Por Constanza Morales H.
Una decidida ofensiva del gobierno en la década de 2000 puso a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en retirada devolviendo al país una paz que no conocía desde hacía casi 40 años.
La renovada estabilidad política permitió que una creciente clase media se incorporara a las filas de los consumidores, iniciando de este modo un período de prosperidad económica que la llevó a crecer a un récord de 7,9% en el tercer trimestre de 2011.
La economía colombiana se convirtió así en el mercado favorito para los inversionistas internacionales, incluyendo empresas chilenas de retail, construcción, y últimamente, también del sector financiero.
Sin embargo el ritmo de expansión de la economía colombiana se ha comenzado a desacelerar bruscamente. En cinco de los seis últimos trimestres a marzo la actividad cayó respecto del período inmediatamente anterior. En los primeros tres meses de 2013, la economía creció apenas 2,8%, muy por detrás de Perú (4,8%) y Chile (4,1%).
Baja producción industrial
Uno de los principales factores que explica la ralentización de la quinta economía de América Latina es el pobre desempeño del sector manufacturero. Entre enero y marzo, la industria sufrió un retroceso de 4,1%. De esta manera, la actividad de las fábricas le restó 0,5 punto porcentual al crecimiento del PIB.
Si bien el rubro repuntó fuertemente en abril al anotar una expansión de 8,4%, en mayo y junio descendió 2,9% y 5,5%, respectivamente, con lo que la producción registró su séptima contracción en ocho meses.
Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) y profesor asociado de economía en la Pontificia Universidad Javeriana, detalló a DF que la crisis en la manufactura se ha evidenciado en los últimos 18 meses y explicó que se debe a una débil posición competitiva.
“La industria colombiana tiene serios problemas para competir, en particular aquella industria que se encuentra en la zona andina”, afirmó.
Ante este escenario, el gobierno lanzó en abril una plan de estímulo para impulsar la productividad y el empleo que supera los cinco billones de pesos colombianos (US$ 2.500 millones).
Aunque el plan fue celebrado por los diversos sectores económicos, una ola de creciente descontento social ha comenzado a complicar el panorama, y los observadores temen que ahora pueda profundizar la desacleración.
Menor inversión
Además de los bajos niveles productivos, la economía colombiana se está viendo afectada por la huida de capitales extranjeros. “Venimos de un ciclo muy prolongado de cerca de cinco años con tasas de crecimiento de la inversión del orden de 21% del PIB”, manifestó Restrepo. Pero “las materias primas, que atraen mucha inversión, han perdido dinamismo”.
Al posible recorte del alivio monetario de la Reserva Federal de Estados Unidos como causa de este fenómeno, el académico añade una razón política: el país celebrará elecciones presidenciales en mayo.
Entre los factores de esta naturaleza que podrían hacer dudar a los inversionistas, menciona la actuación del gobierno frente a las últimas protestas sociales y el proceso de paz con las FARC y el Ejército de Liberación Nacional. El director del Cerac se apura en aclarar que estos no son componentes de riesgo, sino sólo elementos de incertidumbre. “En estos momentos Colombia es un país de oportunidades”, acotó.
Restrepo añadió que esta inquietud de orden político también tendrá un impacto en las cifras de consumo, ya que en los períodos pre eleccionarios “los hogares son particularmente cautelosos en materia de demanda de bienes durables y de endeudamiento”. Esto explicaría la menor tasa de expansión que mostraron las ventas minoristas en mayo y junio.
Manifestaciones sociales
Dentro de este contexto de menor crecimiento e inversión, el gobierno está enfrentando ahora una ola de protestas sociales que amenaza al sector económico. Desde hace dos semanas, los agricultores han estado bloqueando las carreteras en rechazo a las políticas agrícolas y de comercio del gobierno de Juan Manuel Santos. Los camioneros se unieron a la movilización en reclamo por los altos costos del combustible.
El viernes el presidente ordenó militalizar Bogotá para garantizar la seguridad ciudadana tras las violentas protestas del jueves. Los analistas creen que la agitación probablemente frenará a la economía. “Toda esta inestabilidad social por la que estamos atravesando definitivamente impactará la confianza de los consumidores y en el tercer trimestre podría tener un efecto adverso sobre el crecimiento”, declaró a Bloomberg Camilo Pérez, economista jefe de Banco de Bogotá.
Por su parte, Camila Estrada, analista jefa de Helm Bank en la capital colombiana, expresó a la agencia que están esperando un débil crecimiento de la minería y la agricultura en el segundo semestre.


