El Partido Comunista de China celebra 90 años presumiendo del boom que cautivó al mundo
Ex funcionarios comunistas que sabían poco de economía ahora son celebrados como hábiles gerentes de algunos de los mayores conglomerados del mundo. Y Beijing recibe halagos por su gestión macroeconómica.
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Por Cary Huang en Beijing
Cuando a Wei Wenyuan, de 35 años, y varios otros funcionarios del Partido Comunista se les pidió en 1990 que formaran un grupo de trabajo para crear la primera bolsa de valores de China, en Shangai, no sabían nada de una institución tan capitalista en esencia.
No sabían lo que era una sociedad con accionistas antes de su primera visita a la Bolsa de Valores de Hong Kong. Unos meses después, el 19 de diciembre de 1990, Wei, primer gerente general de la bolsa de Shangai, abrió el primer día de operaciones golpeando un gong en el ex lobby de un hotel convertido en centro de transacciones.
Tenía una sola corredora de 25 miembros, unas 30 empresas inscritas, incluyendo ocho acciones, y una rotación diaria de casi tres millones de yuan.
Saltemos 21 años y la capitalización de mercado combinada de las bolsas de Shangai y Shenzhen, ambas en China continental, es ahora la cuarta mayor del mundo. Cientos de empresas chinas de propiedad estatal y privada también cotizan en Hong Kong, Nueva York, Londres y otras bolsas extranjeras, con sus acciones en gran demanda entre inversionistas internacionales.
Es prueba de que el fallecido Deng Xiaoping tenía un punto cuando dijo a sus camaradas que se sumergieran en la economía de mercado como si estuvieran “cruzando el río tanteando las piedras”.
Ex funcionarios del Partido Comunista que sabían poco de economía ahora son celebrados como hábiles gerentes de algunos de los mayores conglomerados del mundo. Y Beijing ha sido alabado por su exitosa gestión macroeconómica, convirtiendo a la mayor economía en desarrollo en la segunda economía más grande del mundo en la última década. La bonanza económica de China ha encandilado a los inversionistas y cautivado al mundo con una larga lista de logros. A lo largo del camino, el Partido Comunista ha desafiado las predicciones de que colapsaría tras el ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio en 2001.
Tras tomar el poder en 1949, el Partido Comunista comenzó la reconstrucción de la economía destruida por la guerra en uno de los países más pobres del mundo, con ayuda de asesores soviéticos. En las primeras etapas, el nuevo gobierno logró controlar una inflación ruinosa, reconstruir la industria pesada sobre el modelo soviético e impulsar la producción agrícola. Pero la economía desmayó bajo el infame Gran Salto Adelante de Mao Zedong a fines de los ‘50 y comienzos de los ‘60 y su Gran Revolución Cultural Proletaria entre 1966 y 1976.
Incluso en los primeros años de la reforma, de 1978 a fines de los ‘80, la política económica del partido osciló de un lado a otro a medida que su ala de derecha, encabezada por el reformista Deng, lidiaba con la izquierda, liderada por su archirrival Chen Yun, arquitecto conservador de la planificación centralizada.
La verdadera reforma económica de estilo capitalista sólo surgió después del Viaje al Sur de Deng a comienzos de 1991, cuando decidió que podía implementarse cualquier cosa capitalista mientras ayudara a desarrollar la economía y mejorar la vida de las personas. En los años desde entonces, China gradualmente ha cambiado su economía planificada de la era estalinista por otra que incorpora muchas de las características de un capitalismo laissez-faire.
John Lee, experto en China del Centre for Independent Studies en Sydney y el Hudson Institute en Washington DC, dijo que las reformas parciales de libre mercado y la apertura a la inversión extranjera eran los dos pilares que daban cuenta del fenomenal crecimiento económico.
“El surgimiento de China como destino para la inversión extranjera directa ha sido especialmente importante porque ha facilitado una rápida transferencia de tecnología desde economías más avanzadas”, dijo Lee. “Esto ha contribuido al avance económico del país”.
Tim Condon, economista jefe de ING Asia, dijo que la política de puertas abiertas de Deng comenzó a revertir más de 200 años de desempeño económico subpar y había “conseguido un excelente rendimiento económico”.
Zhuang Jian, economista senior de la misión residente en China del Banco Asiático de Desarrollo, dijo que la búsqueda constante del gobierno de reformas económicas de libre mercado, desde áreas rurales hasta áreas urbanas y de la reestructuración de empresas de propiedad estatal hasta el estímulo de las empresas privadas, ha creado incentivos para todos los participantes del mercado y detonado su entusiasmo.
Y la integración del país con el resto del mundo a través de su acceso a la Organización Mundial de Comercio en 2001 introdujo la competencia entre empresas domésticas y extranjeras, animando a las primeras a aprender nuevas habilidades y gestión de las últimas, dijo Zhuang.
Chen Yannan, vicepresidente de la Academia China de Liderazgo Ejecutivo en Yanan, un centro de capacitación para altos cuadros manejado por el poderoso Departamento de Organización del Comité Central del Partido Comunista, dijo que el espíritu de “buscar la verdad en los hechos” y “cruzar el río tanteando las piedras” estaba detrás del éxito en la gestión económica del partido. “En general, el enfoque de China ha sido progresista pero sensato, una filosofía descrita por Mao y Deng”, dijo Chen. “Aprendemos y nos adaptamos a nuevas situaciones, y adoptamos las cosas que son útiles para ayudar a desarrollar China”. Citó el reclutamiento del partido de todo tipo de talentos para sus filas y el modo en que buscaba consejo entre expertos foráneos e instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial.
Pero mientras algunos celebran su éxito como un modelo que pueda ser seguido por otras naciones en desarrollo, otros advierten que es inestable e insostenible. No obstante, la mayoría está de acuerdo en que es un camino de desarrollo caracterizado por una fuerte intervención gubernamental y monopolios del estado acompañado por una reforma de mercado constante, apertura al mundo exterior y transformación doméstica.
Condon dijo que le preocupaba que el excelente desempeño de las últimas décadas fuera resultado de la implementación constante de reformas pro-mercado, pero que no hubo más reformas desde que China se unió a la OMC en 2001.