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Chicago se abre a nuevos horizontes

La ciudad de los rascacielos y Frank Lloyd Wright lanza su bienal de arquitectura.

Por: Edwin Heathcote | Publicado: Viernes 30 de octubre de 2015 a las 04:00 hrs.
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"En los 25 años siguientes al incendio de 1871, Chigago se reconstruyó a sí misma", explica el alcalde de la ciudad (y ex jefe de gabinete de Barack Obama), Rahm Emanuel. "La construcción está en su historia. La invención de los rascacielos, Frank Lloyd Wright, Mies van der Rohe... Esta bienal es una oda al pasado de la ciudad y un eco hacia nuestro futuro".

Mientras estamos sentados en el gran Centro Cultural de Chicago, que un día fue la mayor biblioteca pública de la ciudad, es difícil pensar que la arquitectura podría tener defensores más comprometidos y poderosos que Emanuel.

El alcalde habla de la bienal de arquitectura inaugural de Chicago, el principal festival contemporáneo de arquitectura de Estados Unidos. La ciudad tiene el perfecto derecho de ser el crisol de la arquitectura moderna. Fue donde se construyeron los primeros rascacielos a fines del siglo XIX, donde Frank Lloyd Wright sacudió la domesticidad e introdujo la fluidez influenciada por el estilo japonés y donde Mies Van der Rohe llegó después de que los nazis clausuraran la Bauhaus. Fue además donde el pulido y corporativo modernismo que definió la ciudad a fines del siglo XX germinó y se extendió hacia el resto del mundo.

Pero, ¿sigue siendo una ciudad de arquitectura? ¿Está tan enamorada de su presente como de su pasado? Esta es la pregunta que la bienal debería haber contestado. No lo ha hecho. Pero eso no descarta un esfuerzo serio, y con foco internacional, en tomar el pulso a la arquiectura contemporánea. El título del evento es evasivo: El Estado del Arte de la Arquitectura, y casi exclusivamente joven(cillos) arquitectos de todo el mundo presentan, más que nada, sus propias obsesiones.

Muchos de los expositores dirigen su atención hacia la vivienda para los pobres. Hay cuatro viviendas a tamaño real construidas en los amplios espacios de la vieja biblioteca, desde la casa escalable de US$ 9.000 de Tatiana Bilbao para Ciudad de México, hasta la "S House" de Vo Trong Nghia para la ciudad de Ho Chi Minh, por US$ 4.000.

Un gran número de los proyectos expuestos personifican la investigación, el urbanismo especulativo o el arte. Un cínico podría argumentar que es sólo una respuesta a la crisis económica o a la infame lentitud de la arquitectura, pero también podría representar una frustración con los parámetros de la profesión y un espíritu emprendedor emergente.

Los curadores, Sarah Herda y Joseph Grima, sugieren que a pesar de las casas a tamaño real, el evento pretende recibir otras formas de práctica más allá de la construcción –el dibujo, la realización de películas, la instalación y así sucesivamente representan medios igualmente válidos.

Hay algo agradablemente anticuado en esto. Les permite mostrar obras tan diversas como los complejos dibujos de influencia manga del arquitecto coreano Moon Hoon junto a las hipnóticas telas de araña reales en vitrinas de cristal de Tomás Saraceno.

Sou Fujimoto, en tanto, sugiere que la arquitectura es primero encontrar, luego hacer, ilustrándolo a través de un paisaje de objetos sobre delgados pedestales, cualquier cosa desde Pringles a pinzas de plástico, organizados escultóricamente para sugerir arquitectura. Una instalación maravillosamente pícara y divertida.

Hay algunos otros éxitos reales. El estudio de Jeanne Gang sobre las comisarías de la ciudad es una investigación fascinante de la interfaz arquitectónica entre los marginados y una policía cada vez más aislada y fortificada.

Lo más destacado, sin duda, está a unos kilómetros de la Casa de la Cultura, en Stony Island en el lado sur de la ciudad. Es donde el artista Theaster Gates ha adquirido el edificio de un banco que en su día fue un próspero sector comercial y que ahora no es más que un mausoleo a la prosperidad pasada.

Tras comprarlo a la ciudad por US$ 1, Gates ha creado en él una mezcla de biblioteca, galería, centro social y regeneración urbana, un repositorio de historia negra y cultura y una institución realmente pública y abierta. Con su solidez clásica, que recuerda a la antigua biblioteca donde se celebra la bienal. De norte a sur, los dos hitos de la bienal abrazan la inclusión social y racial.

Hay mucho más en el marco bienal, incluyendo una retrospectiva David Adjaye en el Art Institute, una buena muestra de la arquitectura irlandesa en la Block Thirty Seven Gallery y, lo más importante para la ciudad, una serie de quioscos del Millennium Park. Elegido por la competencia internacional, sólo uno de ellos está completo hasta el momento: un diseño de Ultramoderne que se asemeja a una gasolinera de madera con revestimiento concebido por Ed Ruscha.

Claramente, los organizadores de este evento han aprendido algo de la Bienal de Venecia, en particular, la importancia de un entorno espectacular como fondo. Pero esto no es Venecia. Hay una ausencia de nombres de estrellas aquí.

Más bien, es un intento serio de examinar el estado de la arquitectura de las ciudades más desafiantes y fascinantes del mundo. Si es desigual, es porque la arquitectura es desigual. También es un poco difícil de juzgar, en parte porque la falta de una propuesta inicial hace que sea difícil determinar si se ha respondido a cualquier necesidad, o cualquier pregunta.

Sin embargo, en algún lugar entre la antigua biblioteca y el antiguo banco, se ha planteado el debate sobre si Chicago sigue siendo una ciudad de arquitectura. Si no es así, esto podría ser exactamente lo que necesita para desencadenar que lo sea. La ciudad es rica en odas al pasado, pero esto podría ser sólo su "eco para el futuro".

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