Neil Gough en Shanghai
La vida es más emocionante cuando se corre a 300 Km/h en el circuito de la fórmula uno de Shanghai, al volante de un nuevo Lamborghini de unos 6,3 millones de yuanes (US$ 1 millón) alentado por un grupo de millonarios jóvenes chinos.
Ese cóctel de adrenalina, exclusividad, juventud y dinero, parece estar demostrando ser una receta para el éxito en China. Los mayores fabricantes mundiales de automóviles deportivos de alta calidad están cada vez más orientados hacia la demanda china.
Mientras las ventas totales de autos para pasajeros crecieron 5,2% el año pasado, el mercado para los “superautos” pasó a velocidad turbo.
Las ventas de Ferrari en China continental, Hong kong y Taiwán aumentaron 63% en 2011, a cerca de 800 autos. Aston Martin duplicó sus ventas con un crecimiento de 103% y Lamborghini entregó más de 340 unidades en China, un alza de más de 65% frente a 2010, cuando ya había registrado un crecimiento de 150%.
“Las carreras y los superautos deportivos de lujo se han convertido en la base de una subcultura de gran alcance, que está recién emergiendo en China”, dijo el consultor de la industria, Michael Dunne. “Las nuevas autopistas chinas de clase mundial, deja a los conductores llevar las cosas a niveles que antes sólo eran posibles en las autobahns de Alemania”.
El evento de pista de Lamborghini en Shangai, ofrece una demostración elocuente de hasta qué punto los fabricantes de superdeportivos están dispuestos a llegar para atraer a ricos clientes potenciales en China.
El año pasado China superó a EEUU como el mayor mercado mundial para Rolls Royces, mientras que Bentley vendió más autos en China que en Gran Bretaña por primera vez en sus 92 años de historia.