Acuerdo por el Brexit pasa al Parlamento y deja a May ante “días difíciles”
La premier británica reconoció que enfrentaría “un escrutinio intenso” y admitió que su cargo se verá amenazado. Se evalúa adelantarle un voto de confianza.
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Londres/Bruselas
Theresa May logró ayer apoyo para un acuerdo histórico por el Brexit, tras más de cinco horas de complejas discusiones en Downing Street, con lo cual despejó el camino para una batalla política para asegurar la aprobación del texto en el Parlamento.
“Creo firmemente con mi corazón y mi cabeza que esta decisión es la mejor para los intereses de nuestro Reino Unido completo”, dijo la primera ministra británica, añadiendo que el acuerdo negociado en Bruselas era “el mejor que podría haberse negociado”.
En una declaración breve a la salida de la residencia en el número 10, May admitió que el gabinete sólo dio su aprobación tras “un debate largo, detallado y apasionado”, y dio señales de que esperaba una respuesta política dura de los parlamentarios conservadores euroescépticos.
También reconoció que la decisión enfrentaría “un escrutinio intenso” y admitió la amenaza a su cargo. “Vienen días difíciles”, sostuvo.
En señal de tensiones en la maratónica reunión del gabinete, May dijo que había logrado una aprobación “colectiva”, pero no reveló si el respaldo había sido unánime. Downing Street se preparaba para posibles renuncias en horas siguientes.
Un asesor de un ministro dijo que “había mucha división en el gabinete”. Downing Street lo está haciendo sonar mejor de lo que era. Deberían estar atentos a renuncias”.
Otra persona informada sobre el encuentro señaló que “nadie” estaba feliz con el pacto, pero agregó: “La otra alternativa, ¿es peor? Sí”.
May contra las cuerdas
La primera ministra enfrentó inmediatamente nuevas amenazas de un desafío a su cargo por parte de parlamentarios que apoyaron el Brexit, que aseguraron tener los 48 votos necesarios para gatillar un voto de no confianza “inminente”.
Boris Johnson, exministro de Relaciones Exteriores, había presionado a los euroescépticos del Ejecutivo a organizar un “motín” contra el acuerdo, pero había decepción en la derecha conservadora ante la falta de dimisiones. Un parlamentario euroescéptico que presentó una carta de no-confianza dijo: “Algo ha cambiado en las últimas 24 horas. Responsabilidades de todos los tipos se están desvaneciendo y se siente como el juego final”.
Pero May pidió a su partido aceptar la necesidad de ceder y rogó a sus críticos no rechazar el acuerdo, pues llevaría las negociaciones “de vuelta al punto cero”. Advirtió que la alternativa era salir “sin acuerdo o no salir definitivamente”.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, celebró el “progreso decisivo” en los diálogos en una carta a Donald Tusk, presidente del Consejo de la UE.
La disputa parlamentaria
El avance en el gabinete de May deja el tratado de salida (y la declaración política sobre el futuro de la relación entre el Reino Unido y la UE) en camino a la aprobación formal en una reunión especial del Consejo Europeo el 25 de noviembre.
La lucha más dura de May aún está por delante, ya que tiene un mes para convencer a los parlamentarios euroescépticos y otros críticos por su respaldo, en lo que será la lucha más significativa y cerrada en la Cámara de los Comunes de los últimos años.
El Partido Democrático Unionista, aliado del gobierno de May, sugirió que no respaldaría el pacto. Arlene Foster, líder de la colectividad, dijo ayer que su partido no podría respaldar un pacto que deje a Irlanda del Norte “a la deriva en el futuro”.
May inmediatamente intentó tomar la delantera, reclutando a líderes empresariales para defender su acuerdo del Brexit, que dejaría al país fuertemente amarrado a la unión aduanera y al mercado único. Los euroescépticos acusan que el país se convertirá en un “Estado vasallo”.
En la reunión del gabinete, los ministros expresaron serias críticas al acuerdo, incluyendo sus consecuencias para Irlanda del Norte y las pesqueras británicas. Pero finalmente respaldaron la visión de May de que era el mejor acuerdo posible. Geoffrey Cox, el fiscal general favorable al Brexit, expresó preocupaciones sobre la habilidad de Londres de liberarse del acuerdo aduanero “temporal” acordado por ambos lados para evitar una frontera dura en Irlanda.
El tratado y la declaración política apuntan a una relación comercial futura bajo la cual el Reino Unido obedecería las regulaciones de la UE en bienes, así como sus estándares sobre temas como la ayuda estatal, el medioambiente y la protección a los trabajadores, a cambio de acceso al mercado. “Usted perderá el apoyo de muchos parlamentarios conservadores y millones de votantes en todo el país”, dijo el legislador euroescéptico Peter Bone a May en la cámara antes del encuentro.
Por su parte, Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, señaló que el “desastroso” pacto rompía las propias líneas del gobierno y no entregaba un “Brexit para todo el país”. Se espera que la oposición rechace el pacto.
Pero May insistió en que el texto permitiría al Reino Unido tomar control de sus fronteras, sus leyes y su dinero, al tiempo que protegía los trabajos y la integridad nacional. “Estamos significativamente más cerca de acordar qué votaron los británicos en el referendo”, sostuvo.
La ratificación del acuerdo permitiría al Reino Unido salir ordenadamente de la UE el 29 de marzo, evitando un retiro disruptivo sin consenso y abriendo el camino a nuevas negociaciones sobre la relación final durante un período de transición de 20 meses.