Fundada en 2019, en San Francisco, Flourish Ventures es una firma de capital de riesgo que invierte en fintech en etapas tempranas -con foco en banca digital, pagos, infraestructura financiera, insurtech y regtech- que generen un impacto en la construcción de un sistema financiero “más justo”.
El cofundador y managing partner de Flourish Ventures, Arjuna Costa, quien se reunió en octubre con la delegación chilena de la misión de ProChile a Estados Unidos, señaló que la compañía gestiona un fondo de US$ 850 millones, con un portafolio con más de 100 startups de África, América Latina, EEUU, India y del Sudeste Asiático.
En entrevista con DF, valoró el talento de los fundadores chilenos y su capacidad para adaptarse a las condiciones del mercado y dijo que si bien no tienen inversiones en el país, han analizado startups locales que se han expandido hacia Brasil y México, y destacó el potencial regional de esos casos.
Sin embargo, advirtió que el tamaño del mercado y las barreras regulatorias son los principales obstáculos que tienen para escalar.
“No tenemos inversiones en fintech en Chile, pero hemos analizado varias empresas chilenas que se han expandido a Brasil y México, y estamos buscando más casos similares”.
- ¿Qué aspectos priorizan a la hora de invertir en startups?
- Siempre intentamos estar donde el mercado va. Hace 10 años, nos adelantamos e invertimos en la idea de los bancos digitales. Antes de eso, lo habíamos hecho en soluciones verticales bastante específicas para teléfonos 2G. En 2015, nos dimos cuenta de que no podíamos simplemente dividir las funciones de un banco y dejar que alguien gestionara su vida financiera con un montón de pequeñas aplicaciones. Los teléfonos inteligentes estaban despegando y la posibilidad de tener una experiencia holística como la de un banco, pero de forma digital, se hizo posible. Fuimos de los primeros en invertir en el neobanco brasileño Neon; tenemos otro en México llamado Albo, y también en FairMoney en Nigeria.
Cuando vemos un equipo pionero, miramos cómo está funcionando en múltiples mercados y respaldamos a esos emprendedores.
Siempre intentamos ayudar al sector a desarrollarse, impulsando las ideas de lo que es posible y asumiendo ese riesgo inicial, por lo que actualmente estamos analizando muchos equipos diferentes e intentando crear un sistema de pago más eficiente a nivel mundial, reduciendo el costo de transferir dinero a través de las fronteras.
- ¿Cómo está distribuido su portafolio y cómo se estructura el fondo?
- Invertimos en Estados Unidos y en mercados globales en proporción 50/50. Somos una entidad poco habitual, ya que todo nuestro capital proviene de la familia Omidyar, del fundador de eBay, Pierre Omidyar. En total, gestionamos alrededor de US$ 850 millones y como constantemente obtenemos capital fresco de la familia Omidyar, esto nos permite adoptar una perspectiva a muy largo plazo en la creación de empresas y en probar diferentes ideas.
Por lo general, invertimos en etapas tempranas, entre fase semilla y serie A, porque queremos formar parte del proceso de creación de la empresa, de dar forma a la idea y, en última instancia, de generar el impacto que tenemos en mente. Somos flexibles, con tickets que van desde los US$ 500 mil a US$ 3 millones. En Estados Unidos, a veces las rondas son más grandes que en el sur global, con tickets que pueden ir desde US$ 3 millones a US$ 5 millones.
Oportunidades y desafíos para Chile
- ¿Cómo ve al ecosistema de startups chileno? ¿Tiene pensada alguna futura inversión?
- Los emprendedores chilenos con los que he pasado tiempo son muy fuertes, y los equipos fundadores son muy sofisticados. Tienen un profundo conocimiento del mercado y de los problemas que hay que abordar, y han demostrado una interesante capacidad para adaptarse a las condiciones de este y ser ágiles a la hora de construir sus empresas.
El reto al que se han enfrentado hasta ahora es cómo expandir un negocio más allá de Chile, ya que es un mercado relativamente pequeño. Y dada la naturaleza regulada de los servicios financieros, no es tan fácil expandirse más allá de las fronteras. No tenemos inversiones en fintech en Chile, pero hemos analizado varias empresas chilenas que se han expandido a Brasil y México, y estamos buscando más casos similares. Ese es nuestro fuerte: encontrar a alguien que pueda probar una idea, escalarla en Chile y luego tener ambiciones regionales. Ampliar el mercado total al que pueden dirigirse estos fundadores es, en mi opinión, uno de los grandes obstáculos que impiden que fluya más capital hacia el país.
Chile, Argentina y, en cierta medida, Uruguay tienen algunos de los mejores emprendedores del mundo, pero sus mercados locales son demasiado pequeños. Todos dicen ´voy a probar mi solución en Chile y luego iré a México, con 130 millones de habitantes, y cuando sea grande, me enfrentaré a Brasil en el sector fintech´. Eso es realmente muy difícil porque tienes un nuevo regulador y un nuevo conjunto de socios bancarios.