Entre el inicio de agosto y el 15 de septiembre, las bolsas de EEUU cayeron menos que las de Europa y Chile se ubicó justo en medio. Y ayer el Viejo Continente lideró las alzas, seguido mucho más atrás por EEUU mientras que el IPSA cerró con un modesto 0,51%.
Esto pone en duda la teoría del desacople, que afirma que debido a la desaceleración en EEUU y los problemas de deuda soberana en Europa los países emergentes serían vistos como refugios y se verían menos golpeados por la caída en el valor de los activos.
Pero los porfiados datos dicen otra cosa. Marcelo Catalán, de BCI Estudios, explica que el problema en Europa seguirá presente por largo tiempo, pero que en términos generales Chile tiene fuerte dependencia de EEUU, “cuyos indicadores han sido sostenidos por la expectativa de un QE3 y por eso no caen tanto. Y cada vez que sale una cifra mala, aumenta la probabilidad de ese estímulo”.
Añade que a nivel local la situación económica y fiscal es más sólida, pero la opción de un estímulo monetario “no está en el horizonte”.
Andrés Galarce, de Euromerica, ve factores que agregan un castigo extra a la bolsa: efectos secundarios rezagados del escándalo La Polar, como especulaciones sobre el impacto de nuevas normativas para el retail y ahora también la banca (tasa máxima), cuyo efecto se desconoce; nuevas regulaciones para inversión de AFP; sequía que hace que el sector eléctrico aún produzca con un mix poco eficiente y negocios ligados a commodities que se ven expuestos a bajas de precios internacionales (como ocurre con la celulosa y los resultados de Copec y CMPC.