El legendario empresario minero Robert Friedland -descubridor de yacimientos como Oyu Tolgoi (Mongolia) y Kamoa Kakula (Congo)- cuenta que conoció a Laurent Frescaline, su socio cofundador de I-Pulse, hace unos 20 años, mientras exploraban juntos el desierto de Gobi en busca de cobre.
En una entrevista concedida a la revista corporativa “Somos Codelco”, el multimillonario contó que por ese entonces, los instrumentos geofísicos que se utilizaban para explorar no tenían la tecnología actual y Friedland le preguntó a Frescaline si era capaz de construir una mejor versión de la máquina Iris, usada en ese procedimiento.
El francés le respondió que podía hacer una 10 veces más potente. “Así nació Zeus, una máquina que construimos por US$ 4 millones y que nos permitió descubrir la mina de cobre Oyu Tolgoi, hoy la cuarta más grande del mundo. A partir de ahí, comenzamos a pensar en cómo revolucionar el proceso de minería del cobre”, describe Friedland.
“El próximo año escalaremos (esta técnica) al aire libre, y en dos o tres años estaremos probando esta tecnología en minas reales alrededor del mundo”.
Así nació I-Pulse, una firma tecnológica que promete revolucionar la industria. Tiene entre sus accionistas a BHP, Teck, Rio Tinto, Newmont y hace pocos días sumó a Codelco, que está entre los 10 mayores inversionistas y aportó US$ 50 millones al capital de la firma.
La energía pulsada fue inventada en los años ‘70 y se usaba principalmente en armamento militar, de donde traía su experiencia Frescaline. “Durante mil años hemos comprimido rocas para convertirlas en arena fina y extraer el metal, lo que consume enormes cantidades de energía. Ahora, en lugar de eso vamos a desgarrar la roca usando fuerza tensil, ondas de choque y agua. Esta tecnología es muy eficiente y permitirá extender la minería en empresas como Codelco durante otros 100 años, incluso con minerales de baja ley. Esto es clave para la transición energética y para mantener precios razonables del cobre”, dijo Friedland a Codelco en la entrevista, que reproducimos aquí.
“Chile tiene un enorme potencial geotérmico por estar en el cinturón de fuego (del Pacífico). Bajo nuestros pies está el poder para abastecer ciudades como Santiago sin contaminación. La geotermia es nuestro destino final”.
- ¿En qué etapa se encuentra el desarrollo de estas tecnologías y cuándo estarían listas para su aplicación a gran escala?
- En minería, casi todo toma entre 20 y 30 años. Llevamos 19 años investigando y ahora entendemos mucho mejor el problema. La unidad actual está dentro de un edificio y estamos estudiando con microscopios electrónicos cómo mejorar la recuperación metalúrgica usando fuerza tensil. El próximo año escalaremos al aire libre, y en dos o tres años estaremos probando esta tecnología en minas reales alrededor del mundo.
- ¿Qué innovaciones futuras visualiza para otras áreas?
- La energía pulsada puede aplicarse para encontrar nuevas minas, triturar y moler la roca, excavar túneles subterráneos y también en generar energía geotérmica. Chile tiene un enorme potencial geotérmico por estar en el cinturón de fuego (del Pacífico). Bajo nuestros pies está el poder para abastecer ciudades como Santiago sin contaminación. La geotermia es nuestro destino final.
- ¿Qué hará I-Pulse bajo el acuerdo con Codelco y qué rol jugará la compañía en la gobernanza?
- Codelco se une como accionista y estamos muy interesados en aplicar nuestra tecnología en sus operaciones. Llevamos 18 meses conversando, sus expertos han visitado nuestros laboratorios de I+D, y hubo muchas reuniones entre nuestras direcciones. Este es el primer paso formal de una colaboración que irá creciendo.
- ¿Qué más aporta Codelco como socio de I-Pulse?
- Actualmente, Codelco es accionista y estamos construyendo una relación de confianza. En dos años, lanzaremos esta tecnología al mundo, probablemente en Australia, Estados Unidos y Chile. Luego trabajaremos en hacerla más confiable y escalable. Codelco, como mayor productor de cobre del mundo, tiene un rol clave. El cobre es el rey de los metales, y esta alianza marca el inicio formal de un trabajo conjunto que promete mucho.
Descubridor de minas, productor de películas y amigo de Steve Jobs
Aunque en el mundo minero es conocido porque a través de su empresa Ivanhoe Mines descubrió Oyu Tolgoi en el desierto de Gobi y Kamoa-Kakula en el Congo, dos minas de clase mundial, la trayectoria de Robert Friedland es mucho más excéntrica.
Para empezar, no estudió geología ni nada remotamente cercano a la actividad extractiva. Se graduó en 1974 en el Reed College, Oregon, en Ciencias Políticas, aunque antes pasó por el Bowdoin College en Maine. Sin embargo, interrumpió sus estudios en 1970, cuando fue arrestado por las autoridades federales por posesión de LSD con un valor estimado de US$ 100.000, un cargo que sólo se anuló en los años 80.
En su tiempo en el Reed College conoció a Steve Jobs, con quien compartía un interés en la espiritualidad oriental.
Friedland cuidaba una granja de manzanas al sur de Portland, propiedad de su tío Marcel Muller y Jobs lo visitaba los fines de semana para ayudar en el huerto. Esa fue la inspiración del empresario creador del Mac para nombrar a su empresa como Apple Inc.
Una faceta menos conocida de Friedland es la de productor de películas, la que realiza a través de Ivanhoe Pictures. Dentro de la filmografía en la que suma créditos están la película Crazy Rich Asians y la serie Delhi Crime.
Fue incluido en el Salón de la Fama de la Minería Canadiense en 2016 y en el Salón de la Fama Estadounidense en 2021 por su trayectoria en el impulso de la industria global de los recursos minerales.