"Ni la violencia ni las piedras nos sacarán de la
recesión, sino que nos crearán un mayor problema", advirtió hoy en el
Parlamento el primer ministro griego, Yorgos Papandréu, un día después de que
murieran en Atenas tres empleados de banca en un incendio provocado durante la
huelga general que vivió el país.
Durante el debate sobre el plan de austeridad trienal, valorado en 30.000
millones de euros, que es la condición para que Grecia pueda ser rescatada por
sus socios europeos y por el FMI, Papandréu subrayó la necesidad de aislar a
los violentos, aunque no se estén de acuerdo con el Gobierno.
Dijo que entendía la rabia que produce la tragedia por la irresponsabilidad y
la rapiña que salen a la luz cada día, en alusión a la herencia que recibió del
anterior Gobierno conservador sobre la maltrecha situación económica del país.
"No pediríamos ahora sacrificios si no hubiera precedido tal rapiña",
dijo Papandréu, tras reconocer que "todos los que gobernaron a Grecia
tienen la culpa de la situación actual".
El mandatario declaró que "cuando la Comisión Europea (CE) publicó las
cifras reales de la economía en abril, se terminó la posibilidad de Grecia de
pedir créditos en los mercados".
"Hoy pagamos la factura de la Grecia del pasado y es doloroso e injusto
para muchos, pero ahora debemos estar todos unidos", apeló Papandréu ante
el pleno, que debe aprobar el plan de austeridad.