El queso causa una revolución en Israel
Por: Equipo DF
Publicado: Viernes 8 de julio de 2011 a las 05:00 hrs.
La economía de Israel marcha bien, y es uno de los pocos países en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en mostrar una tendencia declinante en la deuda pública y el déficit fiscal. Sin embargo, existe un descontento creciente acerca del modo en que se dirige la economía y el poder de los intereses empresariales dominantes. Eso fue ejemplificado de modo dramático por el furor creciente acerca del alto precio del queso cottage, un tema que surgió, inesperadamente, durante la visita del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu a Bucarest, donde le preguntaron por qué la marca israelí más vendida de queso cottage estaba disponible para los consumidores rumanos a un tercio menos que su precio en las tiendas israelíes.
El precio del queso cottage ha llegado a dominar la vida pública israelí y ha desencadenado un boycott nacional del producto. Aunque el detonante inmediato parece superficial en una economía desarrollada, en particular cuando se compra con los alzamientos políticos en los países vecinos, los temas subyacentes son serios. La rebelión refleja tendencias socioeconómicas profundamente arraigadas que, al salir a la luz pública, están forzando una reconsideración amplia de varias normas económicas y políticas.
Los paralelos con la Primavera Árabe han sido destacado y son obvios, desde el rol de Facebook (los israelíes son grandes usuarios) a través del cual la protesta espontánea de una persona explota en un movimiento masivo sin precedentes, hasta el rol central de los precios de los alimentos en la exposición de la desigualdad creciente en todas las áreas de la vida socioeconómica.
Las diferencias entre la versión israelí y los eventos en todos países de la región son igual de sorprendentes: no hay protestas ni violencia, y hasta ahora toda la “rebelión” se ha desarrollado en el marco de un debate democrático, dentro del sistema político y el Knesset (parlamento) y en la arena pública virtual y física.
Un reportaje de investigación en Globes, un diario israelí de negocios, puede haber sido el detonante: escribió sobre la desaparición de la clase media, apoyándose en los enormes diferenciales de precios de los alimentos procesados entre Israel y Europa y reveló un acuerdo de precios entre el ministerio de Agricultura y Tnuva, una gran empresa láctea. El interés público comenzó en Facebook, pero luego se trasladó al supermercado: un boycott del queso cottage hizo que las ventas cayeran hasta 25%.
Los consumidores están ahora animados por el impacto de sus palabras y acciones en las grandes firmas del país y en los políticos y quieren ampliar su campaña. Su ira ha sido avivada por campañas en Globes y su rival The Marker, exponiendo el grado hasta el cual carteles y monopolios dominan muchos sectores de la economía doméstica, y la cómoda relación que estos mantienen con los ministerios de gobierno y agencias que supuestamente los supervisan y regulan.