"Llegué hace cuatro minutos”, comenta José Luis del Río cuando sube al escenario del MAS Pitch, el encuentro de startups organizado por DF MAS que celebra su cuarta versión. El empresario -cabeza del grupo que creó Sodimac y Derco, y accionista de Falabella- no exagera: estaba en Puerto Varas, donde participaba en una reunión de TecnoFast, y voló a Santiago con el tiempo justo para llegar a este encuentro en el Parque Juan Pablo II, en Las Condes. “No saben la guerra de nervios que he tenido… Quiero tranquilizarme un poco. Así que habla más tú”, le pide a quien será su partner en esta conversación: el CEO y fundador de Fintual, Pedro Pineda.
Antes de subir al escenario, donde los presenta el periodista Juan Pablo Silva, cerebro y motor del MAS Pitch, Del Río y Pineda esperan al pie de la pequeña escalera de metal para subir al proscenio. Un par de veces, en señal de camaradería, Del Río pone su mano en el hombro de Pineda. Este último escribe en su celular. Cuando suben -primero Pineda, luego Del Río-, el reloj marca las 7 y cuarto de la tarde del jueves 4 de diciembre.
La cita había empezado horas antes. Los primeros asistentes -que durante el día alcanzarían un poco más de mil personas- empezaron a llegar antes de las tres de la tarde. La temperatura alcanzaba los 29 grados. Pero el calor no se sentía bajo los toldos que cubrían el escenario y las 400 sillas que se dispusieron en frente de él, ya que sobre este espacio caía un rocío de agua desde tubos metálicos situados en lo alto. El MAS Pitch tenía, de alguna manera, su propio microclima.
Empezaron a llegar también los speakers de la jornada. Como Dominique Rosenberg, fundadora de DBS, quien se sentó en una de las primeras filas de asientos y antes de comenzar a revisar la información de su emprendimiento que llevaba impresa, cerró los ojos, respiró hondo y se puso en pose relajada. Parecía que meditaba.
Más zapatillas que zapatos
La gente empezó poco a poco a sentarse. Una cámara enfocaba distintos rostros que eran proyectados en dos pantallas grandes junto al escenario. Cada imagen era celebrada con risas del público. A las 15.43, Juan Pablo Silva abrió los fuegos. Dio la bienvenida. Presentó al director del DF, José Tomás Santa María, y a la editora jefa de DF MAS, María José Gutiérrez, quienes saludaron también desde el escenario.

Subió después el primer speaker, Andrés Ugarte, CEO de Copilot Money. Mientras hablaba, y seguramente para liberar el estrés, se pellizcaba los dedos de la mano derecha con los de la izquierda. Muy disimuladamente, claro. Tras sus 15 minutos de rigor, hubo cambio en el escenario: fue el turno de Dominique Rosemberg, quien ya no meditaba sino que era pura energía: partió diciendo que a ella le decían Nic y que “tenía un torpedo” para que no se le olvidara nada.
Abajo, todo estaba vivo también. Atrás y por los lados de las sillas se ubicaron todos aquellos que con entusiasmo se ponían al día con sus pares y hacían networking. Formaban un murmullo de conversaciones espontáneas y sin pausa, que ha sido la tónica en todas las versiones anteriores del MAS Pitch. Donde había un espacio vacío, se instalaban emprendedores a charlar un rato. Abundaban allí los jockeys, las bermudas, las mochilas. Las zapatillas le ganaban por lejos a los zapatos. Mandaban también las poleras, especialmente negras. También había camisas, pero menos que poleras, y en general lideraban las de lino.
Algunos conversaban mientras caminaban entre los stands abiertos ya a esa hora para comer o tomar algo. Entre la oferta disponible, fueron un hit los barquillos rellenos con manjar y los con nutella, también las palmeras en tamaño mini y bañadas en chocolate. De los bebestibles, los más solicitados fueron los mocktails, muy de moda y definidos como cocktails sin alcohol. De los cinco tipos que se ofrecían, los más pedidos -según contaron quienes los preparaban- fueron el Mocktail Mule, refrescante con jengibre y limón, y el Spritz de maracuyá.
A las cuatro y media de la tarde, la temperatura era de 28 grados. Y seguía llegando gente. Los menos, se sentaban donde podían; los más, se unían al murmullo.
Botticelli presente
Los speakers se sucedieron unos a otros en el escenario. Varios asistentes comentaron la polera usada por Ignacio Detmer, fundador y CEO de Koywe, quien lucía -en distintos colores- la icónica lengua que ya es el sello de los Rolling Stones.
Posiblemente uno de los speakers que más llamó la atención fue el artista Marco Bizzarri, quien contó por qué el arte es también un emprendimiento y recorrió su historia profesional, que hoy lo tiene instalado en Londres y con el mecenazgo de una duquesa inglesa. Al final, sorteó una de sus pinturas. Para ganársela, había que responder qué cuadro había mostrado al principio de su charla. “El nacimiento de Venus, de Botticelli”, respondió acertadamente Felipe Muñoz, desde una silla de la décima fila, lado derecho. Se identificó luego como consultor independiente y posó feliz junto su sorpresivo premio: el dibujo de una cabeza pintada en tonos azules.
Divididas en rondas, se presentaron también las seis startups en competencia. Cada una tuvo tres minutos exactos, y luego respondieron preguntas formuladas por miembros de un jurado que este año incluyó a 30 personas. Quienes finalmente ganaron, y cuyo nombre se anunciaría al fin del día, como cierre del evento, ya se habían condecorado por su propia cuenta: toda la tarde lucieron sobre el pecho una estrella de sheriff.
A la 6 de la tarde, la temperatura casi no había bajado: 26 grados. Tampoco había disminuido la cita paralela que sostenía el murmullo más allá de las sillas. Tras una vuelta rápida entre quienes componían este particular coro, el listado de frases más escuchadas fue el siguiente: “Sí, el marketing resulta”, “muy desafiante”, “tapado de pega”, “mucho por hacer”, “la señal correcta”, “en marzo”, “no, sale de ahí”, “ya pasé por esto”, “da lo mismo”.
Aquí no vuela ni una mosca
A las 7 y media de la tarde, Del Río y Pineda conversan en el escenario. Sentados frente a frente en sus sillas. No hay pauta previa ni interrupción de nadie de la organización: la idea es que aquí se produzca una conversación que de otra manera podría ser improbable entre un empresario tradicional y un emprendedor. Ambos reconocen que previamente no sabían quién era el otro, que debieron buscarse en videos de internet.
Ellos no se dan cuenta, pero desde la primera fila -delante del jurado- alguien les toma fotografías y graba videos. Es Karol Lucero, el animador ahora devenido en influencer. Parapetado tras lentes oscuros, apunta su celular y obtiene las imágenes. Llama la atención que no registra tomas generales, sino que hace acercamientos a los rostros de los conversadores.
Durante la media hora en que Del Río y Pineda se preguntan y responden entre ellos, en el MAS Pitch no vuela ni una mosca. Es posiblemente el único momento de la jornada en que se silencia hasta el murmullo de atrás. Todos, sin excepción, tienen la vista fija hacia adelante, en el escenario donde en ese momento se encuentran dos mundos.
Del Río busca preguntas que había anotado en su celular -lee un par- y saca un papel donde tiene otros apuntes. “Tengo unas notitas aquí”, dice.
Cuando más tarde ya todo se acaba sobre el escenario, cuando el movimiento se traslada a las mesas cerca de los locales donde se reparten hamburguesas, pizzas, tacos, cerveza, vinos, gin; aquí explota la vida social. Las risas fuertes, los brindis, varios abrazos por la tarea cumplida. No pocos se acercan a saludar a Del Río, quien se pasea por el lugar junto a su familia. Lo rodean los hijos, los nietos.

El fin del MAS Pitch 2025 se llena de música. La banda Colibri Waves se despacha buenos covers de Queen, de Madonna, de Juan Luis Guerra.
La noche en Santiago por fin está fresca. Son 19 grados y bajando.
Pero algunos no se quieren ir. Mientras la organización apaga las luces, Gustavo Morandé, fundador de Zapping, conversa animadamente con miembros de su equipo y otros emprendedores, entre ellos Xania Pantoja, fundadora de Zeroq. En otra mesa, jóvenes sub 30 le piden consejos a Matías Pérez, fundador de Vambe. En esa conversación está Cristofer Salinas, de Creditalo; Rafael Edwards, de Vambe; Domingo Claro, de Kayyak Ventures; Gonzalo Vargas, fundador de Recerc; y Víctor Tirreau, creador de dequienes.cl. Más atrás, ya cerrando la noche, llega la socia de Impacta VC, Cata Taricco, que aún con ganas de seguir las conversaciones propone ir al Bar Segreta, en Nueva Costanera.
Son las 22:30 y el MAS Pitch 2025 se da por terminado.