Benedicto XVI ya no es Papa sino un “simple peregrino” que obedecerá a su sucesor

A las ocho de la tarde la Guardia Suiza cerró la puerta del palacio de Castel Gandolfo, dando por concluido su servicio al ahora ex pontífice.

Por: | Publicado: Viernes 1 de marzo de 2013 a las 05:00 hrs.
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Benedicto XVI, 265 sucesor del apóstol San Pedro al frente de la Iglesia, dejó ayer de ser Papa para convertirse en un “simple peregrino que inicia la última etapa de su vida”, que dedicará a la oración en el Vaticano, a pocos pasos del futuro Pontífice, al que ya ha prometido “respeto y obediencia”.

Hacía más de 800 años que un Papa no renunciaba por voluntad propia, desde que Celestino V lo hizo en el 1294, por lo que su decisión ha marcado un hito en la historia de la Iglesia católica. Hasta ahora, los papas morían en su cama, pero ayer el alemán Benedicto XVI, de casi 86 años, abandonó el Vaticano por su propio pie, a bordo de un helicóptero y se trasladó a la residencia de Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros al sur de Roma.

En Castel Gandolfo permanecerá unos dos meses hasta que estén acabadas las obras del monasterio de monjas de clausura “Mater Ecclesia”, que se levanta en los jardines del Vaticano donde se alojará.

El miércoles, tras ocho años de pontificado, se despidió de los fieles en una audiencia pública a la que asistieron unas 200.000 personas, a las que dijo que “no abandona la cruz”.

Ayer, se despidió de los cardenales. 144, de los 207 que forman el Colegio Cardenalicio, acudieron a la Sala Clementina. Sereno, sonriente, con buen aspecto, les dijo: “Entre vosotros está el futuro Papa, al que prometo mi respeto incondicional y obediencia. Continuaré rezando, especialmente en estos días (del cónclave)”.

Con esas palabras, según los observadores vaticanos, Benedicto XVI quiso dar seguridades de que el próximo pontífice no estará “condicionado” por un papa emérito, que además vivirá a un centenar de metros de distancia.

En algunos momentos se le vio emocionado, pero inmediatamente recuperó la sonrisa y la serenidad, la misma que mostró cuando saludó desde el balcón del palacio de Castel Gandolfo a los cerca de diez mil fieles que le acogieron.

La única señal visible que anunció al mundo que Benedicto XVI ya no era papa fue el momento en el que se escuchó, en el reloj de palacio, las campanadas de las ocho de la tarde e inmediatamente la Guardia Suiza cerró la puerta del edificio, dando por concluido su servicio al Papar y abandonando el lugar.

A partir de ese momento, dio comienzo la Sede Vacante -el interregno que va desde que fallece o renuncia un Papa hasta que se elige el sucesor- y el gobierno provisional de la Iglesia pasó a manos del cardenal camarlengo, que es también el Secretario de Estado, Tarcisio Bertone. (Efe)

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