El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, insistió ayer en que su campaña está unida, pese a las crecientes críticas que ha recibido desde su propio partido por sus dichos sobre la familia de un soldado estadounidense muerto en combate y a reportes de que el jefe de los republicanos está “furioso” porque el nominado no apoyó la campaña de reelección del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan. Estos conflictos han hecho crecer los rumores de que el magnate estaría pensando en renunciar a la candidatura.
En referencia a su rival demócrata, Hillary Clinton, Trump escribió en Twitter ayer: “hay gran unidad en mi campaña, quizás más que nunca antes. Quiero agradecer a todos por su tremendo apoyo. ¡Venzamos a la deshonesta H!”.
El mensaje contradice el caos que se ha producido en el Partido Republicano después de que el empresario inmobiliario de Nueva York se vio envuelto en una disputa pública con los padres de un soldado estadounidense musulmán que murió en Irak.
El alboroto llevó a muchos republicanos a distanciarse de Trump, incluido el ex candidato presidencial John McCain y el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, un antiguo aliado del magnate. Ambos lo criticaron y manifestaron su apoyo a la familia Khan.
Según medios locales, el candidato ha rechazado los consejos de su equipo para que deje de discutir con los Khan y, en una entrevista publicada por el diario Washington Post el martes, negó su respaldo a las campañas de reelección del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y del senador McCain.
El mal manejo del tema Khan y la falta de apoyo a Ryan –el republicano electo de más alto rango– en la primaria de la próxima semana en Wisconsin, habría provocado la furia del presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, aseguró a Reuters una fuente republicana.
“Se siente como un tonto”, dijo la fuente sobre Priebus. El presidente del comité se siente especialmente enojado porque él hizo todos los esfuerzos para que el partido se uniera tras la candidatura de Trump, pese a que el empresario no pertenece al establishment republicano.
En un intento desesperado por hacer las paces con el partido, Trump envió ayer a su compañero de fórmula, el gobernador por Indiana Mike Pence, a apoyar a Ryan. Pence ofreció su apoyo a través de un contacto telefónico con el canal Fox News, y dijo que Trump lo “alentó fuertemente” a respaldar al parlamentario.
Plan B
ABC News informó que altos funcionarios del partido están considerando opciones para la elección del 8 de noviembre si Trump decide abandonar la carrera.
Ayer una fuente no identificada dijo a MSNBC que la agitación dentro de las filas de la colectividad es “mucho peor de lo que la gente cree”.
Un asesor republicano en el Congreso afirmó a Reuters que existe una profunda frustración en Capitol Hill por el hecho de que Trump siga involucrándose en “disputas insignificantes”.
Otros dos operadores de campaña republicanos aseguraron a Bloomberg que la mayor frustración técnica es que los disparates de Trump siguen opacando los esfuerzos del partido por atacar a Clinton, destacando que algunas acusaciones recientes en contra de la Fundación Clinton se perdieron en medio de los escándalos del nominado republicano.
¿Pero cómo funcionaría el mecanismo de reemplazo de Trump? En primer lugar, el magnate tendría que salir voluntariamente de la carrera, ya que no existe un mecanismo para forzarlo a retirarse.
Entonces quedaría en manos de los 168 miembros del Comité Nacional Republicano elegir a un sucesor. Acá hay dos escenarios: que sean los propios miembros quienes lo elijan o que reconvoquen a la convención nacional para escoger a otro candidato.
Ahora bien, el partido no tiene mucho tiempo. Si Trump renuncia, lo ideal es que lo hiciera a principios de este mes, para que el partido tenga tiempo de buscar un reemplazo.
De forma paralela, NBC News reportó que Priebus, junto con el ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani y el ex presidente de la cámara baja, Newt Gingrich, están planificando hacerle una “intervención” al magnate el fin de semana.
“La carrera actual es cuál de los dos (candidatos) es el más inaceptable, porque por ahora ninguno de ellos es aceptable”, reconoció Gingrich ayer al Washington Post. “Trump la está ayudando (a Clinton) a ganar al demostrar que él es más inaceptable que ella”, apuntó.
Consultado por Bloomberg si estos reportes eran ciertos, el jefe de campaña de Trump, Paul Manafort, respondió: “No”. “El candidato está en control de su campaña”, afirmó Manafort en una declaración separada a Fox News. “Estamos organizados” y en “muy buena forma”.
Cae apoyo
Una encuesta de Reuters/Ipsos mostró el martes que Clinton extendió su ventaja sobre Trump a ocho puntos porcentuales, desde seis puntos el viernes. Un 43% de los probables votantes favorecen a Clinton, un 35% apoya a Trump y un 9% escogió a “otro”, de acuerdo con el sondeo realizado entre el 28 de julio y el 1 de agosto, con un margen de error de más o menos 3 puntos porcentuales.
Trump también está perdiendo apoyo entre los empresarios. El martes en la noche Meg Whitman, la directora ejecutiva de Hewlett Packard Enterprise y una prominente recaudadora de fondos republicana, expresó su apoyo a la campaña de Clinton para la Casa Blanca, llamando a Trump un “personaje autoritario” y una amenaza a la democracia.
En entrevista con The New York Times, Whitman dijo que era momento de “colocar al país antes que al partido”.
Más temprano el martes, el representante Richard Hanna de Nueva York se convirtió en el primer republicano en el Congreso en apoyar a Clinton, aunque ya hay varios otros parlamentarios que han expresado que no respaldarán a Trump.
Otros empresarios que han apoyado públicamente a Clinton en los últimos días son el ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg y el multimillonario inversionista y gurú de las finanzas, Warren Buffett.