Nueva Política Nacional de Ordenamiento Territorial incorpora el cambio climático y riesgos de desastres
La nueva política será una herramienta clave para los gobernadores regionales. El MMA prepara una guía para que se considere el cambio climático en la Evaluación Ambiental Estratégica de los proyectos territoriales.
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El lunes pasado fue publicada en el Diario Oficial la aprobación de la nueva Política Nacional de Ordenamiento Territorial (PNOT), que estaba en tramitación desde 2019. Se trata de un instrumento que "impulsa un proceso de desarrollo sustentable, integrando las dimensiones social, económica y ambiental, con identidad territorial", señala el documento oficial.
La PNOT -que articula políticas, planes e instrumentos, con la capacidad de conducir y coordinar las iniciativas con incidencia territorial- está enfocada en dos grandes condiciones territoriales transversales al país: el riesgo de desastres -tanto naturales como generados por el hombre- y la adaptación al cambio climático.
La jefa del departamento de Cambio Climático del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), Carolina Urmeneta, explica que antes las ciudades se planificaban "mirando hacia atrás", es decir, en base a experiencias anteriores. Con la nueva política, se mandata que la Evaluación Ambiental Estratégica -instrumento que incorpora criterios de sustentabilidad en políticas y planes de ordenamiento territorial en diferentes órganos del Estado, como los gobiernos regionales- considere el cambio climático y es obligatoria para los instrumentos de licitación territorial.
"Lo que tenemos que hacer ahora con el cambio climático es mirar hacia adelante porque la situación va a cambiar y, por lo tanto, se tiene que ver qué se proyecta", dice Urmeneta.
Proyección regional
La PNOT es un instrumento clave para la descentralización, ya está en vigencia para su uso en los gobiernos regionales y debe ir de la mano con la facultad de los gobernadores de crear Planes Regionales de Ordenamiento Territorial (PROT).
Según Urmeneta, una vez que se apruebe la Ley Marco de Cambio Climático, que establece planes regionales y comunales, esto "empezará a funcionar como un todo".
"Tiene que ver con qué decisiones van a empezar a tomar los gobernadores y cómo van a estructurar su propia región en esta línea y qué debe ser coordinado con los delegados presidenciales para que las políticas del terminal central tengan sentido con lo que se está haciendo en el territorio", sostiene Urmeneta.
Desde el Ministerio del Medio Ambiente han estado trabajando en una guía para que las distintas autoridades regionales y locales puedan considerar el cambio climático en la Evaluación Ambiental Estratégica, que esperan sea entregada durante el segundo semestre de este año.
Visión frente a amenazas
El académico de la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Andrés Bello (UNAB), Iván Franchi, señala que el objetivo transversal del PNOT es que todas las decisiones que se tomen aborden los riesgos de desastres socionaturales y sus medidas de adaptación. Por ello, afirma que esta nueva política es un "avance" que va a generar "mejores escenarios para que se reduzcan los conflictos socioambientales" derivados de la construcción de proyectos.
Plantea que en caso de no lograr cumplir el Acuerdo de París para mantener la temperatura del planeta bajo los 1,5°C y se generen diversos escenarios climáticos futuros, "las actividades productivas que se quieran desarrollar en zonas donde existe potencial riesgo, tendrán que incluir la evaluación de los diferentes escenarios climáticos en 30, 40 o 50 años".
Franchi explica que van a existir planes reguladores comunales que "van a tener que considerar zonas de protección litoral por el avance o subida del mar, por el aumento de las marejadas y van a tener que establecer zonas de restricción para la construcción y para las actividades productivas".
Perspectiva rural y urbana
El presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, Sergio Baeriswyl, consejo presidencial encargado de velar por la implementación de la Política Nacional de Desarrollo Urbano, señala que la PNOT plantea "una mirada complementaria que reúne lo urbano y lo rural", una hoja de ruta y nuevas herramientas para la planificación de las ciudades, y "principalmente, para el ordenamiento de zonas, en su mayoría rurales, que hoy no disponen de una regulación y que son invaluables para generar un desarrollo sustentable de las urbes", dice.
Baeriswyl dice que uno de los principales aspectos de la política es que se fortalecen los planes regionales de ordenamiento territorial, los que podrán definir las condiciones para la localización de ciertas actividades, promoviendo una nueva convivencia entre los actores y entendiendo los efectos de las industrias extractivistas y agrícolas en las ciudades.
Plantea que este escenario abre oportunidades para solucionar diferentes problemas ambientales como la protección de cuencas que proveen de agua las ciudades, abordar la expansión urbana en zonas de alto valor ecológico y reducir el riesgo de desastre en ambientes urbanos, "disminuyendo la exposición y vulnerabilidad de las ciudades a amenazas de origen natural", dice.