Débora Calderón publica libro sobre su padre, fundador de Ripley: “Era muy distinto a los otros grandes empresarios; don Horst Paulmann se reía mucho con él”
Marcelo Calderón nació en Temuco, en una familia de inmigrantes judíos. “Armó un imperio desde la nada”, dice su hija mayor, quien acaba de publicar una biografía de él, a 10 años de su muerte. En esta entrevista, repasa la vida familiar, la temprana muerte de su madre, los dolores del padre, la protección a sus hijas mujeres. También reconoce “una mirada muy machista”, que “me daba rabia”.
Por: Patricio De la Paz
Publicado: Sábado 6 de diciembre de 2025 a las 21:00 hrs.
Noticias destacadas
En 2010, cinco años antes de su muerte, el empresario Marcelo Calderón -fundador de Ripley y de Johnson’s Clothes- le repartió a cada una de sus tres hijas una copia impresa de un largo testimonio donde él mismo narraba su vida, sus pensamientos, sus emociones. Esos temas que él, un hombre reservado, siempre bajo perfil, se había guardado sólo para sí mismo. Débora, la mayor de las hijas, no lo leyó enseguida. Tampoco lo hizo en 2015, tras el fallecimiento del padre. “No fui capaz”, reconoce. Recién en 2020, en pandemia, lo sacó del cajón donde lo guardaba y se atrevió a la lectura. Y no sólo eso: vio que lo que había allí era la base de un libro, y que ella comandaría esa tarea. “La historia de mi padre merecía ser contada”, dice, rotunda.
Hace dos semanas, Débora llegó a puerto: El último traje, el libro que narra la vida de Marcelo Calderón, fue presentado el jueves 20 de noviembre. Entre quienes hablaron estuvo Mario Kreutzberger, uno de los grandes amigos del empresario del retail. Parte importante de las 164 páginas del texto reproducen el testimonio en primera persona del protagonista. Allí habla de su infancia como hijo de inmigrantes judíos en Temuco -que vivían en una situación económicamente precaria-, la ruta nómade de la familia por ciudades de Chile buscando un mejor destino, su deserción del colegio, su precoz entrada a la industria textil -al principio confeccionando pantalones-, la alianza con su hermano Alberto que luego se transformaría en Johnson’s y Ripley, el crecimiento, el éxito. “Un self-made man que armó un imperio desde la nada”, resume la hija.
El libro incluye, además, testimonios de cercanos que lo recuerdan, entre ellos empresarios amigos como León Avayú y Benjamín Paz, el mismo Kreutzberger o su sobrino Lázaro Calderón, CEO de Ripley Corp. Todos ellos fueron contactados por Débora, quien los conoce desde siempre. “Si no hubiera sido yo, imposible lograrlo… piensa que el tío León tiene 94 años y no lo habría hecho”, dice. Ella escribió el prólogo y también recolectó información para el relato conductor del texto, el cual redactó bajo la edición y corrección de un equipo de profesionales que la acompañó en este trabajo. Los 300 ejemplares fueron financiados por ella.
- En este ejercicio de construir su vida, ¿aparecieron cosas de tu padre que no sabías, que te sorprendieron?
- Sí. Por ejemplo, nunca supe que fue socio de León Avayú, quien lo cuenta aquí. Por otra parte, hay cosas que yo sabía y nunca conté, ni siquiera en el libro. Mi papá fue criado en ambientes con mucha humedad, mucho frío: para protegerse de eso, se ponía papel de diario en los zapatos. Pasaron los años, y una vez lo acompañé a un banco en Nueva York; hacía un frío terrible. Andábamos con impermeable, gorro. Cuando llegamos al banco, le pidió a alguien: “¿Me podría prestar el New York Times?”. Se lo llevaron. “¿Para qué lo quieres?”, le pregunté. Entonces agarró el diario y se lo puso dentro de los zapatos. “Este es el mejor consejo para andar sin frío”, me dijo. Era muy friolento. Usaba cuatro o cinco calzoncillos largos.
"Pasaron los años, y una vez lo acompañé a un banco en Nueva York; hacía un frío terrible. Andábamos con impermeable, gorro. Cuando llegamos al banco, le pidió a alguien: '¿Me podría prestar el New York Times?'. Se lo llevaron. '¿Para qué lo quieres?', le pregunté. Entonces agarró el diario y se lo puso dentro de los zapatos. 'Este es el mejor consejo para andar sin frío', me dijo".
- Las hijas de seguro tienen buenas historias con él. ¿No pensaste incluir a tus hermanas Patricia y Esther entre los testimonios del libro? Se echa de menos la visión de ustedes…
- Las invité a participar, me habría encantado. La Pati me decía: “No, no, no”. A la Teté le pedí una nota, pero al final no quiso.
- ¿Y un testimonial tuyo?
- No. Yo no quería ser protagonista. Tenía que darle el protagonismo a mi papá, y eso se logró.
“En el ambiente de mi casa había pena, yo la sentía”
Débora Calderón fue durante nueve años directora de Ripley Corp. -entre 2011 y 2020- y hace cinco años lo es en Ripley Chile. Estudió Periodismo en la UC, tiene un diplomado en empresas familiares en la UAI y hoy escribe columnas de actualidad en El Dínamo. Vive entre Santiago y Miami, ciudad donde pasa tres o cuatro meses por año. En 2024 debió someterse a un trasplante de corazón, asunto del cual no quiere hablar, al menos no todavía. “No estoy preparada, aún no lo elaboro”, dice y da por cerrado el tema.
En el libro de su padre sí se habla de dolores. De los que él enfrentó en silencio y de cuya profundidad sus hijas recién se enteraron cuando leyeron el testimonial que les dio. Porque antes nunca lo demostró. Entre ellos está la muerte en 1972 de su esposa Berta Kohon, a los 37 años producto de un cáncer. O la hidrocefalia con que nació su cuarta y última hija, Claudia, quien murió a los 11 años.

Débora junto a su padre.
“Es impresionante la parte de su testimonio donde cuenta el momento en que va camino al entierro de mi mamá, mira por la ventana y piensa que no concibe la vida sin ella, que no se explica que la gente siga con la vida si Berta está muerta”, dice Débora.
- ¿Recuerdas a tu padre cuando muere tu madre?
- Lo recuerdo perfecto. Cuando murió mi mamá yo tenía 15 años. Pero no sabía que a él lo había calado tan profundo… Mi papá nunca nos traspasó a las hijas nada de eso.
- Sobre tu hermana Claudia, tu padre dijo que fue uno de las penas de su vida, que no pudo consolarse…
- Cuando mi mamá murió, yo me hice cargo de mi hermana, con quien teníamos 10 años de diferencia. Lo hice para alivianarle la carga a mi papá. Teníamos un staff que la cuidaba, teníamos comodidades, pero yo la llevaba y la iba a buscar al colegio Redland, que la había aceptado. Ella pasó allí los mejores años de su vida. Se portaron muy bien en el colegio, cuando ella murió fueron al funeral.
- Supiste de la profunda tristeza de tu padre por este tema sólo cuando leíste su testimonial, y él ya había muerto. ¿Qué pensaste?
- Pensé: “¡Pucha que sufrió este caballero!”. Primero lo de mi mamá, luego esto. Y yo nunca me di cuenta… Para mí fue un absoluto descubrimiento. Pero sí te puedo decir que en el ambiente de mi casa había pena, yo la sentía. Yo tenía mucha angustia siempre, desde niña. Como siempre nos pasaban cosas, yo pensaba: “¿Qué va a pasar después?”.
"Sí te puedo decir que en el ambiente de mi casa había pena, yo la sentía. Yo tenía mucha angustia siempre, desde niña. Como siempre nos pasaban cosas, yo pensaba: '¿Qué va a pasar después?'”.
- Pero escribir la historia propia -la de tu padre, que también es la tuya- puede ser sanador.
- Muy sanador. No fue fácil, pero estoy muy conforme de haberlo hecho.
- ¿Reconoces cosas de él en ti?
- Sí. Mi gusto por el retail, la manera positiva de mirar las cosas, el humor. Todos se reían mucho con mi papá. Me acuerdo en los almuerzos cuando retaba a mi primo Mauricio Russo (cofundador de Casaideas), que se crio con nosotros. Él estaba siempre al lado de mi papá. Y mi papá lo retaba, porque le decía que no sabía escuchar. “Burro”, le decía. ¡Y mira hasta dónde llegó después el burro!
“Yo las cuido, pero no se metan en los negocios”
- Para ti, ¿cuál es el legado de tu padre?
- La forma en que la gente lo recuerda, porque todos tienen algo bueno que decir de él. Lo otro es la humildad que tenía mi papá. Y además cómo era con sus hijas, con sus nietos, a quienes siempre les decía que la humildad abre puertas.
Débora Calderón sonríe. Recuerda otro detalle: “A mi papá no le gustaba que nadie viajara. A uno de mis hijos (Marcelo Konitzky, quien trabajó con él en Johnson’s) lo mandó una vez a Hong Kong, y lo dejó estar allá apenas unas horas porque quería que volviera altiro. Y con nosotras era igual. Cuando íbamos con los niños a Disney, preguntaba: ‘¿Cuándo regresan?, ¿no encuentran que ya llevan mucho allá?’”.
- ¿Y eso por qué?
- Porque tenía esa cuestión de que había que almorzar sábado y domingo con la familia. Mi papá era un hombre de rutinas. Cuando vivíamos con él, todos los días volvía a la casa a almorzar con nosotras, dormía una pequeña siesta y volvía al trabajo. Después descubrió el bridge y el golf. Yo también soy muy de rutinas.
- En el libro se describe a Marcelo Calderón como empresario, innovador, amigo. ¿Cómo era como padre?, ¿tenían buena relación?
- Yo lo llamaba todos los días a las 9 de la mañana. Primero, para saber cómo estaba; y después para contarle cosas. Como soy periodista, le hablaba de actualidad. Me acuerdo el día que se cayeron las Torres Gemelas, yo estaba trotando por el Balthus afuera y lo escuché en la radio, así que volví al gimnasio, prendí las teles y llamé a mi papá. Yo le informaba todas esas cosas que pasaban en el mundo. Y él disfrutaba esas llamadas.

Débora cuenta que en el testimonial que les entregó su padre, hay cosas que no puso en el libro. Pasajes difíciles. “En los apuntes él hace una descripción de sus hijas. No lo publiqué porque no me pareció que era justo en su apreciación de nosotras. Quería que rindiéramos en los negocios, y nosotras en ello éramos tres mujeres más perdidas que el teniente Bello. Yo después entré al directorio de Ripley, pero él hubiera preferido que me hubiera quedado en la casa. No me veía a mí en esa. Era una mirada muy machista”
- Te iba a decir justamente eso…
- Una mirada como: “Yo las cuido, pero no se metan en los negocios”. Yo decía: “Pero ¿por qué?”.
- Cuando el negocio lo asume la segunda generación, son tus primos Lázaro, Andrés y Michel quienes toman la posta…
- Nosotras no estábamos en el radar. A mí me daba rabia. Los martes yo iba con mi papá a Ripley, hasta que se aburrió de llevarme; empecé a ir yo sola otros días.
- Tu padre pertenecía a una generación donde esas actitudes eran comunes, fueron los códigos en que se formaron, la mirada machista como tú dices.
- Súper machista. Por eso ves todos los conflictos que hay con las hijas mujeres. Pero creo que mi padre no hubiera podido convivir con hijos hombres.
- ¿Por qué?
- Los hubiera castrado.
- ¿Era más fácil entenderse con mujeres?
- Claro. Porque era protección finalmente, éramos sus niñitas. Yo nací ahí, pero no lo voy a entender.
- ¿Te rebelaste lo suficiente?
- Terminé sentada en el sillón de Ripley.
- ¿Qué dijo tu papá?
-Se atacó, pero después aceptó.
"Nosotras no estábamos en el radar. A mí me daba rabia. Los martes yo iba con mi papá a Ripley, hasta que se aburrió de llevarme; empecé a ir yo sola otros días".
“Johnson’s era el hijo que no tuvo”
- El corazón de Marcelo Calderón estaba en su negocio; eso se repite en el libro.
- Siempre trabajó mucho. Él no tenía mucha imagen de lo que había hecho y de lo que él era. Esa cosa de humildad que tenía no le permitía ver lo macro que había hecho. Cuando había que entregarle un premio, él se arrancaba. Como sabía que no tenía educación ni preparación, no le gustaba figurar. Pero se pulió mucho con su segunda mujer. Iban a conciertos. Al final, mi papá me dijo: “¿Sabes? Me dicen que la ópera es un gusto adquirido y yo no lo tengo, pero resulta que ahora me gusta”.
- Esta afición al trabajo, ¿no le quitó tiempo a lo familiar?
- No. El tiempo que tenía con nosotros era muy rico; quizás era poco, pero era muy rico. Hasta hoy, cuando en la familia estamos conversando, nos preguntamos “¿qué diría el tata?”. Todavía mantenemos frases que eran de él. Cuando algo no le gustaba, y quería que alguien se fuera, nos decía: “A fuir, que hay chinches”.
- En el prólogo hablas de él como un empresario atípico…
- Lo era. Muy distinto a los otros grandes empresarios. Don Horst Paulmann se reía mucho con él. Mi papá iba a tomar café al Parque Arauco y cuando pasaba don Horst, mi papá le gritaba: “Horst, baja los precios”. Se mataba de la risa.
"Don Horst Paulmann se reía mucho con él. Mi papá iba a tomar café al Parque Arauco y cuando pasaba don Horst, mi papá le gritaba: “Horst, baja los precios”. Se mataba de la risa".
Débora cuenta que actualmente ella y sus dos hermanas tienen cada una un 1,5% de Ripley. Johnson’s, la marca por la que se desvivía su padre, se vendió en 2011 a Cencosud. Eso no debe haber sido trivial para Marcelo Calderón. “No había nada más importante para él en la vida”, explica la hija. “Johnson’s era el hijo que no tuvo”.
- Por eso lo mantuvo a flote mientras pudo, a cualquier costo, a contracorriente incluso.
- Para salvarlo, su pensamiento no era racional. Johnson’s era su guagua. Tampoco iba a dejar botados a sus empleados. Así que fue dura su venta, al final fuimos las hijas las que lo hicimos. Yo le pedí a don Horst una sola cosa.
- ¿Cuál?
- Que dejara a mi padre adentro. Y lo hizo: dejó a mi padre disponer de su misma oficina, todo el tiempo. Don Horst lo quería mucho. Mi padre siguió yendo hasta que murió.
Marcelo Calderón falleció el 27 de noviembre de 2015. El mismo día en que comenzó la Teletón de ese año. Mario Kreutzberger lo conocía bien: eran cercanos, pero además Johnson’s lo había vestido durante años para Sábados Gigantes y fue de las primeras marcas en unirse en 1978 al evento solidario que acaba de celebrar su versión 36.
“Ese día, yo llamé a Mario para decirle que mi papá se estaba muriendo”, recuerda Débora. “Se sacó el maquillaje y partió ese viernes a la clínica. Se sentó al lado de mi papá, que ya estaba inconsciente, y le dijo: ‘Tú fuiste un amigo difícil’”.
Te recomendamos
ARTICULOS RELACIONADOS
LO MÁS LEÍDO
Newsletters
Reajuste del sector público: funcionarios concretan primera reunión con el Gobierno y presentan pliego de demandas
Las asociaciones están presionando a los ministros para iniciar el cronograma de reuniones lo antes posible y no esperar hasta después del resultado de la segunda vuelta presidencial del 14 de diciembre.
Mauricio Varela, presidente de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios: “No estamos conformes con la gestión del Minvu; nuestra principal críticaes la falta de confianza con los privados”
El representante de la industria inmobiliaria afirmó que la cartera se concentró en la vivienda social y descuidó otros temas relevantes para el sector, como la reconstrucción de Valparaíso, las tomas o la planificación urbana.
Fintech Sheriff gana cuarta edición de MAS Pitch, encuentro clave del ecosistema de startups
Emprendedores, inversionistas y empresas participaron en el evento de DF MAS, entre ellos, el fundador de Copilot Money, Andrés Ugarte, la fundadora de DBS, Dominique Rosenberg, el presidente de Inder, José Luis del Río, y el fundador de Fintual, Pedro Pineda.
BRANDED CONTENT
Camila Elizalde; una chef que ha hecho del perfeccionismo una fuerza transformadora
Conoce aquí la entrevista a una de las chef más destacadas a nivel nacional y americano en el arte de la pastelería. En este capítulo, Camila reflexiona sobre los desafíos de liderar en un entorno competitivo y la importancia de construir espacios donde la excelencia y la empatía convivan. Mira la entrevista haciendo aquí.
Camila Elizalde; una chef que ha hecho del perfeccionismo una fuerza transformadora
Conoce aquí la entrevista a una de las chef más destacadas a nivel nacional y americano en el arte de la pastelería. En este capítulo, Camila reflexiona sobre los desafíos de liderar en un entorno competitivo y la importancia de construir espacios donde la excelencia y la empatía convivan. Mira la entrevista haciendo aquí.
En Perfeccionistas entrevistamos a un deportista chileno que quiere llegar tan alto como sus saltos
Mauricio Molina nos cuenta de su pasión por el BMX y cómo se convirtió en el primer chileno en competir en esta disciplina en unos Juegos Olímpicos y ser parte del selecto grupo de los 25 mejores del mundo.
Instagram
Facebook
LinkedIn
YouTube
TikTok