Por Constanza Morales Huidobro
Es un hecho que las naciones de América Latina vivirán un proceso de ralentización en sus tasas de crecimiento en los próximos años, pero las principales economías de la región serán capaces de soportar el ajuste gracias a sus sólidos sistemas financieros. Así lo estima Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, quien participó la semana pasada en las reuniones de los ministros de Hacienda de la Alianza del Pacífico.
Si bien no es posible entregar una fórmula general para enfrentar este nuevo escenario con menores ritmos de expansión, el economista mexicano manifestó a DF que las autoridades deben implementar regímenes de tipo de cambio flexible, velar por un marco de sostenibilidad fiscal “como el que tiene Chile” y seguir vigilando de cerca los movimientos en los mercados financieros.
En cuanto a la política monetaria, Werner afirmó que algunas intervenciones podrían justificarse, pero sólo si van acompañadas por ajustes en las políticas macroeconómicas.
- ¿Qué hechos guiarán el desarrollo de las economías de la región?
- Los países están pasando por un proceso en el que se están conjugando tres fenómenos: uno es una desaceleración de sus tasas de crecimiento hacia una que sea más consistente con un entorno de pleno empleo y de no crecimiento del precio de las materias primas.
En segundo lugar está el inicio de la normalización de la política monetaria en Estados Unidos, que significa pasar de un contexto donde el foco en la política financiera estaba en la entrada de capitales a uno donde está la posibilidad de potenciales salidas.
Y el tercer factor es manejar los riesgos de una mayor desaceleración de China y una caída en el precio de las materias primas, que aún están en niveles históricamente elevados, pero menores a los que hemos visto en los últimos años.
- ¿Qué impacto tendrán estos fenómenos?
- El crecimiento va a ser menor al registrado en los últimos ocho años. Sin embargo, las principales economías tienen sistemas financieros bien capitalizados y sólidos que aguantan este ajuste.
- ¿Qué medidas podrían implementar los gobiernos para contrarrestar estos vientos en contra?
- El primer margen de ajuste es la utilización en pleno de los regímenes de tipo de cambio flexibles. Al final del día, si los productos que uno produce valen menos y el costo del financiamiento que uno requiere es más caro eso implica que nuestros productos se tienen que abaratar respecto del resto del mundo. Por lo tanto, el tipo de cambio se tiene que mover.
También hay que seguir monitoreando los mercados financieros y el endeudamiento de las corporaciones para evitar cualquier tipo de descalce.
En la medida que esto impacte las finanzas públicas, hay que tener un marco de sostenibilidad fiscal, como el que tiene Chile. Con un marco fiscal anclado en instituciones sólidas no es necesario hacer ajustes procíclicos.
- ¿Y qué acciones se deberían seguir en términos monetarios?
- Algunos bancos centrales están interviniendo más que otros y esto responde a circunstancias idiosincráticas de los países y por eso es difícil dar una receta general. Aquellos países que han establecido marcos financieros que permiten que estos ajustes se den sin una preocupación mayor y donde la entrada previa de capitales de portafolio no fue tan masiva, como en el caso de Chile, la respuesta es muy buena. En otros países donde hemos visto una entrada masiva de flujos y donde la tenencia de extranjeros de activos locales es muy alta y estos extranjeros se quieren ir, tal vez algunas intervenciones pueden tener sentido, sobre todo si los bancos centrales acumularon grandes reservas.
Lo importante es que la intervención se dé en un entorno donde el resto de las políticas son consistentes. Cuando el uso de reservas y la intervención son un sustituto del verdadero ajuste de las políticas macroeconómicas, el riesgo de que las reservas no sean suficientes es muy elevado.
- ¿Qué desafíos ve para América Latina?
- El reto principal va a ser sostener crecimientos elevados en un escenario más complejo, con precios de las materias primas estables con un riesgo a la baja, con volatilidad en los mercados financieros internacionales e incrementos en los costos de financiamiento.
Otro desafío será cómo satisfacer las demandas de la clase media y esto lleva al reto de aumentar la productividad mejorando el nivel de educación, de la investigación y el desarrollo, haciendo nuestras economías más flexibles e implementando regulaciones menos onerosas sobre la actividad privada para estimular la inversión.
"El ajuste fiscal en EEUU fue más grande que el necesario"
Desde comienzos de año, cuando asumió su actual cargo en el FMI, y con su oficina a pocas cuadras de la Casa Blanca y del Congreso, Alejandro Werner ha podido seguir de cerca la negociación fiscal que se ha desarrollado en 2013. El debate vivirá días clave a partir de septiembre, cuando las autoridades deban decidir qué hacer con los recortes en el gasto que comenzaron a aplicarse en marzo y con el techo de la deuda, límite al que se llegaría a mediados de octubre.
Respecto del tema de las medidas de austeridad, Werner declaró que "desde el punto de vista macroeconómico, el ajuste fiscal fue más grande que el necesario" y agregó que el impacto sobre la recuperación de la primera economía del mundo fue mayor al anticipado.
El experto también criticó la composición de las rebajas. "Uno podría ajustar por la misma cantidad de mejor manera", sostuvo.
A pesar del efecto negativo que ha tenido la consolidación fiscal sobre la economía, el representante del FMI estima que el país está mostrando un buen crecimiento.
En cuanto a la discusión sobre el límite de endeudamiento, Werner espera que no se repita lo sucedido hace dos años, cuando se logró un acuerdo a última hora. "Los actores políticos tuvieron un ejemplo claro de los costos de utilizar el techo de la deuda como un elemento para lograr acuerdos más amplios", manifestó, haciendo referencia al histórico recorte que realizó Standard & Poor's a la calificación del país.