Por Catalina González S.
El miércoles 18 pasará a la historia como el día en que Wikipedia y Wordpress se fueron a negro para protestar contra la polémica Stop Online Piracy Act (SOPA) que permitiría al gobierno de Estados Unidos bloquear sitios que infringen los contenidos protegidos en línea.
Wikipedia y Wordpress bloqueron sus servicios en inglés por 24 horas, llamando al público a presionar a sus representantes para detener una ley que “daña la libertad y apertura de Internet”.
Google tomó otro camino al poner un mensaje de “Dile al Congreso: Por favor no censuren la web” en su popular página de inicio además de una imagen en negro tapando su logo para los usuarios estadounidenses. De acuerdo a EFE, más de 10.000 páginas alrededor del mundo se han unido a la huelga para detener la legislación, la cual tendrá una votación para comenzar el debate el próximo 24 de enero en el Senado a través de la Protect IP Act (PIPA). Las compañías de Internet aseguran que dañará la innovación y la libertad de expresión, comprometiendo el futuro de la web e incluso el crecimiento de la economía estadounidense.
“Algo así de grande, que luce como la mayor y más prolífica protesta online en la corta historia de Internet, hará saltar la atención de los legisladores”, aseguró a Reuters el analista en Medley Global Advisors, Jeffrey Silva.
Se enfría el proyecto
El sentimiento hacia SOPA ha ido cambiando en las últimas semanas y ayer el presidente del comité de Política de la Cámara, el republicano Tom Price, aseguró que “no está yendo a ninguna parte”.
El vocero de la Cámara, John Boehner, fue incluso más enfático al advertir que “está bien claro para muchos de nosotros que hay una falta de consenso en este punto”.
Y aunque grandes nombres de la web como Facebook y Twitter declinaron participar de la huelga en forma directa, a pesar de su oposición al considerar que no se debía involucrar un sitio mundial en una ley de carácter nacional, el debate seguirá intensificándose en los próximos días, en especial gracias a la mayor exposición y críticas que ha tenido la normativa a nivel global.
Una vez más, la presión está ahora sobre los legisladores de EEUU.