Esta colaboración “se ha vuelto más prominente y estratégica en los últimos años, especialmente en un mercado de transacciones complejo y principalmente en aquellos movimientos de gran valor económico”, apuntó el socio líder de M&A de Deloitte, José Campos.
Una mirada similar tiene el socio de impuestos internacionales y transacciones de EY, Darío Romero, quien agrega un elemento: estos actores “se complementan bien, ya que los holdings normalmente tienen un conocimiento profundo del negocio y su gestión, mientras que los inversionistas financieros tienen capital”.
En Chile, uno de los primeros ejemplos de alianzas de este tipo se dio hace más de una década, cuando en 2011, el grupo Said se asoció con el fondo de private equity Linzor Capital para adquirir la isapre Cruz Blanca.
En 2021, el fondo de pensiones de Holanda APG en conjunto con el grupo empresarial Elecnor compraron el 100% del negocio de transmisión eléctrica de Colbún en Chile por US$ 1.295 millones.
También se destaca la entrada de Megeve - el family office de la familia Solari Donnagio- y otros family offices que se unieron con Linzor Capital para entrar a la propiedad de la telco Mundo.
La carrera por Banmédica
La carrera por Empresas Banmédica también ha evidenciado la conformación de consorcios para ofertar por los activos tanto en Chile como en Colombia.
Uno de los ejemplos son el grupo colombiano Colpatria y León Vial –a través de la sociedad Santana–, que presentaron una oferta conjunta. También, los controladores de Clínica Alemana se asociaron al fondo Kinza Capital, mientras que Patria Investments se unió con Linzor Capital.
Optimizar el capital
Romero de EY, planteó que “en un mundo de deuda más cara, las empresas buscan optimizar el uso de su capital y manejar su endeudamiento, y una asociación permite aspirar a activos de calidad sin estresar la caja más de lo necesario”.
En la industria de los fondos de capital privado advierten que los vehículos de este segmento en la región no han tenido un buen desempeño. Algo que se profundiza en los fondos discrecionales, en los que se invierte capital sin saber las compañías en las que se tomarán posiciones.
“Las familias están adversas a pasarle plata a un gestor a ciegas, hoy están más proclives a trabajar con los fondos, pero invertir directamente con ellos, en conjunto, en un activo que ya está detectado, saben a lo que van a ir y sus riesgos”, señaló un ejecutivo del sector.