Economía

Venezuela se hunde en espiral de violencia y casi 20% de los homicidios son cometidos por la policía

Datos no oficiales señalan que 28.479 personas fallecieron violentamente en 2016. Desde 1999, el país suma más fatalidades que naciones en guerra.

Por: María Gabriela Arteaga | Publicado: Lunes 17 de abril de 2017 a las 04:00 hrs.
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Para nadie es un secreto que Venezuela atraviesa una crisis social, política y económica –con una inflación que supera el 700%, según el Fondo Monetario Internacional–, que ha llevado al país al borde de una guerra civil con miles de ciudadanos pidiendo la salida del gobierno de Nicolás Maduro, al que consideran responsable de la situación, mientras el Ejecutivo se afianza más en el poder con el control de las instituciones y el apoyo de las reformas sociales.

Sin embargo, más allá de lo que se conoce como “la crisis venezolana”, existe un componente que se comporta como una especie de espiral sin salida: la violencia.

Actualmente persisten los mismos factores que la han originado desde hace más de una década: impunidad, ajuste de cuentas y pobreza. Pero a ello se han ido agregando nuevos componentes a medida que se agrava la situación general: delitos vinculados al hambre como resultado de políticas económicas que han desencadenado una grave escasez de alimentos; ajusticiamientos y linchamientos por la falta de respuesta de cuerpos de seguridad del Estado para atender los delitos; y las acciones militares y policiales que emprendió el gobierno para capturar delincuentes pero que no habrían tenido el éxito esperado.

Precisamente, de estos últimos operativos se desprende una alarmante cifra: cerca del 20% de las muertes violentas de 2016 estuvieron en manos de funcionarios policiales.

Violencia en cifras

Según indicó recientemente la Fiscalía General de Venezuela, la tasa de homicidios el año pasado fue de 70,1 por cada 100.000 habitantes, doce puntos más que en 2015 y la tasa más alta en la historia de la nación.

Sin embargo, la ONG Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) maneja cifras extraoficiales de que serían 28.479 los fallecidos de forma violenta, equivalente a 91,8 muertes por cada 100.000 habitantes.

Este último dato es 3,6 veces mayor al registrado en Colombia y Brasil (ambos cuentan con 25,1 homicidios), y deja muy a lo lejos a Chile cuya tasa es de 3,6, siendo la nación con la estadística más baja de América Latina y el Caribe.

Para la organización, estos referentes ubican a Venezuela como el segundo país más inseguro del mundo por detrás de El Salvador, con un índice de muertes violentas diez veces mayor al promedio global.

Por si fuera poco, los números se asemejan a los de una nación en guerra.

Un informe del Centro Sirio para la Investigación Política da cuenta de que desde marzo de 2011, cuando comenzó la guerra en Siria, 470.000 personas han perdido la vida.

Desde la llegada al poder del fallecido presidente Hugo Chávez en Venezuela, se habrían producido alrededor de 400.000 homicidios.

Los números, que de por sí son escalofriantes, generan mayor preocupación luego de que la fiscalía revelara que del registro total, 4.667 fatalidades fueron ejecutadas por efectivos policiales.

Analistas atribuyen este fenómeno a un plan de seguridad llamado Operación de Liberación del Pueblo (OLP), que fue activado por el gobierno de Nicolás Maduro en julio de 2015.

“Escuadrones de la muerte”

Las OLP fueron creadas por el Ejecutivo para “rescatar” las zonas más populares de la avasallante inseguridad pero, según organizaciones como Human Rights Watch (HWR), el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) y Amnistía Internacional, más bien han destruido los barrios más pobres del país.

Aunque en algunos operativos funcionarios han logrado dar con los sujetos más buscados, la letalidad con la que actúan los ha llevado a ser comparados con los escuadrones de la muerte de Brasil.

Las ONG estiman que los grupos de élite han asesinado a más de 750 presuntos delincuentes, y han practicado 15.000 detenciones arbitrarias y 18.000 allanamientos a viviendas, pero también han arrasado con ciudadanos de a pie que han quedado en medio de estos procedimientos.

Muchos incluso pasan a resistirse a la detención y de ellos, el 79% concluyen en casos fatales.

Hace un año, las incursiones armadas contaban con la aprobación de la población.

Ocho de cada diez venezolanos decían estar a favor de la operación, según un sondeo de la encuestadora local Hinterlaces, pero a la fecha consideran que han aportado más sangre a un país que ya estaba herido por la violencia.

Víctimas y victimarios

Para analistas, el gobierno ha atacado las consecuencias de los planes de seguridad fracasados y no las causas del problema en sí mismo, y además ha dejado a los propios uniformados en medio del espiral.

Más allá de ser efectivos que deben velar por la seguridad del país, los agentes han pasado a debatirse entre su profesión, la sobrevivencia y cumplir con las órdenes de superiores en medio de un sistema fallido.

El año pasado, solo en Caracas ultimaron a un promedio de 2,5 policías cada semana.

Rara vez caen durante sus horas de servicio y pasan a ser blanco de los delincuentes por uno de sus elementos más atractivos: sus armas de fuego.

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