Los expertos en el sector del
automóvil del Gobierno de EE.UU. inician esta semana una nueva ronda
de conversaciones con General Motors (GM), mientras aumentan las
señales de que la empresa se declarará en suspensión de pagos.
Los integrantes del Grupo Presidencial del Automóvil (GPA),
encargados por el presidente estadounidense, Barack Obama, de
supervisar la reestructuración del sector, iniciarán hoy en Detroit
una nueva ronda de conversaciones sobre el futuro de General Motors.
Sobre la mesa de negociación están las acciones que GM se verá
obligado a tomar en las próximas semanas para intentar mantener la
empresa con vida, especialmente la reducción de su deuda no
asegurada (unos US$ 28.000 millones) y las obligaciones
financieras con sus trabajadores (otros US$ 20.000 millones).
Pero cada vez parece más evidente, que el principal fabricante
estadounidense de automóviles se declarará en suspensión de pagos el
1 de junio, cuando expira el plazo dado por el presidente Obama para
que GM consiga finalizar los detalles de su reestructuración.
Hoy, la firma JPMorgan Chase dijo que las posibilidades de que
General Motors se declare en bancarrota han aumentado.
También hoy, los inversores reaccionaron de forma negativa a las
noticias del aumento de posibilidades de que GM tenga que echar mano
de la suspensión de pagos.
Desde diciembre, Washington ha prestado a General Motors US$ 13.400
millones para mantener sus operaciones en marcha.
De forma paralela, el periódico The New York Times dijo en su
edición de hoy que el departamento del Tesoro quiere que General
Motors esté preparada para una rápida suspensión de pagos que podría
terminar en dos semanas con el fabricante de automóviles reducido a
una fracción de su tamaño actual.
Según The New York Times, el Departamento del Tesoro (de quien
depende el Grupo Presidencial de Automóvil) dijo a General Motors
que prepare planes para declararse en suspensión de pagos a partir
del próximo 1 de junio.