Economía y Política

El quiebre de las confianzas que impide superar la crisis en la derecha

Pese a la distensión que pareció lograrse en el comité político presidido por Sebastián Piñera, las solas reacciones posteriores confirmaron que la solución de fondo está pendiente.

Por: | Publicado: Sábado 28 de enero de 2012 a las 05:00 hrs.
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POR BLANCA ARTHUR



Con la preocupación de que el conflicto podía escalar hasta extremos impensados, La Moneda se abocó a tratar de calmar la tensión que se instaló en el oficialismo luego del acuerdo de la mesa RN con la DC para realizar reformas políticas, incluido el polémico sistema binominal.

Es lo que se buscó en el comité político ampliado del martes, al que llamó el presidente Sebastián Piñera precisamente con ese propósito.

Pero no era fácil. Por eso en dicho encuentro -por momentos extremadamente tenso- el propio mandatario, decidido a asumir la conducción del problema, realizó un fuerte llamado a la unidad con varios gestos a ambos partidos, aunque sin renunciar a lo que él consideraba que debía hacerse.

En concordancia con la postura de la UDI, reiteró que las prioridades para este año serían los temas sociales, aunque también afirmó que estaba decidido a impulsar además de la reforma tributaria, un cambio al sistema binominal. Pero aun cuando estas últimas propuestas distan de lo que quiere ese partido, en cuanto a la forma de hacerlo, sí asumió su demanda en el sentido de que los acuerdos se buscarían siempre primero al interior de la coalición de gobierno.

Con ello, buscó aquietar los exacerbados ánimos de la UDI, aunque no desestimó la posición de RN, al reconocer el derecho de los partidos a entablar diálogos o buscar acercamientos con quienes consideren que puede ser beneficioso.

Luego de darle en parte la razón a ambos, en el gobierno hubo cierta tranquilidad, porque suponían que la tensión amainaría al menos como consecuencia del inicio del receso político.

Pero la calma no llegó tal como se esperaba, porque de inmediato aparecieron las recriminaciones recíprocas por la interpretación triunfalista que hicieron dirigentes de la UDI de lo ocurrido en la reunión con el presidente, lo que fue respondido en duros términos desde RN.

Con ello pareció nítido que no eran las discrepancias en torno a la modificación al binominal las que generaron la tensión que tiene a los partidos cerca de un punto de quiebre.

Tal como admiten al interior de todo el oficialismo, el problema de fondo no está resuelto, porque el clima de sospechas que se instaló con este episodio demostró que el conflicto radica, fundamentalmente, en que las confianzas están profundamente resquebrajadas.

Ganar frente a los liberales 


Las principales dudas surgieron –como era esperable- en torno a cuáles podían haber sido las reales intenciones del presidente de RN, Carlos Larraín, para actuar de la manera que lo hizo.

Nadie descarta que -como él afirma- no imaginó el impacto que iba a producir el acuerdo a que llegó con la DC. De hecho, al dar las explicaciones de su conducta, ha insistido en que lo que le importaba era concordar con dicho partido una propuesta para cambiar el régimen presidencial, porque cree genuinamente que es necesario, pero que no le dio especial importancia a que en el documento se propusiera también el reemplazo del binominal por un sistema proporcional.

Pero tanto en el gobierno, como en la UDI e incluso en su propio partido, no dudan que, si bien pudo no haber medido todas las consecuencias, tampoco actuó tan ingenuamente al firmar el acuerdo con la DC en los precisos momentos en que había concordado con las autoridades y con sus aliados, un procedimiento en que los consensos debían buscarse primero al interior de la coalición.

En todo el mundo político existe la casi certeza de que, al menos, tenía la intención de consolidar su liderazgo al interior de RN, luego de haber enfrentado problemas serios con los sectores disidentes o liberales que han cuestionado su conducción por ser excesivamente conservadora.

Por eso resultó imposible imaginar que al llegar a un acuerdo con la DC, no calculara que podría fortalecerse en su partido, al lograr quitarles a los liberales la posibilidad de que ellos fueran los que llegaran a acuerdos con la Concertación, como estaba ocurriendo precisamente con el tema del binominal.

Pero la coincidencia en que quizás su principal finalidad fue imponer su liderazgo en RN, hace que no sean pocos, partiendo por el propio Piñera, los que creen que como parte de esa misma lógica, también quiso pasarle la cuenta al gobierno haciendo una demostración de autonomía, como una manera de mostrar fuerza por la marginación que siente que ha tenido por parte de las autoridades, a las que además culpa de digitar las operaciones de la disidencia para desbancarlo de la conducción partidaria.

Aislar a la UDI


Claro que las sospechas sobre las razones de Larraín para llegar al sorpresivo acuerdo con la DC no se reducen al problema interno en RN o al distanciamiento con La Moneda. Por el contrario, en los círculos políticos -incluidos personeros de su propio partido- apuntan a que, simultáneamente, escondía la secreta intención de aislar a la UDI.

Considerando la constante lucha entre ambos partidos, en que RN reclama por las intenciones hegemónicas de sus aliados, al interior del gremialismo de inmediato calcularon que el acercamiento de Larraín a la DC, al menos implicaba un golpe para ellos.

Fue por eso que sus dirigentes, comenzando por su presidente, Juan Antonio Coloma, no dudaron en reaccionar con fuerza, acusando a lo menos de falta de lealtad, más que por no haber sido informados, por llegar a un acuerdo con un partido de la oposición, justo cuando estaban actuando en conjunto para impedir que el gobierno le diera prioridad a la agenda política.

La sensación que se apoderó de la UDI fue que Larraín, al madrugarlos con la propuesta que hizo con la DC que incorpora el reemplazo del binominal, actuó impulsado por la esperanza de que acercándose al centro, podría cumplir su antiguo anhelo de desordenar el actual mapa político al abrir la posibilidad de que se establezcan nuevos pactos, donde la UDI no necesariamente sería su aliado.

Eso explica que en dicho partido partan del supuesto que, aun cuando el presidente de RN expresara públicamente que su intención no fue pasar por encima de nadie, o que sostenga que no está en sus planes romper la coalición, su intención oculta es que en el futuro pudiera llegar a un pacto con la DC, sobre todo por su reconocida preocupación de contener la fuerza de la izquierda.

Fue en ese cuadro donde, estimulados incluso por el ministro Pablo Longueira, la decisión de la UDI fue no claudicar en sus reclamos, con lo que el conflicto pareció escalar a un punto de no retorno.

La postura de dicho partido se basó, principalmente en que si en RN estaban dispuestos a perfilarse a costa del distanciamiento tanto del gobierno, como de ellos, no tenían otra opción que apostar a fortalecer su propia identidad.

Estériles resultaron, en ese contexto, los esfuerzos del gobierno para que la UDI se allanara a una solución, como era hacer propia la propuesta de reforma al binominal que estaba elaborando el ministro Cristián Larroulet con el experto electoral de ese partido, Andrés Tagle, con lo que podía devolverle el golpe a RN.

Pero ni Coloma ni el resto de los dirigentes estaban dispuestos, más que por estar en contra de dichos cambios, porque consideraron que era el gobierno el que debía encarar el problema, desde el momento en que ellos consideraban que era el responsable de haberlo originado al poner las reformas políticas en la agenda, como se encargó de expresarlo en duros términos el senador Jovino Novoa.

La Moneda en acción 


Con el conflicto escalando, las autoridades entendieron que debían tomar la conducción de la crisis antes de que se les escapara por completo.

Fue ese el espíritu con que se ideó el comité político ampliado del martes, donde las expectativas eran poner paños fríos e impedir que la crisis, al menos en lo inmediato, tendiera a aplacarse.

Con la fórmula diseñada para ese encuentro, en que la apuesta fue tratar que ambos partidos quedaran satisfechos, se consiguió el propósito mínimo de dar una muestra de que los ánimos estaban calmados. 
Pero quedó claro que no era suficiente. Es que tal como lo expresó el secretario general de RN, Mario Desbordes, al reaccionar a los dichos del futuro presidente de la UDI, Patricio Melero – tras insinuar un triunfo de su partido- la situación en la Alianza parece insostenible.

Pero el último intercambio de declaraciones no augura necesariamente un quiebre, lo que no significa que se reconozca que la crisis de confianza está atentando fuertemente contra la unidad entre ambos partidos, justo cuando son parte del gobierno.

Es por eso que se plantean fórmulas como institucionalizar a la Coalición, aunque existe coincidencia en que el principal desafío lo tiene Piñera, el que se enfrenta a la dificultad de que precisamente este episodio puso en cuestión su propio liderazgo.

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