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La filosofía se hace presente en Chile

Tanto la tradición chilena como la más amplia tradición occidental ha concebido a la universidad como una institución en la que, en principio, pueden cultivarse todos los saberes porque, como decía Bello “todos los saberes se tocan” (…)

Por: | Publicado: Viernes 9 de septiembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Se realizó recientemente el III Congreso Internacional de Filosofía Tomista, organizado por la Universidad Santo Tomás, Chile. Se reunieron en él algunos de los tomistas más connotados de Iberoamérica, España, Polonia y Estados Unidos. El tema general que los convocó fue: “Cognoscens in actu es ipsum cognitum in actu. Sobre la naturaleza, los tipos y los grados de conocimiento”. En las dos ocasiones anteriores se han tratado los siguientes temas: “La persona, divina, angélica y humana”; y “Gratia non tollit naturam. Sobre las relaciones y límites entre naturaleza y gracia”.

Hubo nueve conferencistas, dieciocho mesa-redondistas, más de cuarenta autores de comunicaciones, tres presentaciones de libros y unos doscientos participantes. Se gozó de traducción simultánea inglés-castellano y castellano-inglés, para hacer posible la discusión entre todos. Los conferencistas fueron los siguientes: Enrique Martínez,

Thomas Joseph White (op), Dominic Legge (op), Matthew Levering, P. Juan José Sanguineti, Félix Lamas, Steven Jensen, Juan Antonio Widow y Antonio Amado.

En el marco del tema general, se trataron muchos temas relacionados con la teología católica (el conocimiento de Cristo, el conocimiento de Fe; la mutua iluminación entre la recta exégesis histórico-crítica y la teología tomista de la Pasión), la teología natural (el conocimiento de la existencia de Dios y de los atributos divinos), la antropología filosófica (que el conocimiento humano no se puede explicar excepto por medio de la teoría hilemórfica), la metafísica (que las neurociencias, la psicología y la biología pueden alcanzar la verdad, precisamente porque el hombre no es pura materia; que lo conocido se halla en el cognoscente de una manera espiritual; que sin experiencia sensible no es posible la formación del concepto), la filosofía política y la ética (que el intelecto práctico es el mismo intelecto especulativo extendido a la obra), etc.

Abrió el Congreso Enrique Martínez, con una reflexión sobre la conexión entre el ser, el conocimiento y el amor, inscrita en la tradición tomista de Barcelona. Por ser criaturas, nuestro ser es limitado; pero por ser intelectuales nuestro ser está abierto al infinito. El entendimiento primero se apropia de las formas de otros seres, pero luego el amor nos mueve más allá de lo que hasta entonces hemos entendido. Nuestra dinámica ontológica nos dirige, por el amor, a una “posesión” del Bien infinito por medio de un acto de entendimiento por el que nos unimos al mismo Ser y trascendemos finalmente nuestra finitud.

Los Padres Thomas Joseph White (op) y Juan Andrés García Reyes trataron el problema de cómo se compaginan entre sí los diversos niveles del conocimiento de que gozaba Jesucristo en su vida terrena: la ciencia de visión, la ciencia infusa y la ciencia adquirida. Por un lado, Jesús articulaba en su lenguaje humano aquella parte del conocimiento que potencialmente tenía y que era relevante para su misión salvadora; por otro, el conocimiento adquirido permitía que se articulara de una manera particular y en acto el océano de saber de que gozaba potencialmente la naturaleza humana de Cristo.

El P. Dominique Legge (op) exploró el tema de los tipos de luz que da Dios, la natural del entendimiento, y las sobrenaturales de la Fe, de sus dones y de la Gloria. Subrayó el Padre dominico que todas estas luces constituyen una participación de la Luz divina, también la luz natural de la razón. El Aquinate identifica la iluminación natural con la causación y conservación del ser humano, a diferencia de san Buenaventura, que exige una iluminación añadida al ser del hombre. Pero esta luz natural, que es la única que aceptan los autores ilustrados que predominan ahora en los Estados Unidos, aunque es la base para todo conocimiento, natural o sobrenatural, es la más débil entre las que se reciben de Dios. Se necesita de la luz de la gracia para purificar el entendimiento de la oscuridad en que lo ha dejado el pecado. Pero, además, esa luz cristifica, asemeja al Verbo, que es la Luz que ilumina a todo hombre. La luz de la gloria asemeja a Cristo. Culminó la conferencia con esta provocadora cita de santo Tomás: : “Dios ilumina el intelecto por la fe. Esta es la máxima erudición. Es algo más grande que un hombre tenga un mínimo de fe, que saber todo lo que supieron todos los filósofos del mundo” (Sermon Beatus Vir).

Matthew Levering, con gran dominio del método histórico crítico de interpretación bíblica, mostró la confluencia de las conclusiones de este método en torno al tema del mesianismo del Segundo Templo con las de la teología cristológica de santo Tomás de Aquino. El punto concreto que exploró fue el sentido del sufrimiento del Mesías y del Pueblo que iba a seguir al Mesías.

Por su parte, el P. Juan José Sanguineti trascendió las concepciones de antropología filósofica más difundidas hoy en el mundo anglosajón, mostrando que ni el materialismo ni el dualismo pueden dar cuenta de la armoniosa colaboración de las potencias sensitivas humanas (radicadas en el cerebro) y la potencia intelectiva (enteramente incorpórea). Sólo el hilemorfismo aristotélico-tomista puede explicar todos los datos proporcionados por las neurociencias, la reflexión filosófica, la ética y las desmás disciplinas humanas.

El profesor Félix Lamas se situó en continuidad con el P. Sanguineti y mostró que sin experiencia sensorial no se puede formar el fantasma por medio del cual lo inteligible que hay en lo sensible actúa sobre el intelecto posible para formar el concepto. Tomadas en conjunto, estas dos intervenciones constituyen una excelente epistemología y antropología filosóficas realistas.

Hubo, desacuerdos en las presentaciones. Uno de los más notables fue el que se manifestó en la conferencia del profesor Antonio Amado. Según este representante de la escuela tomista de Barcelona, lo sensible no es, en realidad, inteligible, porque lo inteligible es lo que se puede entender. El inteligible en potencia es el intelecto posible humano, que es actualizado no por lo sensible, sino por el intelecto agente. Éste no es otra cosa que el mismo acto de ser de la substancia inteligente, que es inteligente porque puede llegar a una perfecta auto-posesión. Hay, por ello, en el ser creado inteligible, una cierta limitación creatural, pero también una cierta infinitud inteligible.

El profesor Juan Antonio Widow se situó en la misma línea, por lo menos en el sentido de que afirmó que el ser sensible no puede actuar sobre el intelecto. El sentido de esta afirmación no quedó del todo claro, porque el objeto central de su conferencia fue otro: el intelecto práctico no es sino una extensión del intelecto teórico, aplicado a la obra.

La conferencia de Steven Jensen trató sobre un tema conexo. En discusión con el profesor Germain Grisez, que participó en el Congreso hace dos años, Jensen presentó varias maneras diferentes de concebir la felicidad o el bien perfecto del hombre: como un mero agregado de bienes, como un agregado que se unifica en el “overall good of the person”; o como un conjunto fuerte en el que hay una jerarquía de capacidades con sus respectivos bienes, en el que la satisfacción del deseo de la potencia principal del hombre se desborda para satisfacción de los demás deseos del ser humano.

Además de las nueve conferencias, se presentaron tres libros filosóficos: el tomo II del Comentario a los salmos de santo Tomás de Aquino, que fue introducido por el p. Piort Roszak; el libro Si Dios existe, todo está permitido de Julio Lalanne, que fue introducido por José Luis Widow; y el libro ganador del concurso Doctor humanitatis, que premia la mejor tesis doctoral tomista, y que este año fue Objetividad y ciencia en Cayetano: Una prefiguración de la Modernidad de Ceferino Muñoz, introducido por Hugo Costarelli Brandi.

También hubo seis mesas redondas y trece mesas de comunicaciones. En ellas participaron ilustres profesores, como Mirko Skarica, Jorge Peña (Decano de Filosofía de la Universidad de los Andes), el P. Piotr Roszak, de la Universidad Copérnico, y muchos otros.

A pesar de ciertos desacuerdos inevitables en una actividad filosófica, hubo acuerdo unánime en que el conocimiento es un bien por sí mismo, y uno de los bienes más altos que puede alcanzar el hombre. Es, además, un bien que da lugar a muchos otros bienes.

Tanto la tradición chilena como la más amplia tradición occidental ha concebido a la universidad como una institución en la que, en principio, pueden cultivarse todos los saberes porque, como decía Bello “todos los saberes se tocan”; o, como decía Newman, sin la presencia de una disciplina superior (sobre todo la teodicea), no pueden integrarse los diversos tipos de conocimiento. Hoy se habla mucho de la interdisciplinariedad. Pero, sin la presencia de las disciplinas superiores, el diálogo interdisciplinar no es sino un “diálogo de sordos” o la imposición ideológica de un método avasallante. Una marca distintiva de la universidad es, por ello, el cultivo de la teología, al menos la teología natural o teodicea. Por eso, con este Congreso, la Universidad Santo Tomás ha hecho un aporte verdaderamente significativo a la reflexión académica chilena.

Por último, debe destacarse que para algunos de los presentes el Congreso Internacional de Filosofía Tomista constituyó una verdadera sorpresa: se dieron cuenta de que, contrariamente a sus prejuicios, los tomistas son gente que realmente discute todos los temas, tratando de encontrar el fondo de los asuntos, con una libertad difícil de encontrar en otros ambientes. Un profesor contó que en una mañana su estudiante marxista cambió enteramente su visión de la filosofía, precisamente por el hecho de que la discusión derrumbó todos sus prejuicios.

Se espera que aparezcan las actas para que el público chileno pueda recibir todo el provecho que se contiene virtualmente en las enseñanzas de los maestros reunidos por tres días en Santiago.

[CCG - Universidad Santo Tomás].

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