Economía y Política

Rodrigo Hinzpeter: “Tendremos niveles de popularidad consistentes con nuestra obra”

El jefe de gabinete da vuelta la página en la pugna UDI-RN y dice que la explicación de Carlos Larraín le pareció satisfactoria. Además, reconoce los conflictos con otros actores políticos, pero afirma que “siento que a veces se arma un alboroto mayor en torno a lo que hago”.

Por: | Publicado: Sábado 28 de enero de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por Patricia Arancibia Clavel



Rodrigo Hinzpeter (45) es mucho más empático y cálido de lo que se percibe públicamente. Su imagen de hombre duro tiene que ver más con sus funciones que con su real personalidad. Como ministro del Interior ha debido enfrentar difíciles situaciones, una de las cuales está hoy en pleno desarrollo: la crisis provocada en la Alianza a raíz del acuerdo RN-DC. Abierto a hablar de este tema y otros, nos recibe en su despacho de La Moneda justo antes de salir de vacaciones.

- ¿Cuál es su visión de la crisis que está afectado hoy a la Alianza? Para algunos, una de las más graves de los últimos tiempos…

- Yo no comparto ese juicio, creo que se magnífica. Siempre hay tensión en las convivencias de las coaliciones políticas y este no es el primer caso de desavenencias en estos dos años de gobierno. No es del caso refrescar la memoria con episodios amargos, pero más importante es cómo se ha estado enfrentando el problema para revertirlo. El presidente de RN hizo un gesto muy valioso al plantear que si alguien se sintió desplazado con su conducta, pedía disculpas. La UDI también ha hecho un gesto al recogerlas y ambos partidos siguen comprometidos en trabajar en forma prioritaria dentro de la Coalición, cualquier eventual modificación al sistema electoral.

- Pero quedan heridas, difíciles de curar, que no ayudan en nada a la unidad…

- Esto ocurre muchas veces en política, pero en un tiempo más este episodio quedará totalmente superado. Aquí no se ha producido un resquebrajamiento real de la Coalición y quizás, aunque suene un poco de perogrullo, pienso que estas crisis pueden servir para aprender y fortalecer la unidad.

- No se ha notado, más aún con las últimas declaraciones después del Comité Político del martes…

- Por experiencia, estos episodios tienen siempre tiritones de último minuto. Son estertores que no creo que tengan la fuerza para provocar una situación de conflicto de envergadura en las semanas que vienen.

- Una de las críticas de fondo es la falta de liderazgo y manejo político de La Moneda para evitar este tipo de situaciones que obviamente no le hacen bien al gobierno…

- La política es muy injusta, porque sólo se advierten las situaciones que producen problemas, pero no todas aquellas en que se ha ejercido, con eficacia, un liderazgo político por parte del presidente, del ministro del Interior y otros ministros que han permitido conducir y canalizar apropiadamente divergencias que son razonables que existan dentro de nuestra coalición. No es justo cuando, por ejemplo, un senador de la coalición saca una conclusión general de falta de conducción o liderazgo a partir de un episodio particular.

- ¿Se refiere a los dichos del senador Novoa?

- Bueno, él hizo un planteamiento de esa naturaleza, y yo digo que es probable que si el senador Novoa conociera otros episodios donde la conducción y el liderazgo del presidente y el ministro del Interior han sido importantes, quizás cambiaría de opinión. Gobernar es una cuestión difícil porque supone equilibrar posiciones y visiones divergentes. Este tipo de situaciones le ocurren a todos los gobiernos, en Chile y en el mundo.

- La crítica a la falta de liderazgo es transversal…

- Siento que de repente se demanda de nuestra Coalición un orden que no se demandaba de la Concertación. Cada vez que existían divergencias dentro de la Concertación, se decía que era fruto de su diversidad. Cuando las diferencias se producen en nuestra coalición, se dice que es fruto del desorden. Yo creo que ni tanto ni tan poco. Hay que preocuparse de tener una Coalición ordenada, pero hay que aceptar que siempre va a existir una dosis de divergencia y que, de tanto en tanto, se pueden producir episodios de desencuentro como los que han ocurrido ahora. Lo importante es la capacidad para resolverlos rápido y creo que aquí sí hemos demostrado liderazgo político y conducción.

- ¿Le pareció correcto que el presidente del partido donde milita el presidente y Ud. no les informe de un acuerdo tan importante? Se habla de traición…

- Traición es una palabra muy dura. Yo hubiera preferido ser informado y lo conversé personalmente con Carlos Larraín. Él me dio una explicación que me pareció satisfactoria y doy vuelta la página. No soy de las personas que persevera ni mantienen las discrepancias más allá de lo conveniente. Aquí hay un rumbo fijado por el gobierno, que es buscar consensos dentro de la Coalición para ver si hay posibilidades de hacerle un planteamiento al país de reforma al sistema electoral y ambos partidos han ratificado esa visión y es, en definitiva, lo que importa. 


- Desde una perspectiva global, parece positivo que la DC se acerque a la centro-derecha, que es más cercana a sus ideales social-cristianos que a los de la izquierda concertacionista…


- Yo no soy quién para dar consejos a la DC, pero si estuviera allí me preocuparía que el partido delineara con fuerza su proyecto de visión de sociedad de centro. En cambio, los veo preocupados de construir alianzas electorales con el PC, sólo con la finalidad de volver al gobierno. Desde que la Concertación perdió la elección, de lo único que la he visto ocupada, es de pensar cómo volver al gobierno, como si 20 años hubiera sido un período corto. Creo que han tenido un gran susto colectivo y ha faltado el coraje para reanalizar sus posiciones. Hoy la Concertación no tiene un proyecto de alternancia y vive en un compás de espera: que pase rápido el tiempo, preocupados de causarle la mayor cantidad de problemas al gobierno hasta que vuelva la presidenta Bachelet para encabezar una candidatura presidencial que los lleve de nuevo al poder.

- Este episodio ha sido un festín para sus opositores, que insisten en la incapacidad de este gobierno para prever crisis…

- No quiero pelear con nadie, pero hay gobiernos que no prevén los efectos de una crisis económica en el país; que no prevén que el viaje de un ex presidente va a significar su detención en el extranjero; que no prevén políticas públicas como las del Transantiago. La política es una actividad compleja, dinámica donde a veces se puede prever, y cuando no se puede, hay que corregir. Alguien dijo que en política muchos problemas no se resuelven, simplemente son desplazados por otros que trae la agenda y quedan allí. Hay algo de cierto en eso. Gobernar no es una ciencia exacta.

- Yendo al fondo, ¿por qué es necesario un cambio al binominal?

- Soy un convencido que la democracia representativa, no la directa, es un activo de nuestro país. Es un buen sistema y si uno lo valora, no puede fortalecerlo teniendo una normativa para escoger a sus representantes tan cuestionada y deslegitimada como lo es el sistema binominal. Chile optó por la democracia representativa por lo que es importante fortalecerla buscando un sistema electoral que permita que la gente sienta que aquellos que fueron escogidos son sus legítimos representantes.

- El tema entró en la agenda a raíz de las movilizaciones sociales…

- Muchos de los que salieron a la calle no se sentían representados en el Parlamento pues descreen del sistema electoral o no estaban inscritos en los registros electorales. ¿Qué estamos haciendo? Esta semana se aprobó la ley de inscripción automática y voto voluntario por lo que todos los que quieran participar podrán hacerlo, pero ahora tenemos que preocuparnos de legitimar la elección de representantes para que quienes sean elegidos sean los que verdaderamente votó la mayoría de los ciudadanos. De esta manera no podrá desafiarse a la mayoría popular y nadie podrá tener la arrogancia de decir que los parlamentarios o el presidente no los representan porque piensan distinto. Si algunos creen que hay que establecer un modelo de sociedad distinto, deben hacer sus planteamientos y presentarse a las elecciones. De hecho, uno de los candidatos en las presidenciales del 2009 tenía planteamientos en su programa muy similares a los que uno escuchaba en las protestas sociales.

- ¿Se refiere a Jorge Arrate?

- Y su votación, no recuerdo bien, ¿habrá sido un 6%? Bueno, ahí se ve lo que piensa realmente la sociedad. No debemos olvidar que aquí se escogió un presidente, con un programa votado y aceptado por la mayoría ciudadana.

- Pero en ese programa -como dijo Novoa- no está incorporado ni el cambio al binominal ni la reforma tributaria...

- Los programas son los trazos gruesos con los cuales se gobierna y sí trae un capítulo particularmente importante de fortalecimiento y modernización de nuestra democracia. Además, uno también tiene que hacerse cargo de las realidades. Las sociedades son dinámicas y van imponiendo agenda a los gobernantes.

- ¿Cuál es la nueva propuesta que reemplaza al binominal y cuando se envía a trámite?

- No puedo anticiparla porque es precisamente lo que estamos conversando con RN y la UDI para luego hacerlo con los otros partidos. Lo que sí puedo decir es que nuestra voluntad de enviar un proyecto de reforma existe. No le hemos puesto fecha como lo hicimos para la reforma tributaria porque queremos ser cuidadosos. Más que plazo pusimos una condición: construir previamente un consenso interno.

- El documento RN-DC plantea también un cambio del régimen presidencial…

- Cambiar el régimen no está dentro de la agenda programática, de su carta de navegación ni advertimos que sea hoy una cuestión urgente. Políticamente es interesante, pero el gobierno cree en principio que no es conveniente hacerlo.

- El Ministerio del Interior ha cambiado de fisonomía para centrar su atención en un tema sectorial, la delincuencia, más que en la coordinación política, que se echa de menos…

- Todo ministro tiene su carácter y estilo y el mío es fácil percibirlo, pero fue en febrero de 2010 cuando una ley que se tramitó 5 años, estableció el ministerio del Interior y Seguridad Pública creando una nueva subsecretaría de prevención del delito e incorporando funciones de seguridad ciudadana que no existían. A tal punto cambió el diseño, que volvieron a depender de Interior, Carabineros y la PDI. Entonces, aquí hay una nueva obligación impuesta por ley y que además es prioridad ciudadana significativa y real, a la que sumo otras dos tareas: el gobierno interior, es decir la relación con intendentes y gobernadores y la coordinación política y conducción del gabinete, que ejerzo mucho más de lo que a veces se ve…


- La crítica es que se ve muy poco…

- Porque -digamos las cosas como son- se contrasta con ministros que dedicaban todo su tiempo a ello. Siento que yo debo estar en los lugares y ocupado de las tareas que son más importantes para el país.

- ¿O es porque el Presidente no le da el pase?

- Siempre me lo ha dado y para ser honesto, lo he seguido con más sigilo del que a lo mejor me hubiera recomendado un asesor comunicacional. Para mí, la seguridad ciudadana es un compromiso ineludible que no abandonaré porque, más allá que pase por momentos buenos y malos, estoy convencido que es una lucha que hay que dar. Estoy confiado en que lo que estamos haciendo va a permitir que en estos 4 años cumplamos con la reducción del 15% de la victimización que nos comprometimos. La meta no es menor. La presidenta Bachelet se comprometió a reducirla en un 10% y lo cumplió apenas.

- Me gusta su voluntarismo, porque hasta ahora las cifras no lo acompañan, como las que acaba de dar a conocer el Ministerio Público esta semana...

- Aquí muchos critican con información muy superficial y errada. Lo que publicó el Ministerio Público no fueron estadísticas de delincuencia y victimización, sino de denuncias y lo que estamos procurando es justamente que aumente el nivel de denuncias. Es un dato positivo ya que significa que la gente está confiando para que los fiscales obtengan más condenas.

- ¿Alguna autocrítica?

- Siempre hay, pero no las hago públicas porque a veces sólo sirven para aumentar el oportunismo político. Obviamente hay cosas que podemos hacer mejor. Uno no es perfecto y aprende todos los días pues es una tarea compleja. Los países que la han superado han tardado 7 a 10 años, con políticas similares y evaluadas de manera semejante.

Popularidad versus calidad


- ¿Cómo se explica que habiendo implementado una serie de políticas públicas a favor de la gente, la popularidad del gobierno sea tan baja?

- He reflexionado sobre eso porque hemos hecho cosas muy buenas que no se habían realizado en años y en un marco muy difícil. Terremoto en 2010, movilizaciones sociales en 2011, de una intensidad de la que no se tenía recuerdo desde décadas y desgraciadamente se asoma para 2012 una crisis económica internacional muy grave. Pero hemos hecho el trabajo y la obra del gobierno empieza a delinearse en sus contornos con mucha nitidez. Los ciudadanos que están más distantes del quehacer político lo están percibiendo en estos últimos 30 ó 40 días y a medida que los efectos del post natal, del 7%, de las nuevas becas, de la baja del crédito a los estudiantes, de la eliminación de las listas de espera en el AUGE y tantas otras cosas permeen en la ciudadanía, pierda cuidado que tendremos niveles de popularidad consistentes con nuestra obra.

- Pero la percepción positiva puede llegar muy tarde, cuando el gobierno no tenga tiempo para proyectarse para un segundo período…

- Aquí vale una definición conceptual. Los gobiernos optan por la popularidad o por la calidad de sus políticas públicas: algunos son sumamente populares pero han tenido resultados bastante pobres en estas materias. El mayor baluarte de la protección social en el inconsciente colectivo es el gobierno de Bachelet y fue un gobierno en donde aumentó la pobreza. Así de contradictorio, claro y paradójico es. Nosotros optamos en cambio, por decisión consciente del presidente, por procurar hacer bien las cosas, confiando que el mejor abono a nuestra gestión es la calidad de nuestras políticas públicas. Los tiempos, además, permiten hacerlo. Estamos en el mes 23 y ya vemos los contornos de la obra que en seis meses más se advertirá con mucha más nitidez. Después de la siembra, viene la cosecha y será abundante para la ciudadanía.

- ¿Es este un gobierno de centroderecha?

-Sin duda que lo es. Uno de mis desafíos es desacreditar una caricatura bien urdida, con tiempo, perseverancia y hasta con convicción, que la centroderecha es en el fondo una forma de administrar el modelo económico del país. Los críticos con más mala fe, han sugerido incluso que el proyecto de la centroderecha se agotaba en intentar conservar los privilegios de los más poderosos. Esta caricatura ha hecho que muchas personas se sientan avergonzadas socialmente hablando, de decir que se sienten identificados con nosotros. La centroderecha es por lejos el sector político donde se encuentran albergadas las políticas más libertarias, más modernas y más eficientes para construir un Chile desarrollado y justo, y las dos palabras no son al azar.

- ¿Libertad y justicia social?

- Para desarrollar el país necesitamos libertad, confianza en las personas, responsabilidad individual, una economía manejada seriamente, con equilibrios fiscales, que crezca, que cree empleo y para hacerlo justo, necesitamos políticas sociales bien instrumentadas, bien diseñadas, que no generen una dependencia dañina para la libertad de las personas. Muchas veces la implementación a secas de políticas sociales, genera dependencias que aminoran y jibarizan la dignidad de las personas.

- ¿Cuál sería un buen ejemplo de una política pública de centro derecha implementada por el gobierno?

- El ingreso ético familiar. Una visión que no fuera de nuestro sector, no exigiría como nosotros un compromiso basal a cambio de ayuda económica. Ese compromiso no me parece ni indigno ni incorrecto, al contrario alienta la autosuperación. Lo otro es simplemente entrega paternalista, que es tiránica con la libertad porque genera dependencia. La peor campaña del terror es la que siente una persona vulnerable que frente a un evento de alternancia política, tiene miedo de perder la ayuda del gobierno de turno. No hay que convertir a las personas en rehenes de las políticas sociales.

- ¿Se siente con el apoyo suficiente para seguir adelante?

- Mis meses en el ministerio no han sido fáciles. He tenido hartos conflictos con distintos actores políticos, pero siempre he tenido la fortaleza personal y el apoyo más importante: el del presidente de la República, de otros ministros y de muchas personas y dirigentes de la Coalición, para seguir trabajando. Por alguna razón que no logro explicarme, siento que a veces se arma un alboroto en torno a lo que yo hago, mayor que si las mismas actuaciones las hiciera otra persona. Pero, estoy actuando con gran honestidad y apegado a mis convicciones y las del gobierno.

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