Presidente de la Cámara de Diputados: “Un salario mínimo de $ 250 mil es posible”
Dice que “Chile está en una sólida posición para enfrentar una crisis, gracias a que hemos sido responsables fiscalmente durante los últimos dos años”.
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Por Rodolfo Carrasco M.
En busca de acuerdos que permitan avanzar en lo político y social en el Parlamento, se encuentra el presidente de la Cámara de Diputados, Nicolás Monckeberg RN, quien sostiene que siempre es posible el entendimiento, a pesar del tenso clima que ya se vive ante las próximas elecciones municipales y presidenciales.
- ¿En qué etapa está el acuerdo laboral que alcanzó con Osvaldo Andrade (PS)?
- En los próximos días ingresaremos el proyecto de ley que materializa el acuerdo. Desde que anunciamos este acuerdo hace unas semanas, parlamentarios de distintos partidos han querido sumarse lo que augura una expedita tramitación. Personalmente, estoy más convencido que nunca que es muy necesaria una modernización en la agenda laboral, que proteja más eficazmente a los trabajadores y que permitan a la vez a las empresas adaptar su organización y funcionamiento a las nuevas exigencias de los mercados.
- ¿Es posible tener un salario mínimo de $ 250 mil?
- Por supuesto que podemos tener un salario mínimo de $ 250 mil y ojalá sea más que eso. La pregunta es cómo lo logramos sin afectar el empleo, la formalidad y la estabilidad laboral. La experiencia muestra que cuando se imponen restricciones o rigideces al trabajo, eso es pan para hoy y hambre para mañana, ya que el empleo cae. Si de verdad queremos lograr pronto un incremento sustantivo al salario mínimo, lo más importante es seguir favoreciendo con fuerza la inversión, la competencia y el emprendimiento, esto tiene efectos muy positivos en el empleo y, por lo tanto, en los salarios. Por ejemplo, es clave y urgente revisar, sin que afecte derechos adquiridos, ciertas políticas que hoy puedan estar dificultando la contratación formal, tales como la indemnización por años de servicio, que en Chile constituye un pasivo enorme a las empresas medianas y pequeñas, impidiendo la movilidad laboral y jugando en contra del alza de salarios.
- ¿Hasta qué punto es posible tener un mejor clima de entendimiento en el Congreso entre Concertación y Alianza?
- En este punto no tenemos alternativa. La ciudadanía nos pide a gritos que nos pongamos de acuerdo y logremos más diálogo en materias legislativas claves. No podemos transformar el Parlamento sólo en una lucha descarnada por recuperar o mantener el poder por legítima que esta lucha parezca. El gran desafío del Congreso es recuperar la confianza de la gente o al menos no seguir perdiéndola. Para ello es necesario actuar con más diálogo y respeto. Todo los días me pregunto, ¿hoy el Congreso está creando problemas al país o los está solucionando como corresponde?
- ¿Qué mea culpa hace del trabajo legislativo?
- Sin duda en el plano legislativo en ciertos períodos en los últimos diez años hemos perdido eficacia. El Congreso debe tener una agenda menos reactiva y más eficaz. Ante proyectos y problemas relevantes esta bien que se debatan con profundidad las diferencias, pero finalmente debemos procurar llegar a un proyecto final común. No es posible seguir eternizando discusiones de proyectos importantes que finalmente toman años sin ver la luz.
- ¿En qué quedara el acuerdo por reformas políticas con la DC? Carlos Larraín insiste en convocar a la DC ¿Hasta cuando lo intentarán?
- Lo digo con claridad: todo acercamiento político o ideológico que podamos impulsar con aquellos sectores de la DC y de centro, con quienes compartimos raíces humanistas-cristianas comunes y defendemos principios básicos como la libertad individual, no sólo son posibles, sino hoy más necesarios que nunca.
- ¿No le parece excesivo lo que está ocurriendo con la investigación del 27/F? Hay quienes aseguran que la agenda del oficialismo solo está orientado a derrumbar a Michelle Bachelet...
- Los parlamentarios tienen el legítimo derecho a fiscalizar, nadie puede desconocer que la propia oposición lo ha hecho también estos meses y con dureza. Como presidente de la Cámara no me corresponde pautear ni mucho menos vetar las investigaciones de los diputados, sólo insistir que el país nos demanda que lo hagamos con seriedad y responsabilidad. El clima de confrontación que producen estas investigaciones, por supuesto que complican las relaciones entre gobierno y oposición, pero nada puede justificar eventuales bloqueos legislativos.