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Frente Unido: dentro del “arma mágica” de China para expandir su influencia mundial

La estructura de la organización exhibe la extraordinaria amplitud de su jurisdicción. Sus nueve departamentos cubren casi todas las áreas en las cuales el Partido Comunista percibe amenazas a su poder.

Por: J. Kynge/L. Hornby/J. Anderlini | Publicado: Lunes 30 de octubre de 2017 a las 04:00 hrs.
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Londres/Beijing/Hong Kong

En el mapa de Google de Beijing hay una cuadra vacía, una cuadra urbana al lado del complejo del liderazgo del Partido Comunista en la cual pocos edificios están nombrados.

El complejo más grande de los que no tienen nombre es la calle Fuyou 135, las oficinas del Departamento de Trabajo del Frente Unido del Partido Comunista Chino, conocido como Frente Unido. Es la sede del impulso de China por expandir su “poder blando” a nivel global, una misión multifacética pero en gran parte confidencial que el presidente chino Xi Jinping, quien el miércoles fue confirmado en su cargo hasta al menos 2022, ha elevado como uno de los objetivos supremos de su administración.

El edificio, que se extiende por 200 metros a nivel de calle, señala la escala de la ambición de China. Ganar “corazones y mentes” en casa y en el extranjero a través del trabajo del Frente Unido es crucial para lograr el “gran rejuvenecimiento del pueblo chino”, ha dicho Xi. Pero el tipo de poder que ejercen los funcionarios que trabajan detrás de la fachada neoclásica de la calle Fuyou 135, es a menudo todo menos blando.

Una investigación de Financial Times sobre las operaciones del Frente Unido en varios países muestra un movimiento dirigido desde el pináculo del poder chino para encantar, cooptar o atraer a grupos e individuos bien definidos. Sus objetivos más amplios son obtener apoyo para la agenda política de China, acumular influencia en el extranjero y recopilar la información clave.

Mostrando músculos

Un manual de enseñanza para sus funcionarios, obtenido por FT, expone largamente y en detalle la misión global de la organización en un lenguaje que intenta seducir e intimidar.

El texto exhorta a los funcionarios a ser amables y acogedores mientras intentan “unir todas las fuerzas que pueden ser unidas” en todo el mundo. Pero también los instruye a ser implacables en construir una “Gran Muralla de hierro” contra “las fuerzas enemigas en el extranjero” que intentan dividir el territorio de China o coartar su desarrollo.

“El Frente Unido es una gran arma mágica que puede liberarnos de 10 mil problemas para asegurar la victoria”, dice uno de los párrafos del libro. Sun Chunlan, la jefa del Frente Unido, retuvo la semana pasada su posición en el nuevo Politburó.

La estructura de la organización exhibe la extraordinaria amplitud de su jurisdicción. Sus nueve departamentos cubren casi todas las áreas en las cuales el Partido Comunista percibe amenazas a su poder. El tercer departamento, por ejemplo, es responsable por el trabajo en Hong Kong, Macau, Taiwán y los millones de chinos en el extranjero. El segundo departamento maneja la religión. El séptimo es responsables del Tibet.

Para Beijing, la creciente diversidad social después de casi cuatro décadas de reforma económica ha enfatizado el valor del Frente Unido en mantener la lealtad y apoyo más allá de los fieles comunistas. Líderes sucesivos han elogiado al Frente Unido, pero nadie más que Xi, quien realizó varios movimientos en 2014 y 2015 para aumentar el estatus y el poder de la organización.

El paso más importante de Xi ha sido la designación del Frente Unido como un movimiento para “todo el partido”. Una consecuencia es que ahora casi todas las embajadas chinas incluyen personal que se dedica al trabajo del Frente Unido.

Esto ha dado un impulso a los esfuerzos del Frente Unido de cortejar a los chinos en el extranjero. Aunque más de un 80% de los cerca de 60 millones de chinos en el exterior han obtenido la ciudadanía de los más de 180 países en que se encuentran, todavía son considerados como un terreno fértil por Beijing. “La unidad de los chinos requiere la unidad de hijos e hijas de chinos en el exterior”, dice el manual.

Una profesora china en el Reino Unido que ha asistido a varios eventos del Frente Unido describe que la experiencia empieza con la invitación a un banquete o recepción por parte de una de las tantas “asociaciones de amistad” que trabajan con el Frente Unido para celebrar fechas del calendario chino. Los discursos patrióticos establecen el tono mientras se alienta a estudiantes destacados –en especial científicos- a volver a China con “endulzantes” en forma de becas y estipendios.

Palo y zanahoria

La generosidad, sin embargo, puede venir con obligaciones. En Australia, la Asociación de Estudiantes y Becarios Chinos (CSSA, su sigla en inglés) funciona para cumplir los fines políticos de la embajada china local, según Alex Joske y Wu Lebao, estudiantes de la Universidad Nacional de Australia. Por ejemplo, cuando el premier Li Keqiang visitó Canberra este año, la CSSA desplegó a cientos de estudiantes chinos para ahogar las protestas anti-chinos en las calles, escribieron Joske y Wu en un blog.

Lejos de estas operaciones, un premio mayor es la influencia política en Occidente. El manual destaca el éxito de los candidatos chinos en las elecciones en Toronto, Canadá. En 2003, seis fueron electos de 25 candidatos, pero en 2006 el número saltó a diez elegidos de 44 candidatos. “Deberíamos apuntar a trabajar con esos individuos y grupos que están en un nivel relativamente alto, operar dentro de la sociedad y tener expectativas de avance”, dice el texto.

En 2010, el director de la agencia nacional de inteligencia de Canadá advirtió que varios ministros del gabinete provincial y funcionarios del gobierno eran “agentes de influencia” para países extranjeros, en especial China. En los últimos meses, Australia dijo que está preocupada de que las operaciones de inteligencia y campañas encubiertas de China estén influyendo en la política del país.

“Al principio, el gobierno chino hablaba de cultura –la ópera de Beijing, la acrobática- como el poder blando”, dice Li Xiguang, director del Centro Internacional de Estudios Comunicacionales de la Universidad de Tsinghua. “Cuando Xi llegó al poder, era totalmente distinto de los líderes anteriores. Dijo que China debía tener una autoconfianza plena en nuestra cultura, camino al desarrollo, sistema y teoría políticos”.

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