La Gran Degeneración

Por GONZALO ARENAS HÖDAR ABOGADO

Por: | Publicado: Viernes 27 de septiembre de 2013 a las 05:00 hrs.
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“La Gran Degeneración”, publicado por Random House Mondadori, bajo el sello Debate (Primera Edición julio 2013, 183 páginas), es el título del último libro del destacado historiador británico Niall Ferguson, el cual recoge su participación en el ciclo de conferencias “Reith Lectures” del año 2012, organizado por la BBC.

En la obra se intentan explicar las causas del estancamiento (o “estado estacionario”, según el concepto de Adam Smith) que estaría sufriendo la mayoría de las democracias occidentales y que se manifiesta en un lento crecimiento económico y un aumento en la desigualdad del ingreso.

Ferguson analiza lo que él llama las cuatro instituciones que hacen funcionar el sistema: democracia, capitalismo, imperio de la ley y sociedad civil, las que a su juicio estarían pasando por un fuerte período de declinación o degeneración.

Primero, se estaría produciendo un creciente déficit democrático, con instituciones políticas que no logran ser inclusivas y que, por el contrario, estarían perpetuando el poder arbitrario de los grupos de presión en la simple búsqueda de rentas. A lo anterior, se agrega un verdadero quiebre del contrato social entre generaciones, como resultado de la enorme deuda pública que afecta a las economías occidentales, y que estaría hipotecando el futuro de la región.

En cuanto al capitalismo, contrario a las voces mayoritarias, Ferguson estima que no es la desregulación la causante de la reciente crisis financiera, sino el exceso de ésta.

Sobre el imperio de la ley, señala que estaría siendo erosionado por el recorte de las libertades públicas en aras de la “seguridad nacional”, a lo que se suma la creciente “intrusión” de las normas del derecho codificado en el sistema anglosajón, el aumento en la complejidad del derecho escrito y el creciente costo de la ley.

Por último, sobre la sociedad civil, Ferguson es enfático en señalar que nuestras sociedades estarían sufriendo un fuerte declive en su capital social, en parte por la asfixiante presencia del Estado y también por la insuficiencia de las redes sociales de la era de Internet.

Sobre la obra en su conjunto, debemos advertir que el libro de Ferguson no es un estudio en profundidad sobre esta “degeneración institucional” que tendría estancado a Occidente. El texto mantiene el tono de “conferencias”, por lo que sus argumentos y antecedentes de apoyo dejan una sensación de superficialidad que en algunos casos no logra convencer.

Sin embargo, estamos frente a un libro que tiene el mérito de entregar una visión rápida sobre el “desarrollo institucional” como factor de crecimiento de los países, ofreciendo varios temas para discutir, pero -hay que decirlo una vez más-, pocos antecedentes para analizar.

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