El
Gobierno de la presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, tomará
medidas de austeridad y recortará los gastos corrientes para equilibrar
sus cuentas, dijo hoy el ministro de Hacienda, Guido Mantega.
"Va a haber reducción de gastos, en todas las áreas. Se va a revisar el
presupuesto de todos los ministerios, sin excepción", afirmó a
periodistas Mantega, quien continuará al frente de la cartera de
Hacienda en el gabinete de Rousseff, a partir del próximo 1 de enero.
Mantega precisó que sólo quedarán exentos de los recortes los
"proyectos prioritarios" del Gobierno, entre ellos el programa Bolsa
Familia, que distribuye subsidios mensuales a cerca de 12 millones de
familias pobres.
Las medidas de austeridad podrían llegar a
afectar incluso a algunas obras del Programa de Aceleración del
Crecimiento (PAC), plan estrella de infraestructuras del Ejecutivo, que
fue el eje del segundo mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y
uno de los pilares de la campaña electoral de Rousseff.
El
ministro sostuvo que el recorte en el presupuesto no supone "el viejo
ajuste fiscal del pasado" y no afectará a la economía, que crecerá
cerca de un 5,5% en 2011, frente al 7,5% que podría registrar este año.
"Con la reducción de los gastos públicos, principalmente de costeo,
vamos a generar ahorro y abrir espacio para la reducción de la tasa de
interés (que actualmente se sitúa en el 10,75% anual) con lo que vamos a
estimular al sector privado", argumentó.
Mantega dijo que
pedirá ayuda al Congreso para que frene proyectos de ley que contribuyan
al aumento de los gastos, como el reajuste del salario de los jueces y
un excesivo reajuste del salario mínimo.
Asimismo, anticipó
que dentro de dos semanas serán anunciadas medidas de estímulo al
crédito privado de largo plazo, un segmento que prácticamente solo es
atendido por el estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social
(BNDES).