Las autoridades de Tailandia están estudiando “muy seriamente” imponer un estado de emergencia en el país luego de la violencia exhibida el fin de semana en la capital, donde los manifestantes llevan casi tres meses intentando derrocar al gobierno.
“Estamos preparados para usar el decreto de emergencia... todas las personas involucradas incluyendo la policía, las fuerzas armadas y el gobierno están considerando esta opción muy seriamente, pero aún no han llegado a ningún acuerdo”, comentó ayer a Reuters Paradorn Pattantabutr, jefe del Consejo Nacional de Seguridad, luego de haberse reunido con la primera ministra, Yingluck Shinawatra.
“Los protestantes han dicho que cerrarán varias oficinas del gobierno. Hasta ahora, sus cierres han sido simbólicos, van a oficinas gubernamentales y luego se van”, agregó. La autoridad advirtió que si las tácticas cambian y los ciudadanos clausuran bancos u oficinas estatales de manera permanente, “entonces la probabilidad de agitación aumenta y tendremos que invocar esta ley”.
Esta sería la primera vez en cuatro años que los líderes utilizan el estado excepcional.
El decreto le otorga a las agencias de seguridad amplios poderes para imponer toques de queda, detener a sospechosos sin cargos, censurar a los medios de comunicación, prohibir las reuniones políticas de más de cinco personas y declarar partes de la nación como fuera de los límites.
La ira contra el ex líder
Las manifestaciones lideradas por el opositor Suthep Thaugsuban comenzaron a fines de octubre cuando la primera ministra intentó aprobar una amnistía política que le hubiese permitido a su hermano Thaksin regresar al país.
El multimillonario ex magnate de telecomunicaciones y ex primer ministro, quien fue sacado del poder en 2006 luego de un golpe de Estado, vive en Dubai para evitar una sentencia en la cárcel por abuso de poder, pero se cree que él es quien dirige la administración de su hermana.
Los protestantes quieren eliminar su influencia a través de confusas reformas al sistema político.
Riesgo de default
Además de un impacto político, las recientes demostraciones han afectado la economía del país, ya que la incertidumbre ha llevado a los administradores de dinero a vender los activos tailandeses, lo que ha provocado que el riesgo de default de la nación se haya disparado a su mayor nivel en un año y medio.
Desde fines de octubre, los inversionistas han retirado más de US$ 4 mil millones desde las acciones y bonos del país del sudeste asiático.
Los CDS que aseguran la deuda tailandesa contra el impago alcanzaron los 160 puntos en el comercio asiático, el máximo desde junio de 2012, según Bloomberg.