El gobierno de Grecia aseguró hoy que hará
todo lo posible para que la situación financiera "no quede fuera de
control", al tiempo que prometió recurrir a sus propias fuerzas para
no depender de la ayuda de sus socios en la zona euro.
"No esperamos que nuestra participación en la zona euro nos
solucione todos los problemas. Grecia confía en sus propias
fuerzas", dijo en rueda de prensa en Atenas el ministro de Economía,
Giorgos Papaconstantinos.
El ministro socialista agregó que pese a la rebaja en la
calificación de la deuda pública del país, Grecia "no será una nueva
Islandia", en referencia al colapso de esa economía escandinava el
año pasado, al inicio de la actual crisis financiera global.
Papaconstantinos reconoció que su país se encuentra "en una
situación difícil", aunque aseguró que el flamante Gobierno
socialista, llegado al poder tras su victoria electoral en octubre
pasado, no dejará que "la situación se quede fuera de control".
Grecia está pidiendo préstamos a intereses más bajos que hace un
semestre y no afronta necesidades inmediatas de liquidez, aseguró el
ministro.
Papaconstantinos puntualizó la importancia de que los mercados
internacionales recuperen la confianza en la economía griega, al
igual que sus socios y sus ciudadanos.
"El déficit de desconfianza en los mercados no se puede
solucionar de un día para otro y Grecia tendrá turbulencias en los
próximos y deberá de convencer cada día de que hace lo que debe",
advirtió el ministro.
Las bolsas internacionales sufrieron bajas ayer ante la inquietud
en el mercado por la rebaja de la calificación de riesgo de la deuda
pública de Grecia por parte de la agencia Fitch, quien redujo la
nota griega de "A-" a "BBB+", situándola por debajo de A por primera
vez en diez años.
La deuda pública del país helénico supera el 113% de su
Producto Interior Bruto, mientras que para este año se prevé un
déficit del 12% del PIB.