Por Constanza Morales H.
Mientras en la costa occidental de Estados Unidos se encuentra la falla geológica de San Andrés, algunos argumentan que por el centro del país corre la “falla financiera del medio oeste”. La declaración en bancarrota de Detroit es la muestra más evidente de los problemas que enfrenta el denominado cinturón industrial del país: una frágil situación financiera debido a crecientes deudas y una menor recaudación de impuestos.
Durante gran parte del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, esta área que hace referencia a los estados que bordean la región de los Grandes Lagos y que se extiende desde Nueva York hasta Wisconsin, experimentó un fuerte auge de la manufactura, lo que atrajo a miles de ciudadanos que se instalaron en ciudades como Buffalo, Pittsburgh, Cleveland, Detroit, Chicago y Milwaukee.
Tras la Segunda Guerra Mundial, esta región comenzó a vivir una lenta, pero persistente decadencia. Un estudio publicado el año pasado y titulado “El declive del cinturón industrial de EEUU: un análisis macroeconómico” reveló que la falta de competencia fue responsable de gran parte del desplome.
Los poderosos sindicatos demandaban un sueldo competitivo para cada trabajador y una parte de los superávit de producción. Por otra parte, la naturaleza oligopólica de las industrias del acero, la automotriz y de la goma, entre otras, debilitaron la inversión y el crecimiento en la productividad, lo que provocó una huida de la actividad económica desde el cinturón industrial a otras partes de la nación, particularmente a todos los estados del sur.
Este proceso de desindustrialización llevó a que los trabajadores se mudaran a otras localidades, especialmente los suburbios cercanos a las grandes ciudades, lo que tuvo un impacto negativo sobre las arcas metropolitanas. Con una menor recaudación de impuestos, las administraciones se vieron obligadas a recurrir al mercado de bonos municipales para suplir sus déficits.

Pensiones sin financiamiento
Uno de los factores que se repite en gran parte de las urbes del cinturón industrial es los vacíos registrados en los sistemas de pensiones.
Un estudio de The Pew Charitable Trusts publicado a comienzos de año reveló que dos ciudades del cinturón –Chicago y Charleston– mantuvieron un nivel de financiamiento inferior a 80% entre 2007 y 2010, ubicándose al fondo de una lista de 61 metrópolis. Además, sus contribuciones anuales de pensiones no superaron 90%.
Si a esto se suman otros lugares que no son parte del cinturón, pero sí del medio oeste, la cifra se duplica.Una investigación de la Universidad de Northwestern publicada en 2010 mostró que Chicago, Detroit, Cincinnati y Milwaukee estaban entre las diez peores ciudades con pasivos de pensiones sin financiamiento. A junio de 2009, estas cuatro urbes totalizaban US$ 56.600 millones en pasivos no financiados.
La semana pasada, la agencia Moody’s le rebajó la nota a Chicago debido a los altos niveles de deuda de pensiones acumulada durante muchos años. La agencia calcula que los fondos de pensiones a fines de 2012 tenían sólo 22% de los activos que la tercera ciudad más grande de Estados Unidos necesita para cumplir con sus obligaciones. Mientras la alcaldía informó que faltaban US$ 19 mil millones para cubrir los dineros de los jubilados, Moody’s estima que el desfinanciamiento podría llegar a US$ 36 mil millones.
Sin embargo, el déficit en los fondos de pensiones no es el único problema que asedia a estas metrópolis. La pobre gestión económica y los casos de corrupción en diversos gobiernos locales, junto con la tercerización de los trabajos, también contribuyeron a que la situación se volviera casi insostenible.
¿Resurgirá de la quiebra?
Las grandes quiebras son algo raro en el mercado de bonos municipales de US$ 3,7 billones (millones de millones) de la primera economía del mundo.
En la década de los ‘70, Cleveland incumplió su deuda, pero no se declaró en bancarrota. Nueva York estuvo al borde de la quiebra en 1975, pero logró evitarla con un rescate a último minuto.
En años recientes, ciudades como Pittsburgh y Miami también rozaron la bancarrota, mientras que otras tuvieron que acogerse al Capítulo 9 de protección de quiebra (ver infografía).
James Spiotto, abogado de Chapman y Cutler y experto en bancarrota, detalló a Reuters que hubo trece declaraciones municipales de quiebra en 2011 y doce en 2012. En lo que va del año, ha habido cuatro.
Según Spiotto, la gran mayoría de las declaraciones involucran a los servicios básicos y a distritos especiales. Desde 1954, sólo 61 ciudades, pueblos y condados se han acogido a protección.
Algunos temen que la bancarrota por al menos US$ 18 mil millones de Detroit sea el inicio de una serie de quiebras por parte de las ciudades golpeadas por la crisis. Sin embargo, es poco probable que esto ocurra, porque en la mayoría de los casos las leyes estatales y municipales no permiten que las localidades recurran a los tribunales por protección, de acuerdo a Michael Pagano, decano de la Facultad de Planificación Urbana y Asuntos Públicos de la Universidad de Illinois-Chicago.
A Detroit le queda un largo camino por recorrer, pero tal como lo hicieron las grandes automotoras tras la última recesión, muchos esperan que la ciudad, cuna de Chrysler, Ford y General Motors, pueda volver a renacer.