En un intento por cimentar el legado del presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, el secretario de Estado, John Kerry, presentó ayer su visión del conflicto palestino-israelí.
Kerry justificó la decisión de no bloquear la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada el viernes que llamó a poner fin a la construcción de asentamientos israelíes, ya que eso “daría una licencia para la construcción futura sin restricciones, a lo que nosotros fundamentalmente nos oponemos”.
“La solución de dos estados corre ahora un serio riesgo. No podemos, conscientemente, no hacer nada y no decir nada, cuando vemos desmoronarse la esperanza de la paz” afectada por “violencia, terrorismo, incitación, expansión de asentamientos y la aparentemente interminable ocupación” que consolida “una realidad irreversible de un único estado que la mayoría de la gente realmente no quiere”, señaló.
Reacción de Israel
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en su respuesta destacó que el discurso de Kerry está “sesgado en contra de Israel”, agregando que el secretario de Estado se refirió poco “a las raíces del conflicto, la oposición palestina al estado judío en cualquier forma”.
Y mientras que en la mañana de ayer Israel anunció que suspenderá la votación para la construcción de 500 casas en los territorios ocupados –para no dar a Kerry “una munición antes de su discurso”-, el panel municipal de Jerusalén aprobó el mismo día el levantamiento de un edificio residencial de cuatro pisos en “uno de los barrios más inflamables” de la ciudad, según la organización Ir Amim.
Cambios esperados
A su vez, el presidente electo Donald Trump -que anteriormente había pedido bloquear la resolución de la ONU y prometido trasladar la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén- llamó ayer a Israel en su Twitter a “permanecer fuerte” ante “tanto desprecio y total falta de respeto”, agregando que “¡el 20 de enero se acerca rápidamente!”.