Expertos ven riesgo de “descapitalización” y financiamiento más caro para compañías

Los gerentes de Finanzas deberían estar preocupados. Este es el duro diagnóstico de expertos tributarios que anticipan que la eliminación del Fondo de Utilidades Tributarias (FUT) generará una "importante" merma en la caja de las compañías, lo que podría llevar a una "descapitalización" de algunas, en especial de las no abiertas a bolsa.
Bajo esa su lupa, la eliminación del FUT y el paso a una base devengada plantea el riesgo de que se reduzca el incentivo para que los socios de las empresas reinviertan las utilidades en las mismas, dado que estas deberán tributar en la medida que se generan y no en que se retiran vía dividendos, como ocurre actualmente.
"Eso indudablemente conlleva a que los beneficios que antes habían para conservar la utilidad dentro de la empresa disminuyan, afectando el crecimiento de la misma y con ello sus utilidades futuras", advierte Christián Aste, de AVL Abogados.
En el mensaje del proyecto de ley se explican claramente las razones para eliminar el FUT. El documento detalla que en la actualidad las empresas ya cuentan con un acceso a financiamiento más diversificado, concluyendo así que se hace innecesario mantener el actual esquema de gravámenes con que se regula dicho aspecto.
Sin embargo, los expertos advierten que la reforma olvida que el mecanismo que opera desde principios de los ochenta ha permitido que las compañías de distinto tamaño puedan crecer en base al capital que se queda dentro de las empresas y que las alternativas de financiamiento se encarecerían con las opciones que allí se señalan.
Por ejemplo, los créditos bancarios tendrán un mayor costo por el alza del impuesto de timbres y estampillas (de 0,4% a 0,8%) y las tasas de interés que se cobran tenderán a encarecerse por la mayor demanda que se produciría. Además, los cambios respecto de las ganancias de capital disminuirán el interés de los inversionistas extranjeros por participar en las colocaciones de algunos tipos de bonos. "No sería extraño que esto genere un alza en los intereses que tengan que pagar las empresas por este tipo de financiamiento", agregan.
Ahora bien, si la empresa opta por un aumento de capital serán los propios socios quienes deberán recurrir con dinero, pero ese dinero muchas veces proviene de alguna de las formas de financiamiento antes descrita.
El socio de tax & legal de Deloitte, Álvaro Mecklenburg, advierte que la eliminación del "costo de salida" del capital con el fin del FUT llevará a fugas masivas mediante dividendos de las empresas. "Muy probablemente veremos a las grandes firmas salir más seguido a buscar créditos bancarios o a emitir bonos", adelanta.

Patentes municipales y gratificaciones
Otras "externalidades negativas" de la reforma tributaria vendrían por el lado de las patentes municipales y las gratificaciones a los empleados.
En el primer punto, al reducirse el patrimonio tributable de la compañía por la ausencia de incentivo para no retirar utilidades, el valor del aporte al municipio caería, mermando las arcas comunales.
"Como empresario, en el nuevo sistema se pasará a pagar por todas las utilidades. Entonces, la lógica empresarial sería retirar ese utilidad, por lo que baja el patrimonio de la compañía y podría perjudicar a las municipalidades. Ese efecto no ha sido previsto me parece", advierte el socio de Brent Abogados, Pedro Troncoso.

Asimismo, al reducirse las utilidades de las compañías por efecto de eliminación del FUT, las gratificaciones que por ley recibirían los empleados como participación en las ganancias de la compañía caerían drásticamente. "Las gratificaciones se entregan bajo el supuesto de que la empresa generó utilidades. Ahora, podrían haber empresas que por costos financieros dejarán de tener utilidades y los trabajadores ya no tendrían derecho a gratificación", advierte Troncoso.

Pese a que aún están en el proceso de análisis del proyecto de la reforma tributaria, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Ricardo Mewes, asegura que el documento no es muy distinto a lo adelantado por la presidenta Bachelet en su programa. "Salvo el tema de la renta presunta -que se iba a mantener en casos muy específicos y el impuesto a las bebidas analcohólicas con azúcar-, el resto prácticamente se mantiene", expone.

- ¿Pero qué es lo que más le preocupa?
- Lo más preocupante es cómo le va a afectar a la PYME el impuesto sobre utilidades devengadas, ya que eso implica una disminución del capital de trabajo. En el día a día para obtener capital de trabajo las empresas ocupan, entre otras cosas, la cobranza de utilidades que realiza por las ventas. Hoy eso podría verse mermado. Yo sé que en el detalle hay una instancia de inferir el PPM (Pago Provisional Mensual), pero en definitiva el PPM hay que pagarlo igual. Por lo tanto, la gente y los empresarios van a ir juntando el pago de los impuestos y eso significará no tener la liquidez que se requiere y, por lo tanto, hay que ir a una entidad financiera para poder financiar, algo que hoy no lo tienen que financiar.

- ¿Destaca algo positivo en la reforma?
- Desde el punto de vista de los objetivos de la reforma, creo que nadie puede dudar que se necesita para mejorar los índices de equidad, donde evidentemente hay diferencias muy grandes. Lo que nosotros hemos planteado es que cuando uno genera una reforma de esta magnitud, ojalá los más pequeños, que son las PYME, sean lo menos afectada posible.

- ¿Pero los incentivos para las PYME respecto a la inversión y el ahorro, son suficientes para suplir el FUT?
- Los incentivos que hay respecto a la depreciación instantánea son buenos para algunos sectores, para aquellos que son intensivos en bienes de capital. Pero, en el caso nuestro, no somos un sector intensivo en bienes de capital. El sector comercio, el turismo y los servicios normalmente manejan computadores, unas impresoras, pero no mucho más que eso. Entonces, los sectores de servicios estamos quedando fuera. Nos falta algo para nuestro sector, que pueda paliar los otros aspectos de la reforma como el alza a la renta de un 25%.

- ¿Tiene alguna sugerencia en ese sentido?
- Nosotros planteamos a partir del trabajo que hicimos, que era deseable impuestos progresivos. Es decir, que la pequeña empresa tuviera un nivel de impuestos cercano al 20% y que de ahí pueda ir subiendo, muy parecido a lo que es la escala de impuestos personales. Eso daría cuenta del tamaño de las empresas y nos parecía una buena forma de generar los recursos que necesita el gobierno, pero sin afectar particularmente a la pequeña y mediana empresa.

- ¿Cuál va a ser el trabajo de ustedes respecto a la discusión en el Congreso?
- Una vez que tengamos el informe de la CPC, cada rama en particular tendrá que concurrir al Congreso. Pero nos quedamos tranquilos, por ejemplo con lo que planteó el senador Lagos, de que se va a recibir a todos y cada uno de los actores que tuvieran alguna opinión sobre la reforma, de tal manera de que esto fuera lo más informado posible y considerando todas las inquietudes y opiniones de todos los sectores. Esa es la mejor instancia para ir a plantear nuestras inquietudes u opinión de las medidas.