alianzas.

Algunas compañías están trabajando en forma muy estrecha con sus proveedores y clientes clave y la forma en que refuerzan esa relación es alcanzando acuerdos sobre un Balance Scorecard de estrategia común que agregue valor a ambas organizaciones. Así que, a diferencia de la mayoría de las alianzas, donde cada uno trata de obtener el máximo para cada uno a expensas del otro, la idea clave aquí es cómo crear más valor que pueda ser compartido por ambas organizaciones.

- ¿Cuáles son los últimos desarrollos en este modelo?
- Recientemente hemos comenzado a ver el surgimiento de un nuevo concepto, en que las compañías no sólo trabajan con otras empresas, sino que también se asocian con las comunidades en las que operan, y en ese contexto tienen que preocuparse no sólo de sus ganancias económicas, sino también los beneficios que generan a través de mejoras en el medio ambiente, las condiciones sociales para sus empleados y la gente en las comunidades donde producen.

- ¿Este enfoque puede ayudar a las empresas a afrontar mejora la actual turbulencia económica?
- Los problemas del ambiente global no están relacionados con esto. La crisis europea fue causada por acciones muy irresponsable de los gobiernos, particularmente Grecia e Italia. Pero sí está relacionado con la crisis financiera de 2007-08, donde muchas personas se sintieron decepcionadas de las compañías, particularmente las financieras, que buscaron ganancias privadas a costa del público y el resultado es que todavía hay mucha preocupación acerca del capitalismo.

- ¿Y cómo cambia este escenario desde la creación de valor compartido?
- Hay dos ideas centrales. En último término, la única manera en que se crea valor es a través de las empresas operando en el sistema de mercado. Ningún gobierno nunca ha creado crecimiento o riqueza. Las compañías deben realizar su trabajo, diseñando nuevos productos y servicios, mejorando su eficiencia y productividad. Eso es lo que realmente crea una enorme riqueza para la sociedad. Pero, no funciona en forma perfecta, y parte de esa riqueza financiera es repartida en forma desigual, lo que incrementa la desigualdad. Y además, no todos los bienes y servicios que las empresas usan son tratados de manera adecuada, en particular el medio ambiente, el agua, la energía.

La sociedad no quiere más contaminación y desperdicio de sus recursos naturales, así que las compañías que van a sobrevivir y sostenerse en el futuro serán aquellas que son sensibles no sólo a su desempeño económico y financiero sino también que puedan operar en sus comunidades para crear un valor común.