Los
ministros de Finanzas de los siete países más industrializados del mundo (G7)
llevaron a cabo hoy una teleconferencia de emergencia ante los efectos de la
crisis fiscal griega sobre el resto de Europa.
El grupo
acordó estar pendiente de la inestabilidad que los problemas del país heleno ha
causado en los mercados internacionales, según fuentes gubernamentales, pero no
hizo ninguna declaración conjunta.
Algunos
presidentes sí se sintieron obligados a hablar en un día en el que las bolsas
volvieron a caer y cerraron una semana negra en todo el planeta.
El
mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, expresó su apoyo a "una
respuesta firme" contra los problemas económicos actuales en Europa, en
una declaración en la Rosaleda de la Casa Blanca.
Previamente,
Obama había hablado con la canciller alemana, Angela Merkel, que participa hoy
en una cumbre en Bruselas con los otros líderes europeos en la que intentarán
frenar el contagio de la crisis griega a otros países.
"Coincidimos
en la importancia de una respuesta política firme por parte de los países
afectados y una respuesta financiera firme por parte de la comunidad
internacional", dijo Obama.
"He
dejado claro que Estados Unidos apoya estos esfuerzos y continuará cooperando
con las autoridades europeas y el Fondo Monetario Internacional durante este
periodo crítico", agregó el presidente estadounidense.