La emblemática calle Florida en Buenos Aires, sin turistas ni oficinistas, al borde del colapso por masivo cierre de locales
En esta arteria de la capital Argentina se incrementó 1.080% la cantidad de oferta de negocios en alquiler o a la venta.
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La pandemia por el coronavirus dejó en agonía a la mítica calle Florida del centro de Buenos Aires. La falta de turistas y de oficinistas, por la implementación del homeoffice, generaron el cierre de 550 comercios, algunos legendarios como importantes librerías o marroquinerías.
Desde la Asociación que reúne a los comerciantes de la peatonal aseguran que el 2020 cerró con una caída en la facturación promedio del 80% y remarcan que hasta que no se abran las fronteras la situación no se revertirá. “Entre Florida, Lavalle y las calles perpendiculares a la peatonal hay un total de entre 1.800 y 2.000 comercios. De marzo a hoy ya cerraron el 30% de los negocios de forma definitiva. Lo más preocupante es que hoy hay muchos locales con liquidaciones totales”, describió Rafael Fajgenblat, vicepresidente 2º de la Asociación Amigos de la calle Florida.
De ese total, según explicaron al menos 300 persianas se cerraron de forma definitiva sobre la peatonal principal. “Florida entre Lavalle y Viamonte es una de las zonas más golpeadas. Sobre todo para los comercios que vivían netamente del turismo”, agregó Fajgenblat.
Los gastos de fijos son uno de los principales causantes de cierre de muchos de los comercios de la zona. Si bien, la mayoría de los inquilinos renegoció su contrato –con precios a la baja- con su locador, no todos llegaron a acuerdos fructíferos. "Muchos de los comerciantes lograron descuentos en la renta del 50%, y en general los propietarios estuvieron accesibles al diálogo, pero otros no quisieron ceder y terminaron ahogando a los comerciantes”, sostuvo Fajgenblat.
Los últimos datos de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) arrojaron que el número de locales ofrecidos —en venta y alquiler— en las principales áreas comerciales de la Ciudad de Buenos Aires registró un alza, en relación a lo que sucedía antes de la cuarentena de 263%. En la Calle Florida, según los registros de la CAC, se incrementó 1.080% la cantidad de oferta de negocios en alquiler o a la venta, siendo la arteria de Capital que más sintió el impacto del confinamiento obligatorio como consecuencia de la pandemia del coronavirus.
“El gran público de la calle Florida son como principal, los oficinistas y en segundo lugar los turistas. Hoy esos dos compradores no están llegando al microcentro y la realidad es que la gente de Buenos Aires no suele ir de compra a esa arteria”, explicó por su parte Diego Cazes de LJ Ramos.
“Esta zona no está ajena a lo que ocurre en todos los mercados de oficinas. Los edificios están vacíos. La gente no ha vuelto a trabajar, sobre todo en los grandes volúmenes. Los espacios están, con su mobiliario. Pero hasta que no se resuelva el tema de los colegios y el medio de transporte público, esta situación no se revertirá”, sentenció Cazes.
“El centro de la Ciudad de Buenos Aires se volvió más difícil de acceder por la implementación de las bicisendas y la peatonalización. A lo que se le suma además la falta de estacionamiento”, agregó al respecto Damián Di Pace, de la consultora Focus Market. Para el especialista en consumo, a esta realidad y a la falta de turismo se suma “que los alquileres de los locales en la zona son realmente muy caros. Hoy se paga por un negocio pequeño cerca de $250.000 por mes”.
Los comerciantes del microcentro le piden al gobierno flexibilizar las fronteras para que puedan ingresar los turistas del extranjero, algo que en medio del rebrote parece muy lejano de que suceda. "Hoy tenemos una moneda muy barata, eso tienta al extranjero. Los precios son muy buenos para los turistas que quieren hacer shopping en Buenos Aires, pero con estas medidas y los nuevos controles que se plantean, no podrán llegar de otros países a hacer compras. Por lo que nuestra situación está lejos de revertirse", concluyó Fajgenblat.
Entre los sectores más afectados está el gastronómico. Muchos de los cuales se nutrían de los oficinistas que almorzaban en bares y restaurantes de la zona. "Muchas empresas rescindieron sus contratos y ya no cuentan con un lugar fijo en el microcentro, pero otros todavía permanecen en la zona, aunque achicaron sus espacios", remarcó Cazes. En este sector la negociación también fue vital para mantener a los inquilinos y no dejar la oficina vacante. "Hubo muchas nuevos acuerdos, se pidieron bajas en los precios. Pero son todos casos muy
particulares, cada propietario dialogó de forma directa con su inquilino y los descuentos depende de cada industria", finalizó Cazes.
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