La economía estadounidense anotó un débil crecimiento de 0,7% durante el primer trimestre del año, el primero de la economía más grandel del mundo bajo el gobierno de Donald Trump.
La cifra es la menor en tres años y además queda bastante más bajo que el aumento del 2,1% registrado en el cuarto trimestre de 2016.
Como si fuera poco, tambuién quedó bajo lo esperado por el mercado, que estimaba una expansión de alrededor del 1 % entre enero y marzo, tras el crecimiento del 1,6 % con el que EEUU cerró el año 2016.
La razón al débil impulso del PIB se explica en el gasto de los consumidores, que creció al menor ritmo desde 2009, coincidiendo con el repunte de la inflación y la subida de la tasa de interés iniciada por la Reserva Federal (Fed). El consumo privado supone tres cuartas partes de la riqueza de la mayor economía del mundo.
El dato del PIB, que coincide con los 100 primeros días de Trump en la Casa Blanca, pone en evidencia la dificultad de acelerar el crecimiento del país y plantea dudas sobre algunos de los planes de la nueva Administración.
El equipo de Trump ha anunciado un agresivo recorte de impuestos que pretende compensar con un impulso económico del 3%, una cifra que parece difícil de alcanzar a la vista de la evolución del primer trimestre.