El reciente fallo de la Tercera Sala de la Corte Suprema, que el 16 de septiembre pasado declaró inadmisible el recurso del Gobierno y de opositores del proyecto minero-portuario Dominga, insufló nuevos bríos a la iniciativa, a estas alturas un ícono de la judicialización.
Para empezar, la titular del proyecto, Andes Iron, inició las gestiones para contratar las empresas de ingeniería para optimizar la iniciativa de cara a iniciar la construcción de la misma durante el primer semestre de 2026.
US$ 3.000 millones es la inversión actual del proyecto
Esto, mientras tramita los aproximadamente 700 permisos sectoriales que requiere, entre ellos, unas 200 autorizaciones para iniciar las obras, para lo cual vislumbran gastar unos US$ 20 millones. Inicialmente, los primeros trabajos son caminos, cierres perimetrales, levantamiento del campamento, entre otros, explicaron en la compañía.
Según cuentan conocedores del proceso, a las autoridades sectoriales Andes Iron se les ha hecho ver que “existe y está vigente “la Resolución Exenta Nº 161, de fecha 24 de agosto de 2021, que califica ambientalmente favorable el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto "Dominga" (RCA)” y que esta resolución tiene un periodo de vigencia una vez acabados todos los procesos de reclamación, plazo que habitualmente son cinco años.
Al mismo tiempo, la sentencia de la Suprema activó la búsqueda de un socio estratégico para Dominga. Esto dado que la iniciativa -que inicialmente requería US$ 2.500 millones de inversión- elevó sus requerimientos de capital a sobre US$ 3.000 millones.
De hecho, Andes Iron contrató un banco de inversión para buscar socios. En la propiedad de la compañía dueña de Dominga está la familia Délano Méndez, que tiene un 80% en tanto que José Antonio Garcés Silva tiene un 15% y otro 5% los ejecutivos de la compañía. El gerente general de Andes Iron, Pedro Ducci, está casado con Verónica Délano Méndez, hija del empresario Carlos Alberto Délano.
Según cercanos a la titular de Dominga, el fallo de la Suprema “aumentó significativamente el valor del proyecto al tiempo que disminuyó su riesgo”, todo ello en un contexto de demanda fuerte de minerales y altos precios.
En Andes Iron comentan que la idea es tener “un socio idóneo, que le incorpore valor al proyecto y le entregue sostenibilidad al mismo”. Esto implica cumplir a rajatabla los compromisos suscritos con la comuna de La Higuera, que además de compensaciones económicas involucran otorgar servicios como agua potable para la comunidad y pagar un “royalty social”.
Hasta el momento, la familia controladora y sus socios han desembolsado US$ 500 millones en el proyecto, lo que incluye US$ 100 millones de la compra al fondo Minería Activa de LarrainVial -donde participaba también el clan Piñera Morel- en 2013.
Dominga ha tenido una de las más extensas tramitaciones ambientales del sistema chileno. Su estudio de impacto ambiental entró al sistema el 12 de septiembre de 2013 y ocho años después logró su RCA, pero ahí continuó la aventura judicial, la que aún no culmina del todo.
De hecho, el día posterior al fallo de la Suprema, el Ministerio de Medio Ambiente, liderado por Maisa Rojas, hizo ver que el máximo tribunal no se refirió al fondo del asunto -si va o no el proyecto- y que aún quedan pendientes recursos ante la Corte de Apelaciones de Antofagasta y el Segundo Tribunal Ambiental de Santiago.
Sin embargo, en Andes Iron señalan que la resolución de la Corte Suprema acota mucho el espacio de estas instancias en sus decisiones respecto de la iniciativa.
Valor del proyecto
¿Por qué es atractiva Dominga? Sus actuales dueños hacen ver que la parte minera de la iniciativa extraerá 12 millones de toneladas de hierro y 150.000 toneladas de cobre como subproducto al año durante 22 años y ambos minerales han aumentado de precio.
El mineral de hierro lleva un alza sobre 14% en Nueva York en tanto que el metal rojo está llegando a cifras históricas desde el año pasado, subiendo más de 17% en Londres. Pero la gracia de Dominga es que el mineral de hierro es magnetita, muy demandado para hacer el llamado “acero verde”.
Con más de 67% de hierro y casi sin impurezas, la magnetita requiere menos energía en la fundición y disminuye las emisiones. “Su intensa capacidad magnética, resistencia y larga vida útil la convierten en un insumo esencial para turbinas eólicas, motores eléctricos y otras tecnologías limpias”, explican conocedores del potencial de Dominga.
Cómo será Dominga
El proyecto se divide en tres sectores: Dominga, Lineal y Totoralillo. En la primera de estas áreas estarán las instalaciones asociadas a dos zonas de explotación minera a cielo abierto denominadas Rajo Norte y Rajo Sur, planta de proceso, un depósito de lastre y un depósito de relaves espesados, además de todas las obras e instalaciones auxiliares asociadas a estos procesos.
En el denominado sector Lineal se emplazarán dos acueductos (para envío de agua fresca desalinizada y agua recirculada desde el sector Totoralillo hasta el sector Dominga), un concentraducto (para envío del concentrado de hierro desde el sector Dominga hasta el sector Totoralillo), una línea de transmisión eléctrica de 66 kV y un camino de servicio.
En tanto, en Totoralillo estará la infraestructura asociada al sistema de espesado, filtrado, almacenamiento y embarque de concentrado de hierro, así como las obras para la captación, desalinización, impulsión de agua al sector Dominga y descarga de salmuera al mar.