El cara y sello de un ¿urgente? ajuste ministerial
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Bajo el imperativo que la misma presidenta Bachelet le encomendó a su nuevo ministro del Interior, Mario Fernández, para que “concentre su labor en la conducción política del gabinete y en una buena gestión de las políticas públicas”, los llamados tanto del oficialismo como la oposición para que se avance en un ajuste ministerial más profundo, incluido el comité político, han cobrado una relevancia mayor.
Ello, además en un cuadro en que el equipo de colaboradores de la mandataria obtuvo en mayo pasado -según la Adimark- una aprobación de apenas un 43%, la más baja de todo este período presidencial. No obstante los expertos consultados por DF, Roberto Méndez -presidente de Adimark- y Claudio Fuentes -director del Instituto de Ciencias Sociales de la UDP- discrepan respecto a la conveniencia de hacer un cambio de gabinete más profundo. De hecho, mientras el primero recomienda incluso “revisar el comité político” y aclarar la contradicción que observa en las metas que se ha impuesto el mismo gobierno, Fuentes no solo estima que es “muy difícil que el gobierno cambie la agenda”, sino que lo inconveniente y costoso que sería para la mandataria “entrar en un cambio de personas”.
"Probablemente, haya que revisar el comité político"
- ¿Hay que avanzar en un cambio de gabinete más profundo?
- Se ha producido un consenso al interior de la Nueva Mayoría -que es quizás lo más importante, porque la oposición siempre critica- de que la gestión del gobierno no está siendo efectiva. La misma Presidenta le encarga al ministro Fernández mejorar la gestión del gabinete, la coordinación y efectividad. Creo que ella le está poniendo una carga demasiado pesada a Fernández, que tendría que ser un superhombre si lograra eso. En ese sentido, el cambio de ministro de Interior, es insuficiente, probablemente debiera extenderse a otras áreas del gabinete y a otros cargos.
- ¿Incluído el comité político?
- La gestión política del gobierno ha sido especialmente débil, así que considero probable que haya que revisar el comité político; recomendaría eso de todas maneras. Ahí está la tarea del ministro Fernández (...) Lo más probable es que él mismo se dé cuenta que necesita un equipo más afiatado, ese es el desafío. Es una oportunidad para el gobierno, si no se hace nada, no veo por qué un cambio de nombre debería ordenar la gestión.
- El ministro de Hacienda fue uno de los que más cayó en sus niveles de aprobación.
- El déficit principal es una contradicción que se aprecia al interior del gabinete, sobre las metas, sobre si lo central es el crecimiento económico, recuperar la confianza o sacar adelante unos proyectos que aparecen complejos y que han generado incertidumbre. Esa falta de acuerdo, es lo que ha penalizado a este gabinete y quedó reflejado en el cansancio de Burgos, que se cansó probablemente por esta contradicción interna que no se soluciona y que es posible que esté más arriba de ellos mismos.
- ¿Hay que aclarar bien el relato?
- Aclarar el relato que además está siendo costoso para la Nueva Mayoría, porque esta desaprobación del gabinete, se traduce a la coalición política. La urgencia por esto también va a tener un carácter político electoral, en la medida que se acerca esto y como algunos ya han dicho, se está pavimentando el regreso al poder de la derecha.
- En mayo de 2015, el gabinete marcaba sólo seis puntos más, ¿por qué es importante esta última caída?
- Un gabinete con niveles cercanos al 50%, como hace un año, era una ayuda para el gobierno, pero si el gabinete se debilita la situación se pone muy compleja porque ya no hay un respaldo, una base política que permita gobernar.
"Abrirse a discutir nuevos cambios, sería un error"
- ¿Hay que avanzar en un cambio de gabinete más profundo?
- En primer lugar, la agenda del gobierno ya está bastante jugada -reforma en educación, reforma laboral, aborto y proceso constituyente- y no creo haya una alteración salvo sentarse a negociar la letra chica de cada uno esos temas. Desde el punto de vista de las personas, la Presidenta está pidiendo lineamientos de qué actores políticos quieren ir a la elección dentro del gabinete para eventualmente hacer un cambio, seguramente hacia fines de octubre o fin de año. No veo políticamente posible un cambio sustantivo como lo pide Chile Vamos.
- ¿Es la Presidenta la que pide mejorar la gestión, eso no implica cambiar las personas?
- No necesariamente. El costo que tendría para la Presidenta entrar en un cambio de personas en el corto plazo sería muy alto. No veo tan probable ese escenario, incluso lo vería inconveniente porque la triada Eyzaguirre-Díaz-Fernández, no es conflictiva, no hay grandes temas de tensión entre ellos.
- ¿Y tampoco lo recomendaría?
- No, porque el cambio del ministro Burgos, como nunca fue muy bien gestionado. Fue una operación que dejó contenta a la DC, fue un proceso no traumático, lo que es fundamental si se trata del jefe de gabinete. En ese sentido, comenzar a abrirse a discutir nuevos cambios, sería un error.
- ¿Si podría darse un cambio de gabinete tras las municipales?
- Sí, cuando se tenga que decidir quiénes van a querer ser diputados o senadores, ahí debiera producirse un cambio, y yo lo haría con todos y no a cuenta gotas.
- ¿La baja aprobación del gabinete (43%) no es preocupante?
- Siempre será preocupante que la Presidenta tenga un veintitantos por ciento y que el gabinete tenga menos del 50%, pero la única forma no es tanto cambiar las personas sino que definir bien las prioridades, resolver los conflictos políticos y eso depende mucho de la gestión.
En un sistema presidencial, obviamente, la sintonía entre el jefe de gabinete y la Presidenta es clave para viabilizar una priorización y una concretización de políticas en el corto plazo; que el comité político logre ordenar las huestes en el Congreso y que las prioridades sean resueltas pragmáticamente y no a partir de cálculos políticos electorales.
Lo que se requiere es centrarse en las preocupaciones de la población, que tienen que ver con empleo, salud, educación, delincuencia. Además el jefe de gabinete tiene otros temas adicionales, La Araucanía y la agenda legislativa que está trabada en algunas áreas.