¿Quién es el próximo presidente de China?

Xi Jinping es miembro de la “aristocracia roja” del Partido Comunista y es hijo de un ex vice primer ministro con una visión liberal en temas económicos.

Por: | Publicado: Lunes 1 de octubre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Pese a la reciente ráfaga de especulaciones sobre su salud, el vicepresidente, Xi Jinping, será designado como el próximo presidente de China en el próximo cambio de mando, un cargo que ostentará hasta 2022. La información recolectada sobre las creencias y opiniones de Xi sugiere que bajo su mandato la política se desviará en algunas formas de la dirección ofrecida por el actual presidente, Hu Jintao. Bajo el liderazgo de Xi esperamos un impulso renovado por las reformas económicas en China, pero los cambios al sistema político de un partido del país seguirán siendo graduales.

La historia personal de Xi es muy diferente a la de Hu. Hu nació en una familia relativamente humilde en la provincia de Jiangsu, y progresó dentro del Partido Comunista Chino (PCC) aceptando cargos en las regiones más pobres y remotas del país. En contraste, Xi es el hijo de un ex vice primer ministro, Xi Zhongxun, y disfrutó de una educación relativamente privilegiada (con algunas turbulencias durante la Revolución Cultural). Más aún, Xi pasó la mayor parte de su carrera en las provincias más ricas de China. Después de ejercer como vice alcalde de la ciudad costera de Xiamen (1985-1988), tuvo varios roles en otros lugares de la provincia de Fujian (1988-2002), antes de convertirse en secretario del partido en la provincia de Zhejiang (2002-2007). Previo a su ascenso a la vicepresidencia, Xi fue brevemente jefe de partido en Shangai (2007).



Un pasado de élite


Pero no se puede extraer muchas conclusiones del pasado de los líderes políticos chinos. Pese a la ambición de Hu de crear una “sociedad más armoniosa”, la inequidad en China aumentó durante su década en el poder. Del mismo modo, pese a que el vicepresidente claramente se ha beneficiado de su pasado privilegiado como miembro de la “aristocracia roja” del PCC. Xi no fue promovido sólo por su importante herencia familiar. Xi fue rápido en captar que su pasado podría no ser completamente ventajoso, por eso trabajó en la provincia rural de Hebei al comienzo de su carrera.

Lo que se puede decir con mayor certeza sobre Xi es que parece tener un carácter más sociable que Hu, con más confianza en sus interacciones públicas. Hu cultivó un perfil más bajo que sus predecesores durante su presidencia, y en cambio promovió la idea de liderazgo colectivo. Esto pudo haber ayudado a asegurar un equilibrio entre facciones, pero también sirvió para obstaculizar la toma de decisiones. Un poco de re-centralización del poder ahora es considerado deseable, y Xi podría usar su personalidad fuerte y su amplia red personal para lograrlo. Una rumoreada reducción del tamaño del comité permanente del politburó del PCC (órgano máximo de la política china), de nueve a siete miembros, representaría un indicador temprano de su nuevo enfoque.



Instintos liberales


Xi heredará una economía que probablemente registrará su tasa de crecimiento anual más lenta desde fines de los ‘90. Una expansión más tenue no es necesariamente problemática, y el decreciente tamaño de la fuerza laboral significa que probablemente ya no se necesita un 8% de crecimiento del PIB no requerirá absorber el excedente laboral. Sin embargo, en el contexto de decreciente competitividad exportadora y años de inversión excesiva, China necesitará encontrar nuevos motores de crecimiento en la década siguiente. Se mantiene una enorme productividad latente en la economía, pero dar rienda suelta requeriría reformas en numerosas áreas.

Las experiencias de Xi en Fujian y Zhejiang lo definen comprensivo con aquellos que promueven nuevas reformas de mercado. Pese a que no posee experiencia económica evidente y es probable que deje la dirección del día a día de la economía al futuro premier, Li Keqiang, la dirección política amplia ofrecida por Xi será importante. Las provincias en las cuales construyó su carrera están entre las más empresariales de China, con economías con un sector privado relativamente dinámico y alta exposición a la inversión extranjera (especialmente de Taiwán). En Zhejiang extendió su apoyo a dos de las más conocidas firmas privadas de China: la automotriz local Geely y el grupo de Internet Alibaba.

Más aún, el padre de Xi era un economista liberal, responsable de establecer la zona económica especial de Shenzhen mientras era secretario del partido en la provincia de Guangdong, a comienzos de los ‘80. Todo esto sugiere que la presidencia de Xi pondrá un énfasis mayor que Hu en la liberalización, que fue guiada –al menos retóricamente- por las prioridades de bienestar social.

Pese a que Xi es un reformador económico por convicción, no hay garantía de que podrá implementar audaces políticas de reestructuración. Primero, debe trabajar inicialmente dentro del marco entregado por el actual plan económico a cinco años, que se extiende a 2015. Segundo, requerirá formidables recursos políticos para superar a los grupos que probablemente se opondrán a los elementos de reforma, especialmente las empresas del Estado. Hu decidió no confrontar los intereses creados; Xi podría determinar que las necesidades de la economía le ofrecen pocas opciones. Eso abre la posibilidad de que China se mueva hacia un modelo de crecimiento más sustentable, pero podría también augurar un duro período de reforma en el corto plazo.



Reformas políticas 


El padre de Xi es visto como un político liberal. Algunas fuentes reportan que condenó el ataque en la plaza de Tiananmen en 1989, y fue aliado de un prominente liberal del PCC, Hu Yaobang, que salió del poder en los ‘80. Hay menos evidencia sobre la posición de su hijo sobre la reforma política. Un experimento de elección deliberativa en una aldea de Zheijiang en 2005 es visto como evidencia de que Xi podría tener un afán reformista. Pero eso tuvo lugar fuera del alcance de Xi, y las campañas políticas que él ha realizado, en particular una serie de impulsos anti corrupción que atrajo la atención de sus superiores, han sido un claro mensaje de que sigue las líneas del partido.

En las semanas recientes, aquellos que esperaban un enfoque más agresivo hacia las reformas políticas apuntan a la reunión del vicepresidente con Hu Deping (hijo de Hu Yaobang), un prominente promotor de la causa. Ellos también destacan un sobresaliente artículo publicado en septiembre por Deng Yuwen, vice editor de Study Times, destacando el fracaso en avanzar en reformas políticas como uno de los principales errores de la administración de Hu.

Sin embargo, dada la intensa oposición que enfrentaría cualquier impulso de reforma mayor dentro del PCC, parece poco probable que Xi se aleje significativamente de la limitada agenda del liderazgo actual. Esta se ha enfocado en mejorar la eficiencia del sistema de un partido único a través de la implementación de pequeñas mejoras en la transparencia burocrática y los niveles de revelación oficial. Esto podría crear tensiones en la sociedad. China será más exigente con sus políticos, y la proliferación de medios sociales le ha dado a los ciudadanos medios para expresar escepticismo e insatisfacción.

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