La familia Schapira, representada por Daniel Schapira y su hijo Eduardo, anunció a través de un comunicado que buscará vender su participación en Azul Azul, la concesionaria del club de fútbol Universidad de Chile, luego de 12 años en la matriz del equipo.
El clan es el segundo mayor accionistas de la sociedad, con un 21,44%, superado por el fondo de inversión privado (FIP) Tactical Sport, gestionado por Sartor y del cual Michael Clark es dueño en su totalidad.
La familia Schapira ya comenzó con los preparativos para enajenar la participación. Este martes, anunció a través de un boletín a la Bolsa de Santiago que traspasó la custodia de las acciones a la corredora de LarrainVial. Desde 2013, mantenían directamente los papeles de Azul Azul, a través de su sociedad Inmobiliaria DSE Limitada.
En el documento, se valoró la participación de 9.580.891 acciones en $ 5.365 millones.
Quienes siguen de cerca la operación apuntaron a que esta se realizaría a través de la bolsa, y no descartaron un remate. Aunque cercanos a los Schapira señalaron que las acciones quedaron “disponibles para cualquier interesado, en condiciones que serán informadas oportunamente por los canales correspondientes”.
El quiebre
En su comunicado, la familia Schapira explicó que tomaron la decisión porque “la forma en que el Club ha sido administrado en los últimos años, junto con decisiones que no compartimos y cuyos resultados han sido evidentes tanto en lo deportivo como en lo institucional, ha generado en nosotros una profunda desilusión”.
“A ello se suman los malos ratos, la frustración sostenida que esta situación nos ha hecho vivir, y las desgastantes controversias y litigios que hemos tenido que afrontar, circunstancias que nos han llevado a concluir que nuestra permanencia como accionistas ya no resulta coherente con nuestras convicciones ni expectativas iniciales”, añadieron.
En tanto, reconocieron que “esta decisión implica asumir pérdidas económicas relevantes, las que estamos dispuestos a aceptar con tal de cerrar una etapa que, lejos de la ilusión con la que comenzamos, se ha transformado en una experiencia ingrata”.
Desde el ingreso del FIP Tactical Sport y Michael Clark, los Schapira se transformaron en el bloque opositor del grupo controlador. Relación que sumó mayores asperezas tras el estallido del Caso Sartor, por el que Clark fue multado con un monto histórico y recibió la sanción de inhabilidad de cargos en empresas reguladas por cinco años, ambas aún apelables en la sede judicial.