Por Jane Cai
Beijing
China se apegará a su política monetaria prudente en la segunda mitad del año, y un viraje en U en la política es poco probable, afirmó el gobernador del banco central.
Zhou Xiaochuan, jefe del Banco Popular de China (PBOC, su sigla en inglés), descartó la posibilidad de un relajo de la política monetaria, mencionando que la tasa de crecimiento económico de cerca de 7,5% era sensata.
“Haremos algunos cambios a la política monetaria si es necesario, pero sólo sería un ajuste en vez de grandes revisiones”, aseguró Zhou a China Central Television el lunes.
En el último tiempo había crecido la expectativa respecto de que las autoridades continentales podrían relajar la política monetaria para enfrentar una desaceleración económica luego de que Producto Interno Bruto se ralentizara a 7,5% en el segundo trimestre desde 7,7% en el período enero-marzo.
Zhou rechazó los temores de que la economía experimentaría un aterrizaje forzoso.
“Las dinámicas internas de crecimiento son todavía muy fuertes”, expresó. “No habrá desaceleraciones consecutivas”. Agregó que el PBOC intentaría alcanzar un equilibrio entre mantener el crecimiento económico, ayudar con el reequilibrio y presionar por las reformas.
El banco central estaba técnicamente preparado para la liberalización de la tasa de depósito luego de que Beijing abandonara los pisos de la tasa de préstamo el mes pasado en un paso hacia la desregulación de la tasa de interés, según Zhou.
La liberalización de las tasas de depósito, que actualmente están sujetas a un límite de 10%, sería implementada “como lo planeado”, manifestó sin dar detalles.
El país esperaba que los tipos de cambio del yuan pudieran estar estabilizados en niveles razonables, declaró Zhou añadiendo que la ganancia de 1,7% del yuan frente al dólar en el primer semestre reflejaba el superávit comercial de China.
Zhou reiteró que la liquidez de la nación era “generalmente próspera” en el mediano plazo y la situación no cambiaría por el impacto de corto plazo.
Una crisis de liquidez en el mercado interbancario en junio llevó las tasas monetarias a máximos históricos y provocó pánico por la estabilidad financiera en la economía.