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“Starchitects” los arquitectos estrella construyen marcas que perduran más allá de su muerte

Por: Edwin Heatchote | Publicado: Viernes 15 de abril de 2016 a las 04:00 hrs.
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La muerte hace dos semanas de Dame Zaha Hadid, una de las integrantes de un grupo élite que han sido denominados como los “starchitecs” (arquitectos estrella), plantea una pregunta intrigante. ¿Qué pasa ahora?

Cuando los artistas mueren, el trabajo se termina. Pero cuando estos arquitectos genios mueren, por lo general se encuentran en la mitad de grandes proyectos de construcción que necesitan ser completados. Hadid, por ejemplo, dejó el estadio del Mundial de Qatar 2020 sin terminar, así como una sala de ópera en Dubai, un edificio de condominios en Nueva York, un puente en Taipei y, quizás el más intrigante de todos, un nuevo edificio del parlamento en su ciudad natal, Bagdad. ¿Habrá una estructura más simbólica?

Estas no son estructuras que puedan permanecer sin finalizar o cambiar a mitad de camino. La reputación de Hadid, ahora probablemente acentuada luego de su muerte, colocará a estos edificios como parte de un legado –podría, de hecho, hacerlos más propensos a ser construidos– y a ser construidos con exactitud. Pero, ¿y entonces qué? En el caso de las prácticas de Hadid es probable ver cómo se mantienen con el tiempo gracias a su compañero de negocios Patrick Schumacher. Pero, ¿por cuánto tiempo? Era la presencia de Hadid y su carácter lo que demandaba atención global, y su calidad de celebridad junto con los impresionantes diseños que realizó con su trabajo.

Sociedad de starchitects

La actual sociedad de los starchitecs es pequeña. Están Frank Gehry, Herzog y De Meuron; Jean Nouvel; Rem Koolhaas y los dos lord del panorama arquitectónico británico, Foster y Rogers.

Cada uno ha mostrado un enfoque diferente a la sucesión. Ghery, de 87 años, no tiene. Koolhass, de 71, tiene muchos: su firma OMA (de la cual Hadid fue miembro fundadora) siempre ha sido dirigida por un grupo de diseñadores súper brillantes que podrían, fácilmente, continuar con el legado.

Nouvel, de 70 años, ha vendido su nombre tantas veces que se ha convertido, en efecto, en el empleado clave de su propia marca. Jacques Herzog y Pierre de Meuron también tienen talentosos diseñadores de segundo nivel (y ambos sólo tienen 65 años).

Es difícil ver a Foster & Partners siendo manejada sólo por Partners, pese a que la arquitectura de esta firma podría ser, sin duda, la más fácil de continuar más allá de Norman Foster, de 80 años. Richard Rogers, 82, ha hecho el esfuerzo más claro de todos para definir su sucesión al cambiar el nombre de su empresa para incluir como socios a Graham Stirk e Ivan Harbour, una generosidad casi desconocida.

Pero Hadid ha sido la primera de este grupo de arquitectos en irse. Esta generación de talentos trotamundos nunca había perdido uno de sus más grandes nombres, así que no hay precedentes. Quizá una pista de lo que podría suceder se encuentre en otros artefactos del estudio Clerkenwell de Hadid: el calzado, los artículos de mesa, los muebles y la moda que la hacían una marca más allá de la arquitectura.

Las casas de moda están íntimamente ligadas a sus fundadores, cada una lleva su nombre; sin embargo, Yves Saint Laurent, Versace, Balmain, Dior, Lanvin y muchas otras lograron mantener sus marcas después de la muerte de sus fundadores. ¿La arquitectura podrá adoptar un modelo similar, traer jóvenes estrellas que se hagan cargo de la marca y le den un nuevo auge?

Tal vez es sorprendente que no se haya hecho antes. Las marcas más importantes de la arquitectura murieron cuando los que la crearon fallecieron. Mies van der Rohe, Le Corbusier o en Oscar Niemeyer. Las excepciones son los arquitectos que se agruparon.

Pero si los arquitectos no piensan necesariamente en una sucesión, ciertamente piensan en un legado. Se supo con gran sorpresa que el comprador de la antigua casa de Design Museum, en Shad Thames en Londres, fue Hadid. Compró el edificio para albergar su propio archivo, para que al final se abriera como museo público. Los últimos diseños que quedan de Hadid se van a construir, pero más allá de eso, el futuro, incluso para el más grande los arquitectos parece terminar con su propia mortalidad.

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