El mandato de Piñera al gabinete a defender obra y evitar entregar el gobierno a Bachelet
En esa línea, el ministro Felipe Larraín se desmarcó de su rol técnico y eligió la Enade para realizar una particular arenga electoral a 12 meses de las elecciones.
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Por C. Betancourt /C.A. Sánchez
“No da lo mismo quien gobierne”. Aunque la frase fue pronunciada insistentemente por la Concertación en las pasadas elecciones presidenciales, hoy es La Moneda la que instruyó aplicarla cada vez que un ministro de Estado se enfrenta a un público que podría estar “indeciso” respecto de su opción para 2014. Y es que fue el mismo presidente Sebastián Piñera quien dio el visto bueno a la estrategia construida hace ya un par de meses.
En el último Consejo de Gabinete del pasado 22 de noviembre, el mandatario les recalcó a todos los ministros, subsecretarios e intendentes la necesidad de salir a comunicar los logros alcanzados por su administración, de manera simple y con ejemplos concretos: aumento del crecimiento económico pese a la crisis mundial; creación de 700 mil nuevos empleos; becas para estudiantes de menores recursos; post natal de seis meses; Ingreso Ético Familiar (IEF), todas medidas orientadas a la clase media y muchas de ellas que ni siquiera figuraban en el programa de gobierno.
El origen de esta ofensiva está en los análisis descarnados que se hicieron en la UDI y en RN. En ambos partidos se culpó directamente a La Moneda de la pérdida de comunas emblemáticas tras el resultado de los comicios municipales. Se enrostró que la elección se perdió por la mala imagen que hay del gobierno y por la “lógica torpe de comunicar los hechos, y el impacto negativo que provocó la puesta en marcha de la inscripción automática y el voto voluntario”.
Con las aguas más calmas se avanzó hacia la etapa de cómo revertir la situación. Hay coincidencia en que si no se lleva a cabo esta ofensiva mediática y política, la Alianza quedará con mínimas o nulas posibilidades de volver a La Moneda, incluso por varias décadas, dicen desde el propio bloque oficialista.
Otra de las ideas centrales es destacar que el país de 2014 debe ser “distinto” al de 2009 que dejó Bachelet y más parecido al la actual gestión que “recuperó la senda del crecimiento”.
El giro político de Larraín
El mandatario no quiere -y así lo ha manifestado en varias oportunidades- entregarle la banda presidencial a un candidato de la oposición, mucho menos a Michelle Bachelet. Sería un “grave retroceso”, sea quien sea, finalmente el candidato del sector.
El concepto ya ha sido remarcado por el abanderado presidencial de la UDI, Laurence Golborne, en el marco del cónclave de la centroderecha: “Me rebelo a que el presidente Piñera le entregue la banda a un gobierno de la Concertación y el PC”.
La puesta en escena de varios ministros sectoriales emplazando desde La Moneda a la Concertación y directamente a Michelle Bachelet por la tramitación del presupuesto, también forma parte de la nueva impronta que buscan darle al gobierno en este pedregoso camino hacia las elecciones de 2013.
El viernes pasado fue la oportunidad del ministro de Hacienda, Felipe Larraín, quien en Enade y frente a cientos de empresarios -que podrían ser considerados votos de su sector- los emplazó a tomar definiciones políticas, planteando directamente que temía por un “descarrilamiento” del buen rumbo que ha tenido la economía en los dos últimos años.
“En 2013, los chilenos tendrán que comparar entre cómo están y como estaban el 2009 para tomar la decisión sobre quién votar para el próximo presidente de Chile”, sostuvo al término de su particular presentación. Y es que a diferencia de sus formales presentaciones, el titular de las finanzas públicas incluyó, en esta ocasión, dos videos: uno sobre los indignados en Europa para dar cuenta cómo la crisis que proviene de Europa no ha impactado a Chile y un segundo video de Chile, que mostraba un Chile próspero, pleno de buenas noticias, incluido un hombre a caballo con la bandera chilena que a muchos recordó la franja del plebiscito. Las movilizaciones locales, en tanto, fueron exhibidas como la muestra de la violencia que “no queremos para nuestro país”.
En todo este esquema, la llegada de Andrés Chadwick al Ministerio del Interior ha sido clave. El, personalmente, se ha encargado de comunicar el nuevo diseño de trabajo a las autoridades de gobierno. Su rol como jefe político se ha plasmado en la dirección de los comités políticos de cada lunes en La Moneda y las reuniones que ha liderado con las directivas de todos los partidos políticos.
En la “bajada de línea” también ha estado la nueva vocera, Cecilia Pérez (RN), quien ha adoptado un rol más firme y en momentos hasta duro, con respecto a la oposición.
El factor Bachelet
En La Moneda hay conciencia del “fenómeno Bachelet” y aseguran -incluso más recurrentemente que en la Concertación- que será ella la candidata e incluso la próxima presidenta, pero, apuntan, “no por esto hay que quedarse en la casa”.
Desde los partidos de la Alianza se remarca que no hay que perder de vista al 43% de los “votos duros” del sector -muchos de ellos presentes en la Enade del viernes- y que por ello, resulta “adecuado sacar al pizarrón” a la ex mandataria y recordar errores como el Transantiago, la confusa situación vivida durante el terremoto en la madrugada del 27 de febrero de 2010, la desaceleración económica y la crisis educacional que se inició con el “pingüinazo” de 2006.